El BCE y el Banco de España no quieren que BBVA y Santander crezcan en México

La venta del negocio bancario de Citi en México preocupa a los reguladores europeos. La intención de Santander y BBVA para conseguir una parte de los activos de Banamex no es del agrado ni del Banco Central Europeo (BCE) ni del Banco de España.

La razón es el excesivo riesgo que sumarán las dos entidades financieras incrementando su exposición en un país cuyo presidente ha decidido sacar su vena populista y nacionalista, demonizando a las multinacionales españolas, acusándolas de pillaje y de formar parte de un «contubernio económico-político» diseñado para saquear México.

Aunque de forma oficial los reguladores bancarios no han levantado la voz ni Fráncfort ni en Madrid, fuentes financieras cercanas al consejo de gobierno del BCE confirman a MERCA2 que esta preocupación existe y que es creciente.

«Elevar la exposición de la banca española a México es un error en estos momentos, porque aunque las perspectivas sean buenas desde el punto de vista de la rentabilidad del negocio financiero, el riesgo político es demasiado elevado. Eso es lo que está ahora mismo en la mente de Guindos y Lagarde y también del presidente del Banco de España», indican las fuentes consultadas.

La prueba de que este temor tiene sentido es que los principales bancos de Wall Street con presencia en el país azteca han plegado velas y han salido huyendo, siendo conscientes de que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha adoptado una deriva intervencionista que amenaza a las empresas extranjeras. En el caso del sector bancario, BBVA es el líder a través de su filial Bancomer, mientras que el Santander aspira a disputar el trono del grupo que preside Carlos Torres aprovechando la salida de Citi del país.

La propia presidenta del Santander, Ana Patricia Botín, ha confirmado el interés por adquirir Banamex, aunque ello haría necesaria una ampliación de capital que la presidenta del Santander descarta por completo. La manera de evitarlo sería no adquirir la totalidad del banco mexicano, sino una serie de activos que se vendieran de forma separada; algo que daría posibilidades a BBVA para seguir creciendo en el país, donde los reguladores no le habían permitido hasta ahora realizar operaciones corporativas de calado por problemas de competencia.

Sin embargo, al BCE –y por extensión al Banco de España– les preocupa que estas adquisiciones sean contraproducentes porque lo que se gane en rentabilidad se pierda por la vía política. No en vano el Gobierno de AMLO lleva semanas negociando con banqueros mexicanos para que compren Banamex –tanto completo como en partes, como pretende Citi– incorporando una vez más intereses políticos a los económicos, lo cual –aunque a veces sea inevitable– no es bueno para la estabilidad del sistema financiero español.

WALL STREET DEJA MÉXICO A LA BANCA ESPAÑOLA

La recientes desinversiones de entidades estadounidenses respaldan esta visión de los reguladores financieros europeos. El gigante JP Morgan puso fin a sus operaciones de banca privada y cedió los clientes precisamente a BBVA en febrero del pasado año, argumentando que los clientes mexicanos con elevados patrimonios preferían ser atendidos en EEUU.

Aunque, paradójicamente unos meses después, en octubre, el banco estadounidense señalaba en uno de sus informes de análisis que Mexico es la «joya emergente» de BBVA y Santander. ¿La causa? Que el Banco Central del país está dispuesto a subir tipos de interés para controlar la inflación y eso siempre es bueno para el negocio bancario.

La financiera American Express también ha decidido desinvertir en México colocando sus carteras de crédito entre diversos fondos de inversión y el suizo UBS es otro de los grandes grupos financieros que ha decidido finiquitar su relación con la economía azteca. La agencia Fitch Ratings en un reciente informe señalaba que están desinversiones podrían agregar incertidumbre al apetito de los inversores extranjeros y concentrar aún más el sistema financiero», en manos de Santander y, sobre todo, de BBVA.

LA VENTA POR PARTES DE BANAMEX DA OPCIONES A BBVA

En el caso del grupo que preside Carlos Torres, al principio se especuló con que la posibilidad de que dejara pasar la oportunidad de la venta de Banamex debido a que está en pleno proceso de expansión en Turquía, operación que tampoco gusta a los reguladores porque supone elevar la exposición a un mercado que sufre una depreciación de su divisa precisamente por los errores de política monetaria propiciados por la injerencia del Gobierno de Erdogán en el Banco Central del país. Sin embargo, al abrirse la posibilidad de que la venta de Banamex se produzca por partes el interés de BBVA vuelve a sentarse en la mesa de los compradores.

De momento se desconoce el precio de venta que pondrá Citi a su filial mexicana. Bank of America considera que se situará entre los 12.000 o 15.000 millones de dólares, aunque fuentes financieras españolas consultadas por este diario indican que la cifra final podría estar más cerca de los 10.000 millones. Cuando Citi anunció que colgaba el cartel de se vende Fitch y Moody´s rebajaron la calificación crediticia de Banamex, entidad que es el tercer mayor banco de México con el 12,9 % de los depósitos, el segundo en créditos al consumo con el 15,8% y el cuarto en créditos comerciales con una cuota del 9,2 %.