Putin arroja a Rusia por el precipicio, pero aún no se da por aludido

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Vladimir Putin ha arrojado a Rusia por el precipicio, pero no se ha dado por aludido. El presidente ruso ha llevado a su país al colapso económico y todos los escenarios apuntan al impago de su deuda, una situación que sobrepasa lo ocurrido hace tan sólo 24 años, cuando numerosos fondos de inversión se vieron en problemas porque Boris Yeltsin dejó de abonar su deuda tan solo ocho después del fin de la guerra fría.

La invasión de Ucrania no sólo marca un antes y un después en las relaciones de Occidente con Rusia, sino también hacia las empresas del país. «Nadie quiere relaciones con las firmas rusas», han sostenido fuentes del mercado consultadas por este diario. No sólo a nivel global, sino también a nivel local. Algunos bares regentados por rusos en Cataluña están sintiendo en sus propias cuentas innumerables cancelaciones de reservas e incluso las gasolineras de Lukoil están teniendo graves problemas a la hora de vender.

LA DESCONFIANZA Y EL RECHAZO HACIA LAS EMPRESAS RUSAS DURARÁ AÑOS

No se trata de un boicot encubierto, como se ha hecho antaño, sino como consecuencia del cruce de sanciones entre Occidente y el país euroasiático. Tras la expulsión del sistema SWIFT de una gran parte de la banca rusa y el desplome del rublo, la siguiente etapa pasa por eliminar cualquier compra de gas o petróleo del país. Este hecho, que podría aprobarse las próximas semanas en Europa, ha disparado los precios del crudo a niveles no vistos desde el 2008. Sin embargo, la situación es completamente distinta a la de hace 14 años. Ahora existe demanda y eliminar a uno de los principales productores energéticos del mundo tan sólo encarece cualquier otro tipo de producto.

Vladimir Putin, el presidente que ha desatado un nuevo conflicto en Europa
Vladimir Putin, el presidente que ha desatado un nuevo conflicto en Europa

Pese a que Europa depende del oro negro y del gas de Putin, la UE busca no sólo mostrar su fortaleza y sacrificio derivado de las sanciones, además, ha conseguido que otras potencias tradicionalmente contrarias a adherirse a la OTAN estén ahora a favor de incluirse en el tratado. Pero Putin no se ha dado por enterado. Por ahora, busca someter a Ucrania, controlar su salida al mar, permitir la creación de dos nuevos estados en el este del país y que el granero de Europa no pueda pertenecer ni a la OTAN ni a la UE. «Ningún bloque y en la Constitución», ha afirmado el mandatario, definido ahora como un dictador.

LA OBSESIÓN CIEGA A PUTIN

Mientras Putin insiste en su invasión, que avanza a un ritmo demasiado lento debido a la heroica resistencia ucraniana, Rusia debería comenzar a preocuparse por su deuda. China, su aliada natural, ha evitado respaldar públicamente al país y se ha ofrecido como mediadora en el conflicto. El gigante asiático será su única asistencia financiera y está por ver si en esta guerra económica no habrá sanciones también para quienes ayuden a Rusia.

Que Rusia entrará en recesión este año es un hecho ya descontado en el mercado. La cuestión ahora es tratar de conocer la magnitud de la misma. Ahora bien, la situación podría empeorar si entra en juego la estanflación, como apuntan ahora la mayoría de los analistas y economistas. El mejor escenario es una subida de la inflación cercana al 10% y un retroceso del 7% del Producto Interior Bruto, pero son sólo cifras preliminares. Estos analistas no contaban con la fuga de empresas del país, que conllevará un incremento exponencial en las tasas de paro, así como la sanción más dura de todas: que Europa corte el grifo del petróleo ruso.

El escenario más benigno para Putin es incluso peor que el vivido en la crisis de 1998. Por aquel entonces, la economía rusa se contrajo un 5,3%. La undécima economía del mundo se desmorona con esta escalada bélica también por la calificación de su deuda. Moody’s ha situado el bono ruso a las puertas del infierno, mientras el rublo se devalúa con una fuerza inusitada.

