El lado solidario de McDonalds: historias para hacer frente a la pandemia

Son auténticos desconocidos para el gran público. Pero, como dice uno de ellos, “si el campo no produce, la ciudad no come”. Son palabras de José Luis Fernández, un agricultor que trabaja para Florette en la localidad de Marcilla (Navarra). Él es uno de los beneficiados de la Big Good, la nueva hamburguesa de McDonalds que ayudará a más de 2.000 productores españoles y que no lo han pasado bien con la crisis del coronavirus.

José Luis Fernández, como otros muchos hombres y mujeres del sector primario, no cesó de trabajar durante todos los días del estado de alarma, aunque la hostelería estuviera con el candado echado. Una crisis que ha dejado en el camino importantes cosechas de la lechuga Batavia, la que produce él, y que tarda 70 días en crecer. “No podemos pedirle a la tierra que nos traiga estos productos y luego dejarlos abandonados”, confiesa.

Otro de los beneficiados de la iniciativa solidaria de McDonalds es Antonio Cano. De sus olivos nace una parte del aceite de oliva que se utiliza para elaborar la salsa de la hamburguesa Big Good. “Estamos empezando una campaña y otra sobrándonos aceite. Y aunque te lleve más trabajo del que te gustaría, yo no lo cambiaría por nada del mundo”, argumenta desde Luque (Córdoba). Esta crisis le ha supuesto un incremento en los costes. Más de 1.000 familias intervienen en la producción de la salsa de Big Good.

ESENCIALES DE MCDONALDS

Juan Pedro y Raquel, por su parte, viven en Piedralá (Ciudad Real). Ellos tienen cabras, cuya leche se utiliza para elaborar el queso de la nueva hamburguesa de McDonalds. “La leche no nos la recogían. Sólo la mitad”, recuerda Raquel. Es la quesería Entrepinares la que elabora el queso de vaca, cabra y oveja que forma parte de la receta de la hamburguesa.

Los otros dos componentes esenciales en la hamburguesa de MacDonalds son el pan y la carne. Jaime García de Cárdenas es el propietario, junto a su hermano, de Harinas García del Valle, en Soria. La crisis sanitaria provocó una caída en la demanda de algunos tipos de harina de hasta el 30%. Es el caso de la de centeno. “No sólo luchas contra el mercado sino contra la incertidumbre de la pandemia”, reconoce. Su harina forma parte del pan que elabora Aryzta Bakeries Iberia para McDonalds.

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En el caso de la carne, Pilar Díaz vivió en primera persona cómo la demanda de la carne de vacuno caía por el cierre de la hostelería. “Hay que ajustarse y tirar para adelante. Nuestro ganado hay que cuidarlo y quererlo como si fuera nuestra persona. Me jubilaré siendo ganadera”, afirma convencida. Su explotación está en Villar del Pedroso (Cáceres), y forma parte de la cadena de suministro del proveedor de McDonalds OSI Food Solutions