sábado, 14 diciembre 2024

Condis navega entre el daño reputacional y la mala praxis en las franquicias

Condis está inmersa en una crisis reputacional por la investigación sobre 14 supermercados que operan como franquicia de la marca. La explotación laboral y el régimen de esclavitud a los que eran sometidos al menos 43 personas afecta a la segunda cadena de alimentación y distribución de Cataluña por número de establecimientos.

Las pesquisas de la Inspección de Trabajo y de la Policía Nacional señalan directamente a ocho empresas de un único investigado, que operaba en régimen de franquicia 14 establecimientos. Los delitos y sanciones no han afectado directamente a la matriz, pero el daño reputacional es un hecho.

En total, la cuantía impuesta por la Inspección de Trabajo alcanza los 729.370 euros por delitos como fraude en la contratación, falta de contrato de trabajo, falta de alta en la Seguridad Social, cesión ilegal de trabajadores, obstrucción a la actividad inspectora, infracciones en materia de jornada laboral y de prevención de riesgos laborales, y trabajo de menores, entre otros.

DURAS SANCIONES PARA UN SOLO FRANQUICIADO

Cabe señalar que la legislación laboral en España impone severas multas a quienes no tengan a sus trabajadores al corriente de la Seguridad Social, o utilicen a menores para desempeñar las tareas. Las sanciones alcanzan los 225.018 euros como máximo. La obstrucción a los investigadores supone, además, un plus añadido a estas sanciones.

Una vez conocida la sanción, Condis salió rápidamente a aclarar la sanción a su franquiciado, asegurando que «hace auditorías periódicas para comprobar la situación de los trabajadores de los franquiciados». De los 43 afectados, se han regularizado a 30 trabajadores. La investigación tiene su origen en una inspección rutinaria en un centro de Granollers tras encontrar menores trabajando en la empresa.

Pese a que la sanción administrativa es firme, Condis trata de comprobar si el franquiciado cumple con sus normativa interna y contractual. En caso de encontrarse incumplimientos de contrato, «tomará las medidas correctoras oportunas, incluso retirarle la franquicia«. De este modo, Condis admite que podría haber fallado sus propios controles internos de auditoría de su propios franquiciados.

CONDIS PROPORCIONA DIRECTRICES, PERO ES EL FRANQUICIADO QUIEN FIJA EL CONTRATO

Fuentes de la compañía, han asegurado a este medio que para «otorgar una franquicia, además de los requisitos de ubicación o de tamaño, también se valoran otras variables como la responsabilidad, la vocación comercial o un alto compromiso del franquiciado«. No es para menos. Y es que, para abrir una franquicia de Condis se piden unos 1.000 euros por metro cuadrado.

Un supermercado de esta cadena puede llegar a costar de entrada entre 200.000 y 300.000 euros, eso sí, sólo se pide un canon, sin que haya que entregar una entrada o abonar los royalties, ni canon de publicidad. Asimismo, los establecimientos deben ser de no menos de unos 150 metros cuadrados, aunque los hay más pequeños centrados en otras marcas del grupo.

El franquiciado de Condis fija la relación laboral con sus trabajadores

Para la contratación, Condis proporciona diversas «directrices», según apuntan las mismas fuentes, al franquiciado. No obstante, ha aclarado que «es este mismo franquiciado quién fija la relación laboral con sus trabajadores«. En el caso de la investigación de Trabajo, en estas franquicias no existía ningún tipo de contrato y las jornadas eran maratonianas, de hasta 16 horas diarias. De hecho, en uno de los centros sancionados, una decena de personas llegaba a dormir en el establecimiento.

CONDIS, UN NEGOCIO BASADO EN LA FRANQUICIA, PERO SIN AUTOCRÍTICA

Por este motivo, los controles de Condis fallaron de nuevo. La razón pudiera entenderse porque Condis «realiza auditorías anuales para comprobar la situación de los trabajadores de los franquiciados». Es decir, las alarmas hubieran saltado el próximo año, una vez comprobados los datos de afiliación y pagos a la Seguridad Social.

Y es que, según la investigación, la cadena no realiza ningún control sobre los contratos laborales. «Sus auditorías se centran en la imagen, que todos los productos estén colocados ordenadamente en los lineales», según apuntó un inspector de Condis a los investigadores.

