Procter & Gamble roza los cielos de su negocio

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Cuando hablamos de marcas como Hugo Boss o Lacost, podríamos pensar en diseñadores de alta costura e inclusive en empresas pertenecientes al emporio de Bernard Arnault. De la misma forma, cuando reconocemos marcas tales como Pantene, Herbal Essence, Gillette o Támpax, nos remitimos al producto y de golpe pensamos en un laboratorio científico y de diseño sin reparar en la magnitud de una de las 10 empresas más importantes a nivel mundial de consumo masivo, que controlan todo lo que compramos y usamos a diario.

Es Procter & Gamble Company quien está detrás de cientos de marcas (>300) que produce o representa en más de 160 países a través de los 184 años de existencia desde que en 1837, William Procter y James Gamble se unieran por invitación de su suegro para fundar lo que hoy conocemos como P&G.

Cepillarse los dientes, lavarse las manos, tomar una ducha, vestirse y así sucesivamente, son las necesidades que Procter and Gamble entendió que debía cubrir. Ese el día a día de las personas que sucumben inconscientemente a los productos masivos que esta compañía ofrece a través no de vendedores sino de desarrolladores de clientes, como la empresa los llama, quienes están en la tarea de mantener las marcas que ofrecen en el subconsciente del cliente final antes que en una estantería de supermercado.

Jon R. Moeller quién es el nuevo presidente y CEO de Procter & Gamble, comunicó en días pasados que debido a la inflación y a la situación que había dejado la pandemia a su paso, lo cual repercute desde hace un año hasta hoy, en el incremento porcentual del costo de la materia prima, era necesario un reajuste de los precios al alza de los productos ofrecidos por Procter & Gamble al mercado, los cuales se harán de manera gradual a partir de 2023.

El pasado 19 de octubre Procter & Gamble presentó los primeros resultados trimestrales de su año fiscal los cuales evidenciaron la solidez de una compañía de gran talante. Los ingresos aumentaron un 5,3% alcanzando 20.340 millones de dólares por encima de los 19.900 millones estimados. El beneficio neto de la compañía alcanzó los 4.112 millones de dólares, lo que representa una disminución del 4% comparado al mismo periodo del año anterior y este resultado se da básicamente por el incremento de la materia prima y de los productos básicos de acuerdo con las declaraciones de Jon Moeller.

De momento, el beneficio por acción de Procter & Gamble ronda los 1,61 dólares, sin embargo, se espera que, para el cierre del año fiscal 2022, el BPA se reduzca hasta 0,71 dólares debido a la inflación futura presupuestada por la compañía proveniente del incremento de los costos de productos básicos y fletes, los cuales al mismo tiempo estarán ligados al incremento del precio del petróleo.

Toda la información anterior que compartimos y detallamos en este artículo pretende demostrar que las empresas de productos de necesidad básica son constantes en el tiempo y tienden a encarar cualquier posible crisis futura. No son empresas cíclicas lo que a su vez permite estabilidad en un portafolio de inversión. El mundo entero seguirá consumiendo sus productos, aunque sea a un precio mayor al actual y el gasto en inversión que este tipo de empresas realiza, no es mayor dada la historia y su cuota de mercado por lo cual el precio de su acción muy seguramente continuará en tendencia alcista tal y como la encontramos en los gráficos desde los años 60.

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Desde los mínimos creados por la pandemia cuando el precio visitó niveles de 94,3 dólares por acción, comenzó un nuevo impulso alcista valorizándose más de un 50% hasta los precios actuales. En este momento el precio ha visitado los máximos históricos alcanzados el 9 de noviembre de 2020 cuando registró los 146,9 dólares por acción. Sin embargo, dado el cierre de ciclo que presenta y la posible lateralización en gráfico de marco semanal, podríamos pensar en un retroceso apoyado del índice de fuerza relativa que lo lleve nuevamente a niveles cercanos a los 128 dólares por acción donde se encuentra el soporte más importante que confluye precisamente con los niveles que alcanzó previos a la llegada de la pandemia.

Es posible que el precio genere nuevos máximos históricos desde los niveles actuales. Sin embargo, si el precio hace el movimiento de retroceso y nos permite ingresar en niveles superiores a los 128 dólares, estaríamos mejor ubicados en compra con el fin de obtener un beneficio superior al 30% en el mediano o largo plazo con un objetivo a los 170 dólares por acción los cuales desde ya estiman algunos fondos de Wall Street.