El juego del calamar: lo que a nadie le ha gustado de la serie

El juego del calamar es una de las series que ha cogido una enorme fama en la última semana. La serie de ficción, original de Netflix, ha cautivado a miles de usuarios debido a su trama rocambolesca, y está cerca de convertirse en la ficción de lengua no inglesa más vista de la plataforma de streaming, superando a éxitos rotundos y longevos como ‘La Casa de Papel’, sin ir más lejos.

Aún con todo, y pese a que la sádica serie de la plataforma ha estado en boca de todos en las redes, no se puede decir que haya gustado a todo el mundo. De hecho, los hay quienes también no han dudado en criticar ferozmente a esta ficción por sus crueles tramas y ‘juegos’, que es de lo que realmente trata. Pero, ¿cuáles son esos puntos negativos? Lo repasamos desde MERCA2.

7
El juego de las galletas Dalgona, una de las pruebas que menos ha gustado

Entre las pruebas hay muchas que han causado una mala impresión, como hemos visto. Sin embargo, hay otras que directamente han acabado con la paciencia de muchos. Una de ellas tiene que ver con la denominada como ‘Las galletas Dalgona’, o ‘Dalgona Candy’. Esta es una de las pruebas desconocidas de buena parte de los espectadores de fuera de Corea del Sur. Como tal, las galletas Dalgona son tradicionales del país, y aunque puede parecer un juego infantil, en esta serie las consecuencias son letales.

Los personajes debían mostrar maña e ingenio para extraer las formas del caramelo, y Gi-hun Seon se postuló como un participante inteligente cuando descubrió la forma fácil de hacerlo. La galleta era usada como motivo de juego para los niños, quienes intentaban separar la figura del centro sin romper el resto del caramelo, al igual que en la serie de la plataforma streaming, solo que sin penitencias tan terroríficas.

Siguiente
Jorge Majdalani
Jorge Majdalani
Periodista, redactor de Estilo de vida en MERCA2 dedicado a toda su actualidad. Especializado en el deporte motor y su frente automovilístico, llevo más de 10 años de entrega en el mundo de la redacción de contenidos. Curioso aprendiz y contador de historias.