Iberdrola exprime el hidrógeno ante el rígido presente de la energía nuclear

Los altos precios de la luz en el mercado mayorista (pool eléctrico), y que posteriormente tienen su reflejo en el mercado doméstico y empresarial, han puesto patas arriba el entramado energético español. Y pese a que las grandes compañías se han puesto de lado dentro de este torbellino, sus movimientos dejan claras cuáles son las intenciones de cada uno. Iberdrola, por ejemplo, ha enterrado el hacha nuclear y centra sus esfuerzos en el ámbito del hidrógeno renovable.

Así, la compañía dirigida por Ignacio Sánchez Galán no dejar pasar ningún mes sin anunciar algún movimiento importante en esta tecnología energética que será clave en el futuro inmediato. En este caso ha sido la firma con el Instituto de Crédito Oficial (ICO) de un préstamo por importe de 6 M€ para la construcción de la primera hidrogenera de carácter público en España que el grupo construirá y operará para suministrar hidrógeno renovable a la flota de autobuses urbanos del Transports Metropolitans de Barcelona (TMB).

Este movimiento, precisamente, marca la asunción de que la energía nuclear no da más de sí. Es decir, su importancia es vital. Sin esta tecnología dentro el mix energético, España no podría salir adelante. Al menos sin quemar más gas natural del que ahora mismo se usa. Ecuación simple. Pero que sea imprescindible no implica que su futuro esté escrito. Y ese futuro pasa por un apagón progresivo desde 2027 a 2035.

Ni habrá cierres adelantados como se ha sugerido desde hace semanas; ni tampoco se alargará su vida útil pese al interés del lobby que apoya la nuclear. Lo primero porque se trata de una energía fundamental para que el soporte del sistema eléctrico mientras se desarrollan las renovables y el almacenamiento. Y lo segundo, porque la hoja de ruta ya está dentro de los planes estratégicos de las compañías, y precisamente con el hidrógeno presente, toca invertir en otros nichos de negocio.

EL HIDRÓGENO DE IBERDROLA

Sobre el último movimiento de Iberdrola, el préstamo, que cuenta con una ‘second party opinion’ de G-Advisory, es el primero suscrito por la energética con el ICO para esta tecnología. La operación se ha realizado en el marco de la iniciativa ‘Connecting Europe Facility’ de la Unión Europea, en la que el ICO actúa -en colaboración con el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana- como entidad acreditada para la canalización de proyectos de compañías españolas que contribuyan a dinamizar la transición ecológica incrementando la eficiencia en el transporte.

En concreto, este proyecto en Barcelona recibirá de esta iniciativa, de manera adicional al préstamo suscrito, una subvención de 3,7 millones de euros. Con el respaldo del ICO, Iberdrola avanza así en su proyecto de construcción de la primera hidrogenera de carácter público del país, en una parcela de 5.000 metros cuadrados de superficie en el polígono industrial de la Zona Franca de Barcelona, y se promueve la creación de un hub de hidrógeno verde en una de las principales zonas industriales de Cataluña y España.

El contrato entre Iberdrola y TMB tiene una duración de 10 años y el servicio de suministro de hidrógeno verde podría ser ampliado en un futuro para satisfacer la demanda de otras flotas públicas o privadas del entorno. Este acuerdo es el quinto entre Iberdrola y el ICO para impulsar una economía sin carbono y refuerza su colaboración en el ámbito de la movilidad sostenible, tras la operación suscrita en 2020 para el despliegue de puntos de recarga en la vía pública en España y Portugal.

¿Y QUÉ PASA CON LA NUCLEAR?

Pese a estos movimientos, la gran pregunta es: ¿realmente no hay capacidad para desarrollar la nuclear? La respuesta, por mucho que pese a quienes apoyan esta tecnología, es que no. La hoja de ruta está marcada por el Ejecutivo. La recién aprobada Ley de Cambio Climático tiene sus prioridades, y la nuclear no está entre ellas. Y además, se trata de un negocio privado que, en estos momentos, supone una gran losa económica para los principales actores del sector.

En el caso de la energértica vasca, sus cuentas son claras. Iberdrola Generación Nuclear, la sociedad que agrupa los intereses nucleares del grupo, registró unas pérdidas 240 millones de euros en 2020, multiplicando así casi por cinco los ‘números rojos’ de 50,3 millones de euros del ejercicio anterior. Con estas pérdidas, la compañía acumula con el negocio nuclear su octavo ejercicio consecutivo en negativo y suma unos ‘números rojos’ de casi 1.500 millones de euros desde 2013.

Desde su constitución a finales de 2012, Iberdrola Generación Nuclear ha acumulado año tras año pérdidas, hasta llegar a esos más de 1.496 millones de euros. Así, en 2013 la compañía perdió 232,6 millones de euros, en 2014 los ‘números rojos’ fueron de 311,39 millones de euros, en 2015 de 221,78 millones de euros y en 2016 y 2017 de 309,3 millones de euros y 110,87 millones de euros, respectivamente.

Bajo esta perspectiva es lógico que Iberdrola, lícitamente, se adentre en otro tipo de proyectos. Y todo ello pese a la negación de la realidad sobre el momento presente que viven las energías renovables, donde se ha demostrado su ineficacia en momentos de alto consumo eléctrico.

Raúl Masa
Raúl Masa
Ex Coordinador de redacción y redactor de empresas y economía; especializado en telecomunicaciones, tecnología y energía.