¿Quién no ha confiado alguna vez en Karlos Arguiñano para cocinar en casa siguiendo alguna de sus recetas? ¿Y cuántas veces ha salido mala? Pocas, ¿verdad? Y si ha salido alguna, seguro que ha sido por la mala pericia de quien cocinase. Y tanto éxito en tantas recetas, solo puede significar una cosa. Y esa no es otra que el vasco es una autoridad en el panorama gastronómico de nuestro país.
Y para seguir reforzando esa idea, en esta ocasión queremos compartir contigo otra de las recetas más clásicas de Karlos Arguinaño. En concreto la de unas migas. Pero hay más. Porque también te contamos varios de sus consejos para que queden jugosas, que es cuando están realmente buenas. Además también te contaremos algunas sugerencias de acompañamiento y alguna cosa más. Así que sigue leyendo si quieres enterarte, te lo contamos todo a continuación.
1El origen de las migas
Aunque Karlos Arguiñano sea un cocinero muy creativo, lo cierto es que ni mucho menos esta receta la ha inventado él, aunque sí es cierto que aporte su toque personal. Que en la actualidad las migas sea uno de los platos tradicionales de nuestra gastronomía es un cúmulo de circunstancias históricas. Por ejemplo, cuando los romanos llegaron a la península ibérica trajeron con ellos el consumo de pan fermentado. Y la llegada de los árabes trajo consigo la llegada de nuevas formas de cocinarlo.
Por eso en el s. XII es cuando se empieza a cocinar este plato en la península. Y llegó a ser muy popular durante cientos de años, sobre todo en el s. SXVI, cuando ya se habla de migas como tal, para luego caer en el olvido. Sin embargo, gracias a unos escritos de Emilia Pardo Bazán el plato volvió a recuperarse a finales del s. XIX y principios del s. XX. Ahora sí, te mostramos los ingredientes y cómo preparar la receta.