La inflación obliga al BCE a recortar la compra de deuda

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La verticalidad de la inflación en la Eurozona ha obligado al BCE a analizar profundamente el escenario. Hasta ahora los máximos dirigentes del organismo encargado de la política monetaria, como la presidenta, Christine Lagarde, como el vicepresidente, Luis de Guindos, habían asegurado que la inflación sería transitoria, temporal. Motivo por el que se ha adoptado mantener los tipos de interés en mínimos históricos. Sin embargo, en la última semana se han producido cambios en el seno del organismo. De los mensajes de tranquilidad se ha trasladado el temido riesgo que conllevan los efectos de segunda ronda de la inflación, es decir, una subida de salarios que a su vez provoca un incremento de precios, entrando así en una espiral inflacionista.

Tanto el BCE como el Banco de España han pedido a las empresas no incrementar los salarios. Pero los trabajadores no están por la labor de permanecer quietos ante la caída de su poder adquisitivo. La inflación repunta y no por el hecho de que el consumo privado haya aumentado, sino por los cuellos de botella en el transporte y el incremento casi imparable de las materias primas, entre otros. Es un escenario preocupante si entraran en escena los aumentos de las nóminas.

BCE foto portada Merca2.es

Para algunas grandes entidades financieras, la inflación ha venido para quedarse más tiempo del esperado. Goldman Sachs, a través de dos de sus más reputados economistas, daba una nueva voz de alerta. Spencer Hill y David Mericle auguran nuevas subidas de la inflación para finales de este año, alentado principalmente por el ‘Black Friday’ y las compras navideñas. Las ofertas apenas se han trasladado a los precios de los productos, y podrían tensionar aún más los cuellos de botella.

EL BCE BUSCA EVITAR LOS TEMIDOS EFECTOS DE SEGUNDA RONDA

Las esperas pueden superar el mes en un momento crucial para la industria textil y juguetera, entre otras. Según ambos expertos, la crisis de los semiconductores continuará hasta bien entrado el 2023, mientras la demanda se reducirá. Una vez que los precios alcancen sus niveles máximos, el próximo año, se irá reduciendo paulatinamente hasta el siguiente ejercicio. «Lo peor está por llegar», han advertido ambos economistas del gigante americano.

Los salarios bajos han aumentado casi un 7% durante el último año, y los salarios de los trabajadores peor pagados han aumentado casi un 13%

Asimismo, ha alertado de los riesgos de los efectos de segunda ronda al comprobar que los salarios de algunos sectores están subiendo muy por encima de la inflación. De esta forma, los precios tan sólo se relajarán en 0,5 puntos de cara al próximo año, para situarse sólo a finales del ejercicio en niveles del 2%. Debido a la renuncia de los trabajadores peor pagados a trabajar, Goldman Sachs ha advertido una fuerte subida de las nóminas de estos empleados. «Los salarios bajos han aumentado casi un 7% durante el último año, y los salarios de los trabajadores peor pagados han aumentado casi un 13%«, ha destacado en el informe. El peor escenario se activaría si estas subidas se generalizaran al resto de la fuerza laboral.

Con estas previsiones, la inflación continuará en niveles por encima de los objetivos fijados por el BCE, cuyo mandato es mantener la inflación cercana al 2%. La orden, no obstante, se ha flexibilizado para evitar una pronta subida de los tipos de interés. Sin embargo, esta situación esta agravando otro problema grave a los mercados de renta fija.

EL BCE SECA LOS MERCADOS DE DEUDA EN EUROPA

Los compradores de deuda se están quedando sin bonos en el mercado debido a la acción del BCE. Tal es la queja de algunos grandes bancos, que el BCE no está realizando el volumen máximo mensual de su compra de deuda, según han confirmado fuentes financieras a INVERSIÓN. «Existe esta queja y el BCE está flexibilizando estas compras para no secar el mercado», han destacado. Y es que, el principal temor se centra en la falta de los bonos a más largo plazo. Los que aún son rentables para el inversor.

Existe esta queja y el BCE está flexibilizando estas compras para no secar el mercado

El bono alemán a dos años, por ejemplo, ha alcanzado una rentabilidad negativa no vista en el último año, hasta el -0,774. Hay que remontarse hasta octubre del año pasado para ver un nivel tan bajo. Comprar estos bonos es pagar al Tesoro alemán para tener su deuda. Por esta razón, los inversores se centran en el más largo plazo. A 30 años, el bund se encuentra en terreno negativo, en el -0,011%, por primera vez desde agosto de este año.

La rentabilidad del bono es inversamente proporcional a su precio. Si la oferta se mantiene invariable, los tenedores de estos bonos suben su precio para equilibrar la balanza con la demanda. En esta pelea por tener deuda prácticamente segura, el Banco Central Europeo juega un papel importante. Y es que, ostenta gran cantidad de deuda y deja al resto de bancos de inversión sin poder tomar posiciones. Por esta razón, el organismo cambiará su hoja de ruta y aceptará más dinero en efectivo como deuda colateral para continuar inyectando liquidez al sistema.