LA DEVALUACIÓN DEL RUBLO IRÁ A MÁS Y LA SITUACIÓN ES PEOR QUE EN 1998

Hace catorce años, el rublo se devaluó frente al dólar, hasta rondar los 25 rublos por billete verde. Ahora la relación se encuentra en 168 a uno. Y con las cotizadas rusas cayendo a plomo en los mercados bursátiles, a excepción de la Bolsa de Moscú, que permanece cerrada por motivos obvios.

Rusia no esperaba que la Unión Europea fuera tan contundente a la hora de imponer sanciones. Tan sólo previó las de Estados Unidos, como suele hacer habitualmente con los países que favorecen prácticas ilegales. De hecho, la decisión del Viejo Continente de defender a Ucrania por la vía económica ha dejado los tipos de interés en Rusia en el 20%; mientras las reservas internacionales, valoradas en unos 162.000 millones no sirven para amortiguar el hachazo.

MOODYS APUNTA AL IMPAGO TOTAL DE LA DEUDA, EL PRIMERO DESDE 1918

Tras estas sanciones y un análisis concienzudo, la prestigiosa agencia de calificación Moody’s ha dado la puntilla al oso de Putin. La nueva nota deja las emisiones de deuda soberana a largo plazo a tan sólo un peldaño del impago, tanto en moneda local como extranjera; también para la deuda sénior no garantizada. Todo ello con perspectiva negativa, es decir, que el escenario aún puede empeorar.

A juicio de Moody’s, la economía rusa se enfrente a «graves riesgos» para su estabilidad tras las severas y coordinadas sanciones, así como los controles de capital impuestos en el país. A su juicio, se están produciendo «retrasos en los pagos de la deuda soberana«. Estas sanciones han tenido un «impacto significativo en la confianza» hacia Rusia, lo que probablemente resultará en una interrupción prolongada de la economía y el sector financiero.

HUNDIMIENTO ECONÓMICO DE RUSIA

La agencia cree que la economía de Putin se hundirá un 7% en términos reales este 2022, con una depreciación del rublo. Así, espera que la inflación campe en todo el país y disminuya el nivel de vida de los rusos. De hecho, Rusia no puede acceder a sus divisas extranjeras, mientras la retirada de liquidez hace tambalearse a todo el sistema financiero.

Además, Moody’s cree que Putin actuará a la desesperada con tal de reflotar su hundida banca, pero la improvisación podría tener como consecuencia una mayor pérdida para los inversores. La agencia considera que las sanciones más extremas acabarán llegando sobre el petróleo y el gas y «Rusia será la gran perdedora» en todos los escenarios.

El país gobernado por Putin no es la potencia que llegó a ser antes de la crisis de 1998. Su peso en el mundo se ha reducido y de hecho otras potencias, como Italia, muestran mejores cifras de exportaciones. Pero a tenor de lo sucedido en Ucrania, tanto el PIB como la capitalización bursátil de sus empresas se diluyen como un azucarillo en el café recién hecho. Lo único que le salva a Rusia son sus exportaciones energéticas, y la UE ya se ha puesto manos a la obra para evitar depender de Rusia. Entre los países que más se ajustarían a la demanda se encuentran tanto Argelia como Estados Unidos.

Sin embargo, el escenario podría complicarse si Rusia conquistara Ucrania y pusiera el dedo sobre otra potencia ajena a la UE y a la OTAN. Entre las posibilidades se encontrarían Finlandia y Suecia, que no quieren ver ahora a los rusos ni de cerca. En caso de incumplimiento de la deuda externa, sería la primera vez que se activara este escenario desde 1918, en plena I Guerra Mundial. En 1998, Rusia dejó sin pagar 40.000 millones de dólares debido a la quiebra del país.