Tipos de presupuestos que puedes manejar en tu negocio

Como emprendedor, una de las cosas que tienes que hacer para conseguir clientes es elaborar presupuestos para informarles de cuánto cuesta un producto o servicio. Lo que quizá no sepas es que hay varios tipos de presupuestos. Podemos ponerlos en diferentes categorías en función de algunas de sus características más destacadas. Aunque hay muchas tipologías, en esta ocasión recopilamos para ti las más habituales. ¿Qué es un presupuesto? Se trata de un cálculo estimado de las ganancias y gastos asociados a una cierta actividad durante un determinado período de tiempo. Pero también es un documento que le dice a los clientes cuánto puede costarles un producto o servicio. Esto nos permite ver que hay dos tipos básicos de presupuestos. Los internos, que afectan a la operativa interna de la empresa y tratan de repartir los costes de forma equitativa, y los externos, que son los que se elaboran para los clientes. ¿Por qué es tan importante un presupuesto? Básicamente porque se trata de una herramienta de planificación. En él se refleja información que, analizada al detalle, permite hacerse una idea de cuál es el estado actual del negocio y de qué recursos dispone. Un presupuesto bien elaborado puede ahorrarte muchos dolores de cabeza. De ahí la importancia de dedicar tiempo a su elaboración y de asegurarse de que todos los datos consignados son correctos. Tipos de presupuestos según el grado de flexibilidad Presupuesto fijo es aquel que es totalmente rígido y que no está abierto a cambios. El cliente sabe desde el principio cuál será el coste final del producto o servicio que desea adquirir. Para que no te perjudique como emprendedor debes asegurarte muy bien de los costes de tu actividad. Presupuesto variable es aquel que tiene un cierto margen de flexibilidad. Le dice al cliente cuánto más o menos le costará el producto o servicio que quiere, pero el precio final se determinará una vez entregado el producto o servicio. Presupuestos según su validez Los tipos de presupuestos también se clasifican en función de la vigencia de los mismos. Un presupuesto a corto plazo es todo aquel cuya vigencia está por debajo de un año de duración. Mientras que los de largo plazo tienen una vigencia superior al año. Como emprendedor lo normal es que trabajes siempre con presupuesto a corto plazo, los de largo plazo solo se utilizan en relaciones comerciales de larga duración y también en empresas que operan en sectores complejos como las petrolíferas. Tipos de presupuestos según su función Aquí distinguimos varias modalidades en virtud de cuál sea la finalidad para la que lo elabores. Uno de los más importantes es el presupuesto de ventas, que hace una previsión del volumen de ventas y las ganancias que se van a obtener. También está el presupuesto de compras, que determina el valor de las materias primas y ayuda a conocer mejor cuál será el precio de aprovisionarse. Además, hay otros presupuestos según su función como el de fabricación o el de capital. Según el sector Los tipos de presupuestos también se determinan en función de quién sea quien lo elabora, ya que puede ser un profesional o una entidad privada, pero también una entidad pública. Esto nos permite hablar de presupuestos públicos y privados. Son públicos los que elaboran las entidades públicas para llevar a cabo inversiones o gastos de carácter público. Son presupuestos privados los que se realizan dentro del ámbito empresarial, aunque el destinatario sea una entidad pública. Según la técnica utilizada La elaboración que se ha seguido para hacer el presupuesto también influye en su tipología. Esto nos permite hablar de tres modalidades. El presupuesto tradicional es el que se elabora para un negocio teniendo como base el del año anterior. El presupuesto base cero no tiene en cuenta los datos de años anteriores. Se elabora al inicio del negocio, pero también se puede recurrir a él en otro momento. El último es el presupuesto por programas, que determina ciertos gastos en función de determinados proyectos. Tipos de presupuestos según la técnica de evaluación Tenemos por un lado el presupuesto estimado, que se elabora partiendo de datos empíricos y casos reales. Lo que se busca es que el resultado se muestre de manera probable. Por otro lado está el presupuesto estándar. Es aquel que se elabora partiendo de bases científicas, lo que hace que el resultado muestre de forma bastante fiel los objetivos que se deben alcanzar. Además, las posibilidades de error en este caso son bastante bajas. Según la finalidad Como su propio nombre indica, aquí se categoriza el presupuesto en virtud de la finalidad que se persigue a través del mismo. Tenemos, por ejemplo, el presupuesto de promoción, que es el utilizado para la estrategia de marketing. Pero también está el presupuesto de aplicación, que se elabora cuando se quiere solicitar un préstamo. Y el presupuesto de fusión, que refleja la situación financiera de un negocio antes de una fusión. ¿Cómo elaborar correctamente un presupuesto? Como decíamos al principio, es fundamental que todos los datos consignados sean lo más exactos y realistas posibles. Para ello necesitamos contar previamente con una buena base de datos para consignar la información. Por otro lado, hoy en día existen muchas herramientas digitales que son de gran ayuda a la hora de hacer los cálculos.

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