Desarrollo tecnológico y empleo: la transformación industrial que necesita España

Cambio. Esta es la palabra que define de manera más acertada la situación del sector energético español y su industria, que llevan años dando los pasos necesarios para evolucionar hacia un modelo más sostenible. Pero hay que dar un impulso más. El siguiente reto es impulsar una transformación industrial que permita avanzar de forma decidida hacia el objetivo de cero emisiones netas y que, al mismo tiempo, contribuya a la reactivación de la economía española.

El mejor ejemplo lo encontramos en la industria del refino que, con su conocimiento y experiencia, está contribuyendo de forma decisiva al desarrollo de tecnologías para afrontar con éxito la transición energética.

Este sector apuesta por un modelo energético híbrido que integre todas las opciones tecnológicas existentes y combine la electrificación con el uso de productos neutros en carbono. La utilización de estos productos, entre los que destacan los biocombustibles avanzados o los combustibles sintéticos, será clave por ejemplo, para descarbonizar sectores difíciles de electrificar, como ocurre con algunos usos industriales, el transporte por carretera de mercancías a larga distancia, el sector marítimo y la aviación.

Además, este modelo energético híbrido hará posible el desarrollo de nuevos proyectos industriales ligados a la descarbonización, que permitirán aprovechar las fortalezas tecnológicas y la capacidad de innovación del sector del refino en España, y pueden contribuir a la creación de nuevos empleos en un sector que ya da trabajo a 200.000 personas en España de manera directa o indirecta, puestos que se caracterizan por su alta cualificación, con salarios por encima de la media y más estables.

En este sentido, hay casos concretos, como el de Repsol, que tiene previsto seguir evolucionando sus refinerías para transformarlas en hubs multienergéticos, capaces de utilizar materias primas recicladas, generar productos de baja, nula o incluso negativa huella de carbono y desarrollar nuevos modelos de negocio basados en la digitalización y la tecnología.

IMPULSO E INNOVACIÓN EN CUATRO PILARES

Repsol, que se ha fijado como objetivo ser cero emisiones netas en 2050, lleva tiempo trabajando para transformar sus complejos industriales en instalaciones cero emisiones netas. La columna vertebral de este proceso descansa sobre la eficiencia energética, una de las palancas fundamentales para reducir las emisiones y la intensidad energética del sector del refino La compañía lleva años implementando procedimientos de gestión energética y mejora de la eficiencia y entre 2021 y 2025 tiene previsto invertir más de 400 millones de euros para reducir 800.000 toneladas de CO2 anuales.

El segundo eje de la transformación del sector es la economía circular. Las refinerías de Repsol, por ejemplo, ya se están adaptando para utilizar residuos de diferentes orígenes como materias primas y convertirlos en productos (combustibles y materiales) neutros en carbono. La energética prevé tratar hasta cuatro millones de toneladas anuales de residuos urbanos, agrícolas, forestales o de la industria agroalimentaria, entre otros.

Además de realizar modificaciones en sus instalaciones actuales, la energética cuenta con varios proyectos industriales punteros en marcha. Uno de ellos es la construcción de una planta de biocombustibles avanzados en su refinería de Cartagena, que utilizará residuos para fabricar 250.000 toneladas al año de hidrobiodiésel, biojet, bionafta y biopropano. La planta tendrá una inversión estimada de 188 millones de euros, estará operativa en 2023 y será la primera en España dedicada a la fabricación de este tipo de biocombustibles, que pueden utilizarse en los motores actuales de aviones, camiones o coches. Los biocombustibles producidos en la refinería de Cartagena permitirán una reducción de 900.000 toneladas de CO2 anuales, lo que equivale aproximadamente a la absorción de CO2 de un bosque con una extensión similar a 180.000 campos de fútbol.

Otro de los proyectos de Repsol vinculados a la economía circular consiste en la construcción en el puerto de Bilbao de una planta de generación de gas a partir de residuos urbanos, que se empleará para sustituir parte del consumo de combustibles tradicionales que la refinería de Petronor, una de las de mayor capacidad de España, utiliza en su proceso productivo. En una primera fase, esta planta podrá procesar unas 10.000 toneladas al año de residuos urbanos generados en la propia ciudad.

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Los residuos serán una de las principales materias primas de las refinerías del futuro.

En otro ejemplo práctico de economía circular, Repsol utilizó el pasado verano materia prima de origen vegetal para fabricar en su Complejo Industrial de Puertollano el primer lote de keroseno con biojet para el mercado español, formado por 7.000 toneladas de combustible. Su uso evitará la emisión de 440 toneladas de CO2 a la atmósfera, el equivalente a 40 vuelos Madrid-Barcelona.

Por lo que respecta al tercer vector de la transformación del sector, ‘trending topic’ del entramado energético en estos momentos, el hidrógeno renovable coge ritmo. Repsol producirá este hidrógeno con nuevas tecnologías, como la electrólisis de agua a partir de electricidad renovable o la fotoelectrocatálisis a partir de energía solar, aunque también puede utilizar el proceso convencional pero cambiando la materia prima fósil por una materia de origen bio, como puede ser un biometano. Repsol se ha planteado como objetivo ser líder en hidrógeno renovable en la Península Ibérica, para alcanzar en 2025 una producción equivalente de 400 MW y superar 1,2 GW en 2030.

Por último, las tecnologías de captura, utilización y almacenamiento de CO2 (CCUS, por sus siglas en inglés) serán también parte fundamental de las refinerías del futuro. El CO2 capturado puede utilizarse como materia prima en un amplio abanico de oportunidades, que van desde la formulación de polímeros a la obtención de combustibles sintéticos con cero emisiones netas. Repsol, por ejemplo, va a construir en Bilbao una de las mayores plantas de combustibles sintéticos del mundo, a partir de hidrógeno renovable y CO2 capturado en la cercana refinería de Petronor. la única de la Península Ibérica y una de las pocas de Europa que ha integrado este tipo de procesos.

Todos estos proyectos confirman al sector del refino como uno de los principales motores de la actividad industrial española. Sus planes para convertir las refinerías en instalaciones cero emisiones netas, capaces de tratar todo tipo de residuos, no solo ayudarán a cumplir los objetivos de descarbonización fijados por la Unión Europea, sino que pueden tener un papel clave en la necesaria reactivación de la economía del país.