A Iberdrola no le basta con el problema que trae desde el año pasado respecto de las falsas facturas y el caso Villarejo del cual cada día empeora, sino que ahora se suma a una nueva investigación por parte de la Comisión Federal de Energía (CFE) de México, quien recibió una demanda contra Iberdrola por la venta irregular de electricidad proveniente de la planta Dulces Nombres. De acuerdo con la ley, en México existe una regulación para el servicio público de energía eléctrica desde 1993 la cual permite que algunas plantas conocidas como de auto-abasto, puedan generar energía para sus socios, pero sin ánimo de lucro. Por lo tanto, los dueños de estas plantas no tienen derecho de enajenar, vender o revender capacidad o energía eléctrica en México.
Sin embargo, Iberdrola ha enviado y cobrado facturas a grandes compañías mexicanas como Holcim o Cemex y otras más, en las que cobran IVA a sus clientes, por lo cual, al mismo tiempo incurre en estafa a hacienda. No obstante, no es el único problema que asume Iberdrola ya que la misma planta tenía contrato vigente hasta el pasado 31 de enero con lo cual, solicitó una nueva prórroga y fue negada.
Ya es conocido el tipo de administración de Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, que ante situaciones de denuncia y fraude ataca a empresas y entes de control por vía jurídica como es el caso con el Ministerio de Hacienda a quienes por vía legal, ha pedido revisión del IVA o en caso dado, la eliminación de parte de los impuestos sobre hidrocarburos, medida que fue adoptada por el gobierno para ayudar en la reducción de la factura de la luz en medio de los incrementos, especialmente de los precios mayoristas.
Mientras tanto, el precio de la acción de Iberdrola pierde cerca del -7,5% de su valor ubicándolo técnicamente cerca de zonas de decisión las cuales seguramente podrían verse afectadas de acuerdo con todas las noticias negativas que suelen provenir de Iberdrola.

El precio se ha ubicado nuevamente por debajo de la resistencia macro más importante que se registra de finales de octubre de 2020 y de marzo de 2021 en inmediaciones de los 10 euros por acción, precio psicológico que no ha logrado sobrepasar. Al mismo tiempo ha realizado la ruptura de las medias móviles de 50 y de 250 periodos con lo cual, y ante un retroceso a inmediaciones de los 10 euros, el precio podría lastrarse hasta los mínimos de 2021 en inmediaciones de 8,6 euros.
Sin embargo, si el precio respeta regularidad del mercado en el 61,8 de retroceso de Fibonacci del último avance y trabaja sobre dicho nivel en inmediaciones de los 9,3 euros, probablemente pueda retomar camino al alza hasta los máximos del año actual arriba de los 10,5 euros por acción, lo que equivale al 12,7% de beneficio.