LA INVESTIGACIÓN DISCREPA DE CONDIS

«Es evidente que algo ha fallado», han declarado Carmen González e Ismael Guerrero, inspectores del Grupo IV de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedad Documental (UCRIF) de Barcelona. Ambos inspectores discreparon de la versión de los letrados de la matriz de estas franquicias, ahora cerradas.

LAS INSPECCIONES DE CONDIS SÓLO SE CENTRABAN EN LA IMAGEN DE LA MARCA, NO EN LOS CONTRATOS

Las fuentes policiales consultadas entrevistaron a un abogado de Condis. Éste les facilitó los fuertes requisitos que se exigen a los futuros franquiciados para poder abrir un establecimiento de la marca. Sin embargo, «discrepamos» porque a la vista está que algo ha fallado. Y es que, trataban de averiguar si se cumplía con la normativa de la franquicia. «Se fijaban más en temas relacionados con la imagen», como que estuvieran los productos bien alineados y colocados en las estanterías.

En el supermercado de Granollers, epicentro de las averiguaciones, los trabajadores explotados dormían en el establecimiento. Y a raíz de las declaraciones pudieron intervenir en otros trece establecimientos. En este caso, «tuvieron que cerrar el supermercado porque la totalidad de los trabajadores estaba en una situación irregular en España«.

LAS PESQUISAS DERIVARON HACIA UNA NAVE QUE ABASTECÍA A TODAS LAS FRANQUICIAS QUE OPERABAN DE FORMA IRREGULAR

«Dos de ellos manifestaron su situación en la que se encontraban», ha destacado González. En este caso se identificaron únicamente las víctimas, ya que el empresario estaba ausente. Al denunciar su explotación, las pesquisas se centraron en el propietario de la franquicia, que tenía otras a su nombre o bajo la tutela de testaferros.

Sin estas declaraciones, el empresario tan sólo hubiera afrontado una sanción administrativa por haber contratado de forma irregular. Sin embargo, se destapó una red de explotación laboral. Su ámbito de actuación no solo era Granollers, donde dormían en el suelo las víctimas, sino también en Cerdanyola del Vallés, uno de los municipios con la renta más elevada del Área Metropolitana de Barcelona,

TODAS LAS FRANQUICIAS, BAJO UN MISMO PATRÓN

La explotación laboral es un delito muy difícil de demostrar. Las videovigilancias no siempre surten efecto, y es necesaria la colaboración de las víctimas para poder conocer las condiciones en las que se encuentran los empleados.

Resultó bastante difícil poder investigar todas las franquicias de Condis que operaba el empresario paquistaní. Todas ellas tenían un hecho en común. «Sólo trabajaban ciudadanos paquistanís», ha señalado González. Así se descartó realizar inspecciones en todos los centros de un día para otro. Se quería ir más allá.

«Todos tenían el mismo patrón. Algunos ponían testaferros en las empresas, pero eran explotadas por el investigado», ha asegurado. «Conseguimos vincular las empresas por una nave donde guardaban los productos que después se distribuían al resto de empresas», ha apuntado.

CONDIS, UNA FIRMA BASADA EN FRANQUICIAS

Cabe destacar que el negocio de supermercados de Condis se basa en los franquiciados. Y es que, más del 75% de estos establecimientos escapan al control diario de la compañía. Tan sólo 165 son propios.

Condis no realizó ningún ejercicio de autocrítica, aunque sí se mostró colaborativa a la hora de dar explicaciones a los investigadores y a la prensa. Los franquiciados, por su parte, pusieron todo tipo de trabas a la Inspección.

CÓMO HACER FRENTE A UNA CRISIS REPUTACIONAL COMO LA DE CONDIS

Cuando una empresa tiene una crisis reputacional, como es la de Condis, «la dirección de la empresa debe encararla», ha indicado Alberto Gómez, consultor empresarial y experto en este tipo de situaciones empresariales, a preguntas de MERCA2. «Lógicamente para ningún directivo es plato de buen gusto que salgan a la luz presuntas o posibles malas condiciones de sus trabajadores», ha apuntado.

En todos los casos en los que me he visto involucrado de una u otra manera, ejerciendo determinadas posiciones como consultor en temas de comunicación, siempre he sido partidario de ‘salir. De afrontar dicha crisis dando la cara, exponiendo los argumentos pertinentes, contextualizando y ofreciendo tanta modestia y autocrítica como, eso sí, negativa a aceptar lo que es falso», ha continuado. En este sentido, la empresa debe dar «una imagen de valentía y transparencia». «Mejor una rueda de prensa exigente de 12 minutos que una imagen huyendo de unos micrófonos», ha destacado.

