El Banco de España es el guardián de 9,1 millones de onzas troy de oro. Al peso, se trata de 281,6 toneladas. A lo largo de la pandemia, el precio del oro fue revalorizándose. Pero poco a poco se va desinflando. Tanto que, en la actualidad, ya se sitúa a niveles similares a los de marzo de 2020.
A finales de diciembre de 2019, el valor de las reservas de oro que esconde el Banco de España equivalía a 12.260 millones de euros. Un valor que fue creciendo acompasado por el desarrollo de la pandemia. En marzo llegó a los 13.282 millones de euros. Y el pico más alto lo cosechó a finales de julio, cuando alcanzó los 15.108 millones de euros. En febrero de 2021, ha descendido hasta los 13.175 millones (nivel similar a finales de marzo: 13.282 millones).
La razón de esta bajada está en el precio de la onza. A finales de 2019, dicho precio era de 1.354,10 euros. Un año después, había llegado a los 1.543,8 euros. Pero, a 30 de febrero, se ha deshinchado hasta los 1.455,3 euros. Si, en 2020, el Banco de España consiguió unas plusvalías no realizadas de 1.710 millones de euros, en los dos primeros meses de 2021, se ha dejado en el camino 803 millones de euros.
EL FUTURO DEL PRECIO DEL ORO
Fue a mediados del pasado mes de agosto cuando el oro superó por primera vez en la historia la barrera psicológica de los 2.000 dólares (llegó a los 2.051 dólares). Traducido a euros, unos 1.700. Su precio más alto desde agosto de 2011. Las turbulencias sociales y económicas derivadas de la pandemia impulsaron su precio. Conviene recordar que, a mediados de marzo, las bolsas se hundieron. Y eso llevó a que los inversores buscaran refugio en valores seguros como el oro.
La subida de las bolsas, y la ligera recuperación de algunas economías, han rebajado el precio. “El repunte de la actividad económica gracias a la llegada de estímulos y los procesos de vacunación anulan la actuación del metal precioso como cobertura de la renta variable”, señala Diego Morín, analista de IG.
Los precios del oro continúan bajo presión, debido al incremento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos. “El rendimiento del bono a diez años (+2,39%) sobrepasa la rentabilidad del 1,76%, cotizando a niveles de enero del año 2020”, añade Diego Morín.
Otros hechos pueden acelerar la recuperación económica durante los próximos meses. Por ejemplo, los nuevos estímulos fiscales de la administración Biden, así como el incremento de los procesos de vacunación. “Por lo que la atracción inversora en el metal precioso como activo de cobertura de la renta variable hace aguas”, afirma el analista de IG.
Por último, el oro se ha visto envuelto en una rotación hacia activos de riesgos ante el repunte de la actividad económica y la reducción de posiciones de los fondos de cobertura. “Además, los inversores siguen apostando por el mercado de acciones gracias al empuje de estímulos, sumando al disparo del rendimiento de los bonos, anulando el interés en el metal precioso”, concreta Diego Morín.
El futuro del oro con vencimientos en el mes de junio, se encuentra en el nivel de los 1.700 dólares (unos 1.450 euros). Ha descendido más de un 3% desde el 18 de marzo. El Banco de España mira atento.
EL BANCO DE ESPAÑA NO VENDE
Fue en 2007 cuando el Banco de España vendió por última vez parte de su oro. En aquel momento, guardaba 457 toneladas que se quedaron en 281,6 toneladas. No todo el oro está en este refugio bajo tierra. El mismo se reparte entre la Reserva Federal de Estados Unidos (en su sede de Nueva York), el Banco de Inglaterra (Londres) y el Banco de Pagos Internacionales de Basilea (Suiza).
Construida entre 1932 y 1935, la cámara acorazada fue levantada por 260 obreros que extrajeron 22.000 metros cúbicos de tierra. El presupuesto de la obra fue de 9,5 millones de pesetas, y se situó a 35 metros de profundidad (el equivalente a un edificio de siete plantas).
La superficie es de 2.500 metros cuadrados, y se sitúa debajo del Patio de Operaciones del Banco de España. Muchos ciudadanos creen que está bajo la fuente de La Cibeles. Para los más curiosos, desde que se puso en funcionamiento, no ha habido ningún intento no autorizado de acceso.
Si alguien se atreviera a intentar pasar a la cámara acorazada del Banco de España, primero tendría que franquear una puerta acorazada de 16 toneladas de peso. Después, bajar por un pozo de 35 metros de profundidad que se inunda de agua si hay intrusos. Más tarde, atravesar un pequeño foso. Luego, otra puerta acorazada… y, por si fuera poco, tendría que evitar los más sofisticados y modernos sistemas electrónicos de seguridad.