LA CREDIBILIDAD DE LAGARDE, EN JUEGO

El BCE ha duplicado la cantidad de efectivo que aceptará como colateral que aportan los bancos para buscar préstamos deuda. Así, podrá alcanzar los 150.000 millones de euros como máximo. Y es que, el mercado se está quedando sin papel debido a la voracidad del organismo dirigido por Lagarde.

Este cambio en ningún caso está produciéndose en el tipo de colaterales que acepta el BCE. Es decir, no puede aceptar ningún colateral de deuda insolvente ni de préstamos de autónomos o empresas en dificultades. El organismo no ha cambiado su parecer en esta situación para mantener «su credibilidad», según apuntan fuentes del mercado.

Todo ello a pesar de que el balance de deuda soberana del BCE se ha multiplicado por diez desde el estallido de la crisis ‘subprime’. Su balance alcanza ahora los 7,1 billones de euros en deuda. Como ejemplo de esta insaciable política, el BCE ostenta prácticamente la mitad de la deuda española, en un momento en el que la deuda del Reino de España alcanza el 122% del PIB, según los últimos datos conocidos. El principal contratiempo que tendría el BCE es que algún país cayera como ocurrió entre 2008 y 2011, su deuda se depreciaría y con ello los colaterales que sustentan los préstamos bancarios.

¿Hasta dónde puede aguantar el BCE esta situación? La respuesta es que el BCE puede mantenerse porque los países continúan emitiendo deuda. Por este motivo, se mantiene esta rueda que seca los mercados de renta fija, pese a que los países soberanos están realizando emisiones de deuda sin descanso. Esta semana, por ejemplo, España emite otros 5.000 millones a menos de un año y se espera una gran demanda tras cosechar 4.100 millones este pasado jueves a cinco y diez años, con tipos marginales negativos.

SI LA INFLACIÓN SE CONVIERTE EN ESTRUCTURAL HABRÁ UN PROBLEMA DE CALADO

El BCE puede estar jugando con fuego si mantiene los tipos y la inflación se convierte en estructural. Un escenario que se activaría con la subida de salarios y un mayor consumo de los hogares. No obstante, tiene muy presente los errores cometidos en 2008 y 2011, cuando alzó el precio del euro por una inflación temporal, provocando un mayor desastre en las entidades financieras.

El próximo 16 de diciembre, Lagarde y el resto de los miembros de la junta rectora del BCE anunciarán su hoja de ruta para el 2022. «No se espera que suban los tipos», han indicado distintas fuentes consultadas por este medio. No obstante, sí se esperan las fechas para iniciar el fin de la compra masiva de deuda, que podría aplazarse hasta finales del primer semestre del año. «Cuanto antes tome la decisión, mejor», apunta un analista que espera una inflación galopante, pero temporal para el próximo ejercicio.

En ese día, el BCE dará a conocer también sus proyecciones de inflación para el 2024. Cabe destacar, que los precios están subiendo a un ritmo del 4% de media en la Eurozona, de casi el 5,5% en España, el máximo alcanzado desde 1992. Si no se ataja el problema, las nóminas de las pensiones y de los funcionarios se dispararán en ese mismo ritmo, y son cerca de 12 millones de salarios.

LAGARDE DESOYE LAS CRÍTICAS Y MANTIENE LOS TIPOS

Lagarde, sin embargo, está haciendo caso omiso a este escenario, pese a la lluvia de críticas que le llegan, especialmente desde el Bundesbank y de los países nórdicos. Tan sólo alude que la inflación remitirá, pero sin más, sin hacer nada mientras. De hecho, sus subordinados no se mueven del discurso oficial, al asegurar que «las condiciones para aumentar los tipos de interés» no se dan.

Si para el 2022 la situación no ha mejorado, el BCE habrá perdido un año, socavando así su único activo real: la credibilidad. Si los efectos de segunda ronda aparecen con crudeza de cara al 2023, el BCE no tendrá más remedio que mover ficha antes de lo previsto para atajarlo. Por el momento, no está utilizando toda su artillería para realizar las compras de deuda, calmando así a los inversores ávidos en deuda a mayor plazo, más cuando en marzo expira su programa de 1,85 billones.

Cabe destacar, además, que la masa monetaria M3 está presionando también a los precios. Para inyectar liquidez al sistema, los bancos centrales están realizando compras cercanas a los 100.000 millones anuales. Mientras, en EE UU el escenario de una subida de tipos está cada vez más cerca, aunque cabe recordar que el mandato de la Reserva Federal se centra en el crecimiento económico, y no en los precios. La inflación ha alcanzado al otro lado del Atlántico el 6,2%, su nivel más elevado en las últimas tres décadas.