Cuando existe una crisis que daña la imagen de la marca, al equipo directivo se le pide que salga «a defenderla«, pero al mismo tiempo responder a todas las preguntas, incluso las más incómodas.

LA EXPLOTACIÓN LABORAL, SEÑA DE IDENTIDAD EN LAS FRANQUICIAS

Según afirma Pedro López, coordinador general de Franquicia y Expansión, en la web de Condis, las franquicias de Condis son un «modelo integral que replica el modelo de gestión de la tienda propia«. Sin embargo, las condiciones laborales en las primeras distan mucho de las tiendas y supermercados propios.

«La explotación laboral y las condiciones penosas de trabajo están a la orden del día en las franquicias«, ha apuntado Berta Güell, investigadora en el área de migraciones del Cidob, a preguntas de MERCA2. Los más afectados en la ciudad de Barcelona y provincia son los inmigrantes, venidos principalmente de Pakistán. Es la segunda mayor comunidad extranjera asentada, tan sólo superada por los italianos.

Los pakistanís tienen una fuerte presencia, pero tienen grandes problemas a la hora de acceder al mercado laboral. Ni con los mejores estudios pueden conseguir un empleo debido a que sus estudios no están homologados, como tampoco les sirve el carnet de conducir de su país natal. Otro de sus principales problemas es la lengua y la imposibilidad de empadronarse en determinados Ayuntamientos. También tienen trabas burocráticas por su desconocimiento de los trámites legales o a la hora de pedir la tarjeta sanitaria.

TARJETA SANITARIA Y EMPADRONAMIENTO A CAMBIO DE UN RÉGIMEN DE SEMIESCLAVITUD

Con esta carga, los únicos empleos disponibles son los de trabajar al servicio de uno de los suyos. Normalmente lo hacen en establecimientos asentados, con ayuda de familiares o amigos. Quienes los han emprendido son más veteranos, con una larga trayectoria regentando pequeños comercios de alimentación o tecnología.

Güell deja claro que no se puede generalizar sobre esta comunidad. Hay gente que hace las cosas bien», ha apuntado. No obstante, ha destacado que las condiciones laborales en las franquicias «suelen ser precarias», pero destaca que los empleados «no tienen alternativa».

En los últimos tiempos, las franquicias de Condis y Suma, entre otras marcas, se han convertido en objeto deseo para esta comunidad. Sin apenas costes adicionales, más allá de la importante inversión inicial, los pakistaníes han conquistado el Área Metropolitana de Barcelona y otros municipios. Son centenares de tiendas, pero muchas de ellas destacan por sus penosas condiciones laborales.

Como pago por su trabajo, algunos empresarios ofrecen a sus compatriotas una serie de ‘beneficios’ y ayuda para tener los papeles en regla en España, pero con sueldos míseros. En las franquicias, donde suele haber un número alto de trabajadores, los empresarios «no suelen tener una relación más cercana».

LOS EMPLEADOS DE LAS FRANQUICIAS, SIN OTRA OPORTUNIDAD LABORAL

«No es lo mismo un pequeño comercio que una franquicia», ha puntualizado Güell. «Estos trabajadores no tienen muchas alternativas en el mercado laboral», ha insistido, por lo que tienen que escoger entre nada o un sueldo muy bajo, sin contrato en algunos casos y a merced de los empresarios de turno.

Estos trabajadores no tienen muchas alternativas en el mercado laboral

Al ser una comunidad donde la fraternidad está a la orden del día, los pakistaníes de los franquiciados que les explotan llegan a estar conformes con la ayuda que se les ofrece, por lo que apenas hay denuncias ante la Inspección de Trabajo. «Se les está asegurando un puesto de trabajo a un inmigrante recién llegado que tiene dificultades para abrir oportunidades en otro sector«, ha indicado.

Es una situación similar a la que ocurre a la comunidad china, donde los comercios minoristas, mayoristas y restaurantes son las principales vías para poder subsistir, al menos una vez llegados a España y concretamente a Cataluña. De hecho, en los pueblos del Área Metropolitana de Barcelona la mayoría de los bares están regentados por chinos, mientras los pakistanís se han especializado en tiendas de alimentación.


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