jueves, 12 diciembre 2024

El Gobierno se forra con el IVA del recibo de la luz

Tras el enésimo récord del precio de la luz vivido este jueves 9 de septiembre, con el MWh a 141,71 euros, llegamos al viernes 10 de septiembre con un registro galáctico, 152,32 euros por MWh. En resumen, hablamos de un encarecimiento del 7,5% respecto a la marca anterior: casi 11 euros de subida en un día y más del triple del precio que marcó para el segundo viernes de septiembre del año pasado (46,96 € MWh), según datos del operador del mercado OMIE. En pocas palabras: una escalada de precios de locura.

Los españoles siguen a la espera de las famosas medidas «inmediatas» que hace ya no se sabe cuantos récords anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pero que no llegan. Mientras tanto el Ejecutivo se sigue forrando con el IVA que recibe por los altísimos precios de la electricidad, ya que, por un lado, la bajada del 21% al 10% solo afectó a los consumidores con hasta 10 KW de potencia contratados, lo que excluye a la mayoría de las empresas e industrias (los grandes consumidores), y por otro lado que, no es lo mismo el IVA que nos cobraban con el MWh a 80 euros que con el MWh a más de 152 €.

Cuando se aplicó el IVA reducido en el mes de junio, tras la implantación del tarifazo el día 1 del mismo mes, los precios del MWh rondaban los 80 euros. En aquel momento, expertos como la presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), Cristina Herrero, estimaban que esa acción tendría un coste para las arcas públicas de 650 millones de euros en 2021.

El impacto inicialmente calculado por el Gobierno para el IVA de 2021 de los consumidores afectados era de 1.300 millones anuales, con lo que serían 650 millones los que dejarían de ingresar para medio año que es, en principio, la vigencia temporal planteada por el Gobierno. Pero claro, eso era con el MWh a 80 euros o menos, pero ahora con el MWh disparado durante muchos días por encima de 130 € y ahora a 152 €, la realidad es que el Ejecutivo ya ha amortizado la medida y está generando muchos más ingresos de los previstos y cuanto más alto esté el precio más ingresará.

No es lo mismo recaudar el IVA del MWh a 80 € que del MWh a más de 152 €

Al final resulta que los precios altos de la electricidad benefician a las cuentas del Estado, al que parece darle igual que perjudiquen el empleo, la competitividad, la sostenibilidad de las pymes y pequeños negocios y el bolsillo de las familias.

CORTINAS DE HUMO FRENTE AL DISPARATE DE LA LUZ

Los usuarios reclaman decisiones urgentes, mientras tanto Pedro Sánchez y su Gobierno dedican su tiempo a diseñar maniobras de distracción para restar notoriedad a los récords de la luz. En Moncloa no se ha querido otorgar la importancia que tiene a la factura energética. En agosto, mientras subía sin parar el precio de la electricidad, el presidente del Gobierno, de vacaciones en Lanzarote, decidió prolongar su estancia una semana más. La deriva del coste de la electricidad no era su prioridad.

Esta semana, con la luz por las nubes, superándose por horas los precios de la energía, todos los esfuerzos se centraban en convocar una reunión de la comisión contra los delitos de odio por una denuncia por presunta agresión de un joven que ha resultado ser falsa. Un ejercicio continuo de desviar la atención sobre una crisis que afecta a todo el país.

A falta de las medidas «inminentes», todavía resuenan las soluciones que se facilitaron desde el Ministerio para la Transición Ecológica cuando se aplicó la nueva tarificación eléctrica: desactivar el «stand by» de los aparatos electrónicos, poner lavadoras y cocinar a partir de las 12 de la noche y reducir el uso del aire acondicionado.

¿Y cómo desplazan los consumos de franja horaria los empresarios? ¿Cómo aplican los negocios una flexibilidad en su demanda energética? De ninguna manera: se limitan a pagar el recibo y renunciar a ampliar plantilla o incluso la reducen, porque ese dinero se lo come el recibo de la luz. Otros con actividad de gran consumo, sencillamente tienen que cerrar porque no les salen las cuentas.

Ya lo avanzó la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA). «La mayoría de autónomos y pequeñas empresas quedarán excluidos y no se beneficiarán de la rebaja del IVA de la luz del 21% al 10%», comentaba su presidente, Lorenzo Amor, en un mensaje en su cuenta de Twitter. Y así es, y llevan varios meses con el agua al cuello esperando que alguien les eche un flotador para no ahogarse.

PREVISIONES DE LOS MERCADOS DE FUTUROS

¿Nadie en el Gobierno conocía las previsiones de los mercados de futuros? Esa es una de tantas y tantas preguntas que se hacen los consumidores cuando escuchan que los expertos vaticinan que estos precios se van a mantener como mínimo hasta la primavera de 2022, por el comportamiento de los mercados de futuros. ¿Se sabe con tanta antelación? Pues sí.

Entonces, si es tan sencillo conocer varios meses antes, con bastante fiabilidad, el comportamiento del precio de la energía, ¿qué hacía el Gobierno desde el mes de enero tras la crisis de precios provocada por Filomena? Pues parece ser que nada. O mejor dicho, idear un tarifazo en el que curiosamente tiene más peso el consumo que en el anterior recibo, algo inconcebible, con las previsiones que ya existían.

Los países productores de gas, entre los que lamentablemente no se encuentra España, están intentando sacar todo el provecho posible a la coyuntura actual. La economía de algunos países asiáticos, principalmente China, (que hace caso omiso a las medidas dirigidas a frenar el cambio climático), está creciendo a un ritmo mucho mayor que en el resto del mundo. Y esa actividad industrial intensiva necesita de muchas reservas de gas para seguir el ritmo que marca su potencial de crecimiento.

El sector eléctrico de China y también de Japón, aunque en este país en mucha menor medida, está absorbiendo los barcos gaseros procedentes de EEUU y Qatar y ese desequilibrio eleva los precios de una manera desorbitada.

A elevada demanda, precios más altos (el gas se ha encarecido más de un 500%), y así seguirá la situación durante muchos meses. Así que toca capear el temporal, mientras cada vez son más las voces que claman contra un Gobierno sobrepasado, sin capacidad de reacción, enrocado en su deriva y con el prestigio en horas bajas tanto en España, como en la Unión Europea.


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