Atún o salmón: ¿Cuál es el pescado más recomendable?

Tras los atracones navideños en enero siempre toca ponerse a dieta o al menos volver a una alimentación más sana, con productos menos calóricos. Dejamos atrás los fritos, asados, dulces y nos centramos en verduras, frutas y pescados. Hoy nos centramos en estos últimos, y en dos que son de lo más consumido, por su valor nutritivo y aportar grasas saludables: el atún y el salmón. Pero, si ambos te gustan por igual, ¿cual es el más recomendable? ¿Es uno más sano que el otro, o más nutritivo? Veámoslo. DOS PESCADOS MUY FITNESS No por ellos sino por los que más los consumen. Hablamos de los deportistas, por lo que decíamos antes: aporta un valor calórico más cercano a la carne pero sin los inconvenientes nutricionales, ya que el atún y el salmón tienen un elevado valor biológico sin apenas carbohidratos. Por eso forman parte de su dieta habitual, junto con las verduras, las frutas y carnes con poca grasa como el pavo y el pollo. Te contamos cuál es mejor. LO QUE APORTA EL ATÚN Veamos primero lo que nos da el atún cuando lo consumimos. Es junto al pollo una fuente de proteínas "limpias", con un mínimo aporte de grasa. También nos aporta numerosos minerales, entre ellos el hierro. Enumerando, una lata de atún, que es mejor comprar con bajo contenido en sal, o mejor aún, natural, lleva 181 calorías, 33 gramos de proteína, 4 gramos en grasas y tan solo 1 gramo de grasas saturadas. Es rico en proteína de calidad, posee ácidos grasos Omega-3, y también destaca por una importante presencia de vitaminas liposolubles como la A y D, así como vitaminas del grupo B (B1, B3, B6, B9 y B12). QUÉ LLEVA EL SALMÓN En cuanto al salmón, es otro pescado azul y que es más graso, por lo que muchos lo sustituyen en la dieta en vez de las carnes rojas. Pero, como en el atún, hablamos de grasas saludables, con Omega-3. Pero no te engañes, porque esa fama de más grasiento es exagerada, porque además no tiene muchos más contenido que el atún, al contrario de lo que se piensa. Por eso es una gran opción, ya que cocinado a la plancha es mucho más sabroso y jugoso que el atún. El salmón tiene 197 calorías, 20 gramos de proteína, 11 gramos de grasa y 2 gramos de grasas saturadas. ¿ES MEJOR EL ATÚN O EL SALMÓN? Sumando todo, no le des muchas vueltas a la hora de elegir uno u otro, salvo que haya uno que no te guste mucho comerlo. Si no es así, combínalo para no aburrirte en tus dietas, alternando el atún y el salmón. Ambos pescados son excelentes elecciones, pero si hay que elegir uno siendo estrictos, el salmón sería mejor opción en el caso de que queramos un crecimiento muscular o tengamos mucha carga de entrenamiento, al aportar más energía. Por tanto el atún sería más indicado para dietas más estrictas e hipocalóricas y en entrenamientos para definición. ATÚN SI, PERO NO EN LATA Como pasa con muchos alimentos naturales pero que se envasan y no se toman tal cual, cuidado porque se pierde parte de lo sano. En el caso del atún, sobre todo, por prisas y economía lo solemos consumir en lata, en vez de al natural. Cuidado porque, como toda conserva, tiene sus contraindicaciones, por su alto contenido en sodio, en sal y en conservantes y aditivos. Por tanto no abusar de ellas si nuestro consumo de atún es diario por todos los beneficios que hemos visto. LA VENTAJA DEL SALMÓN FRENTE AL ATÚN Precisamente es una de las razones, sino la principal, para elegir el salmón para su consumo, ya que no se vende en conserva sino al natural o ahumado. Y si no tienes también la opción, por cierto, ideales para una dieta sana como las sardinas, arenques, anchoas, caballa, melva, etc., porque además son pescados pequeños y como veremos ahora, con la ventaja de contener menos metales pesados. Son pescados azules ricos también en Omega-3, minerales y vitaminas. Destacan la sardina, el boquerón, lubina, salmonete, trucha, etc. INCONVENIENTE, LOS METALES PESADOS Hablamos tanto del atún como del salmón, porque ambos son pescados grandes y por tanto acumulan por la cadena alimentaria (comen a su vez otros peces más pequeños con metales pesados) esos peligrosos componentes que provocan la tan de moda ahora por los reveladores estudios, disruptores endocrinos. Es difícil viviendo en sociedades modernas evitarlos, porque estamos rodeados de ellos (en los materiales de los edificios, plásticos, ropa sintética...) y los alimentos, en este caso pescados, no se libran. Veamos por qué. MODERA EL CONSUMO DE ATÚN Y SALMÓN POR ESTAS RAZONES No hay contradicción en el hecho de mejor consumir estos pescados en una dieta sana y por otro moderar sus consumo. En el punto medio está la virtud, es decir, ni dejes de tomar pescados grandes ni tampoco los consumas a diario o continuamente. La razón es que el atún o el salmón son pescados que contienen metales son tóxicos y difíciles de eliminar en nuestro organismo. La contaminación de ríos, mares, lodos, etc., hace que estos metales terminen entrando en la cadena trófica. Y por eso hay presencia en los animales de elementos como: cobre, cobalto, plomo, arsénico, estaño, cadmio y mercurio. Todos ellos potencialmente peligrosos para la salud. EL PELIGRO DEL MERCURIO, SOBRE TODO El mercurio es muy tóxico. De hecho, se prohibió su utilización hace años, por eso ya no existen termómetros de mercurio por seguridad, ni otros productos que lo contenían. Este metal pesado puede producir: Desórdenes graves a nivel neurológico e incluso parálisis cerebral.Cambios de comportamiento.Temblores e inestabilidad emocional.Problemas para dormir y pérdida de memoria.Cambios neuromusculares.Dolores de cabeza.Daño en la tiroides y el riñón. EL SALMÓN, AL NATURAL Y CON PIEL En cuanto al salmón, ya que lo tomas al natural no olvides hacerlo del todo, aprovechando carne pero también la piel, al menos para cocinarlo, aunque luego la quites. El motivo es que ofrece una capa de protección entre la sartén y la carne, la cual contribuye a conseguir mantener tanto el sabor como los jugos. Cuando ya lo tengas hecho te será más sencillo poder raspar la piel para quitarla. Independientemente de que uses una parrilla o una sartén para elaborar el salmón, sazona con la piel hacia abajo hasta que esta se encuentre crujiente y acaba de cocinarlo a fuego lento.

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