Las almendras son de los frutos secos más consumidos en todas sus variantes. Es mucho lo que se habla últimamente sobre ellas. La leche de almendras está de moda y es imprescindible en las dietas de las personas con intolerancias o con la digestión pesada.
Asimismo, las almendras son un buen recurso para llevar en el bolsillo y comerlas si te entra hambre y no quieres picotear entre horas. Sirven tanto para comerlas como para fabricar cremas, jabones y aceites. El uso de este fruto seco tiene muchas posibilidades y casi todas son beneficiosas para tu salud.
No obstante, todo en esta vida tiene un “pero” y el caso de las almendras no iba a ser diferente. En este artículo te contaré algunos de los motivos por los que consumirlas y otros por los que es mejor mantenerte lejos de ellas.
1Beneficios estéticos de las almendras
Las almendras son muy beneficiosas para el cuidado de tu piel, uñas y pelo. Además de comprarte todos los productos que hay en el mercado que contienen este fruto seco otra mejor opción es comerte un puñado de ellas al día.
Poseen vitamina B2 que colaboran a que tanto tu pelo como tus uñas crezcan con fuerza y no se rompan. También es una riquísima forma de que tu piel esté bien hidratada. Aparte te facilitan vitaminas E, D, B6, B1 y A.
Las vitaminas y los nutrientes que las almendras te aportan colaboran a evitar las arrugas, estrías, sequedad en la piel y otros problemas dermatológicos.
A continuación, ahora sí, te desgranamos los aspectos por los que deberías tomar almendras y las razones para no volver a comerlas nunca más.