El Ibex 35, además de ser el mercado de valores más importante de España, es un objetivo para muchas empresas. Siempre hay que apuntar alto, y las empresas saben de primera mano que la ambición es una de las características que cualquier compañía debe tener. Muchas de ellas se marcan como meta entrar en el mercado de valores. Hay diferentes motivos que incitan a una compañía querer salir a Bolsa. Generalmente, para captar capital ajeno y poder llevar a cabo nuevas estrategias. Otro de los factores que motivan a una empresa a cotizar en el mercado de valores, es la imagen que da de cara a nuevos clientes.
Se ve como uno de los puntos fuertes para impulsar a la empresa. Solemos pensar que las empresas, una vez entran en Ibex o en cualquiera de los mercados alternativos, sólo van a despuntar, obviando los puntos negativos que tiene cotizar en Bolsa.
Y sí, la cotización en Bolsa ofrece enormes beneficios, tanto a nivel económico como a nivel reputacional. Pero naturalmente, no todo es positivo. Si echamos la vista al mercado, podemos ver que sí hay empresas de gran envergadura, y, con un enorme potencial económico que no cotizan, y no tienen pensado hacerlo. Por ejemplo, Mercadona, Roca, El Corte Inglés o Porcelanosa, entre muchas otras.
Todas ellas, empresas millonarias que podrían cotizar en el Ibex 35, puesto que su situación financiera se ajusta a los requisitos que los mercados de valores exigen a las cotizadas. ¿Por qué? ¿Qué puntos negativos ven esas empresas?
MERCADONA, ROCA O El CORTE INGLÉS, SON EMPRESAS CONSOLIDADAS QUE NO COTIZAN EN EL MERCADO DE VALORES
EL IBEX 35 OBLIGA A SER TRANSPARENTE
El primero de los inconvenientes o «problemas» que tiene cotizar en Bolsa, es la pérdida de confidencialidad. La pérdida de privacidad es uno de los puntos desfavorables. La confidencialidad se ha convertido en una cualidad indispensable para las empresas. La información sobre la gestión empresarial, y, sobre los negocios de la empresa pueden ser las claves del éxito de una compañía. No interesa que accionistas desconocidos conozcan las “intimidades” de una empresa.
Otro de los puntos «negativos», es el de auditar los estados financieros de la compañía. Es cierto que este aspecto, a priori, es positivo. Auditest considera que «una auditoría financiera es importante porque le da a la información financiera un valor adicional. Concluye que es razonable para que un tercero, bancos o entidades financieras, posen su confianza». No hay duda de que las auditorías de cuentas son importantes, y más si las hace una empresa consolidada. El “problema” reside en el coste adicional que conlleva realizar una auditoría de cuentas. Y es que, una auditoría, suele llevar una media de unos 30 días, con un precio por hora de unos 65 euros, según AON Auditories.
Cotizar en Bolsa supone ser una empresa transparente. La CNMV obliga a presentar cuentas cada trimestre, semestre, y anualmente. Los dos puntos negativos señalados, romperían con esa opacidad, que, en muchos casos, a las compañías les interesa mantener.
LAS COMPAÑÍAS NO QUIEREN PERDER EL CONTROL
Por otro lado, una salida a Bolsa supone que expongas un porcentaje de acciones para los inversores interesados. A pesar de que las empresas suelen ser comedidas a la hora de lanzar un porcentaje de acciones, hay casos en los que las compañías deciden aumentar el free float por cuestiones económicas.
Se ven con la necesidad de que entren más inversores para así obtener mayor capital, y evitar situaciones complicadas, como una quiebra. Esto supone una pérdida de control. Que un accionista, ajeno a la compañía, posea un tanto por ciento elevado de la empresa, es equivalente a que tiene más poder de acción. Esto puede afectar a la toma de decisiones, a la planificación de nuevas estrategias…
LA ENTRADA DE ACCIONISTAS NO DESEADOS PUEDE SUPONER LA PÉRDIDA DE PODER DE LOS FUNDADORES DE UNA EMPRESA
EL FREE FLOAT, FACTOR CLAVE
En esta línea, otro de los inconvenientes que genera una salida a Bolsa, es la entrada de accionistas no deseados. Hay cientos de empresarios que, en su deseo de expandirse o abarcar nuevos mercados, deciden adquirir un número de acciones elevado. De esta forma, tendría el control de la compañía. Un accionista no deseado puede ser desde una persona con poca involucración en el trabajo, hasta el líder de una empresa que es competencia en el mercado. Naturalmente, aquí, el free float juega un papel determinante. Las empresas cotizadas no suelen colocar un tanto por ciento elevado en el mercado, precisamente para evitar tanto la pérdida de control como la entrada de accionistas no deseados.
Cotizar en el Ibex también tiene inconvenientes. Si los comparamos con todos los beneficios que da, puede parecer que estos «problemas» son mínimos. A pesar de esto, hay cientos de empresas que no están interesadas en cotizar en Bolsa. La mayoría de ellas porque no lo necesitan. Suelen tener un potencial económico elevado, y prefieren guardar toda la información que, organismos como la CNMV, pide regularmente.