Ibercaja no es un banco típico. El difícil encaje entre una competencia feroz y unos tipos de interés negativos obligó a la entidad a virar con fuerza en su esquema de negocio. Hasta el punto de que se ha convertido ‘grosso modo’ en una gestora de fondos con una rama de negocio bancario. Lo contrario a sus competidores. Una transformación en la que se ha valido de su poder de mercado para persuadir a sus clientes con un resultado desigual: muy rentable para la firma aragonesa y poco satisfactorio para sus usuarios.
Y cuando no, directamente, calamitoso. De hecho, en los próximos meses promete ser eso mismo, para desgracia de los clientes de la firma aragonesa. Tanto por los bajos rendimientos de los fondos, incluso de los que más crecen, como por el efecto de la inflación. No lo será así para Ibercaja que seguirá registrando un incremento en sus ingresos. De hecho, en las cuentas presentadas por el grupo recientemente no hay ninguna partida que crezca más que la de ‘Comisiones por servicios de valores’ con un +33,7% y la de ‘Comisiones por comercialización de productos financieros no bancarios’ con un +28,3%.
Entre ambas partidas sumaron entre enero y septiembre más de 220 millones de euros. Una cifra que supone un 69% del total de comisiones y cerca de un tercio del margen bruto del grupo aragonés. Unos porcentajes que están muy por encima de cualquiera de sus rivales y que, además, se han disparado con el paso de los años. En concreto, si retrocedemos cinco años atrás, hasta el 2017, el volumen de comisiones cobradas era un 37,8% inferior y su peso respecto del total del grupo estaba en el 60%.
LOS FONDOS CON MÁS PATRIMONIO: UNA TRAMPA FUTURA
Pero esa evolución tan rentable para el banco no ha acompañado a sus clientes. Así, si tomamos los siete fondos de inversión más vendidos por el grupo en los últimos tres años, hasta cuatro de ellos no son capaces de superar el 2% de rentabilidad, según los datos aportados por Finect. Pero hay más. Y es que la revalorización de dos de esos cuatro fondos seleccionados no llega para cubrir el coste de las comisiones impuestas. En concreto, el Ibercaja Renta Fija renta a 36 meses un 0,42%, pero tiene unos gastos del 0,65%. En el caso del Ibercaja Emerging Fund sus costes, del 1,5%, superan su revalorización, del 1,14%.
En el caso de los dos restantes, el Ibercaja Plus y el Ibercaja Oportunidad, una vez descontados los gastos corrientes, la revalorización para los clientes no alcanza el 1%. Un porcentaje que, por ejemplo, todavía pagan algunos bancos o plataformas financieras a tipo fijo por sus depósitos. Aunque todavía es peor. Los dos fondos con menor rentabilidad, el Renta Fija y el Plus, también son los que se supone menos riesgo entrañan, con un dos sobre siete, lo que hace que acumulen un gran número de inversores. Ambos suman cerca de 1.700 millones de euros de patrimonio en gestión.
Aun así, la baja rentabilidad ya no es el problema. Ese tipo de fondos se han convertido en una trampa para sus inversores. Al ser más seguros, según lo define el regulador, están compuestos por una ingente cantidad de deuda pública adquiridos con intereses en negativos o a descuento. En otras palabras, no pagan cupón. En un contexto de bajada de tipos, donde los cupones son más negativos, este tipo de bonos se revalorizan. Pero en un entorno de alta inflación e hipotética subida de tipos, se convierten un instrumentos zombies que terminan generando pérdidas a sus inversores.
LOS MÁS RENTABLES TAMPOCO CONVENCEN
De hecho, en lo que va de 2021 el primero se deja un 0,18% y el segundo apenas aguanta en positivo con un 0,05%. Incluso el Oportunidad Renta Fija, que tiene algo más de margen para variar los activos en los que invertir, ya pierde en el año un 0,64%. A todo hay que recordar que ya no solo es la rentabilidad obtenida menos las comisiones cobradas, también hay que añadirle el efecto de la inflación que supera el 4%. Los expertos defienden que se trata de un efecto transitorio, en especial provocado por el coste de la energía, pero la subyacente está cómodamente situada por encima del 1%.
Ese aspecto ha obligado a Ibercaja a cambiar su plan: no publicitar ese tipo de fondos. Ahora, es el turno de otros con más riesgo, siempre según la definición del regulador, pero con unos retornos que invitan más a su contratación. En concreto, entre los tres más vendidos que se ilustran en la propia web comercial del grupo aparecen el Ibercaja Gestión Evolución, el Gestión Equilibrada (ambos con riesgo de 3/7) y el Objetivo 2028 (4/7). Curiosamente, los dos primeros presentan unas comisiones muy elevadas en el entorno del 1,3% y el último renta en negativo.
Por último, la entidad propone como alternativa mejor otros con más riesgo, hasta un 6/7, pero “más rentables”. También más comisiones. Si se toman los tres primeros (Ibercaja Tecnológico, Sector Inmobiliario y Bolsa USA) se puede comprobar que efectivamente ofrecen una revalorización muy importante. Muy por encima de los anteriores y, en el caso del primero superior al 20% en los últimos tres años. Se podría pensar que, por fin, esos activos sí merecen la pena. Pero no es tan fácil, ya que falta el último elemento: ¿baten a sus homólogos?
IBERCAJA Y LA PERSUASIÓN PARA EVITAR LA COMPETENCIA
Para entender el concepto se podría hacer un símil futbolístico: así, ningún aficionado del Real Madrid, Barcelona o Atlético de Madrid estaría contento porque su equipo acabase la liga por encima de un recién ascendido, sino que lo que importa al final es la posición respecto a esos competidores directos. En el plano financiero quiere decir si esos fondos lo hacen mejor que una lista de activos similares gestionados de forma pasiva, esto es un índice. Que entre otras ventajas tiene un coste mucho más reducido, entre cuatro y hasta 10 veces menos. Y, de nuevo, vemos que en este punto los fondos de Ibercaja tampoco pasan la prueba.
En el caso del primero, el Ibercaja Tecnológico, su rendimiento en 2019 y 2020 fue un 20% inferior al del índice con el que se le compara. En el caso del segundo, el Sector Inmobiliario, aguanta bien el contraste con el índice entre otras cosas porque casi sigue al propio ETF en la materia. Por último, el de Bolsa USA se sitúa consistentemente por debajo del índice. En todos los casos, no se sustentan los enormes costes, con más de un 2,3%, respecto de lo obtenido.
Aunque eso no es un problema para Ibercaja. De hecho, trimestre tras trimestre sigue añadiendo clientes y dinero a su gestora. ¿Cómo lo hace? Principalmente se vale de su poder de mercado en algunas regiones, como Aragón, donde no tiene suficiente competencia. La entidad persuade a los clientes de dos formas: una directa, mediante el equipo comercial con la típica llamada de “tienes unos ahorros que no te están generando nada y yo tengo aquí algo donde invertirlos”. La otra es de forma pasiva de tal manera que aumenta las comisiones, incluso cobra por algunos depósitos, esperando que los clientes por su cuenta lleven sus ahorros a sus fondos.