Desde hace un par de años MásMóvil nunca ha ocultado que una posible venta, como la que hay en marcha en estos momentos, fuera una posibilidad. El actual equipo directivo, hecho a retazos con profesionales de otros operadores, ha conseguido un punto de madurez en el operador que su potencial crecimiento ha llegado a donde tenía que llegar.
Los que han lanzado la opa por MásMóvil saben lo que encontrarán: un operador que lleva tres años creciendo a un ritmo por encima del sector, pero que ya da muestras de estabilización. Su misión, una vez que la operación salga adelante, será apuntalar la estrategia, filtrar los clientes sin mucho valor (sobre todo prepago) e iniciar un nuevo camino donde el crecimiento no deba ser tan llamativo. Todo eso salvo que quieren -a su vez- vender, y vuelta a empezar.
Este crecimiento no orgánico se puede comprobar en la última cuenta de resultados perteneciente al primer semestre de 2020. En concreto al meteórico ascenso de clientes, cifra que sobrepasa los 10 millones en el total de la compañía, pero que vienen apuntalados por los usuarios prepago tras la compra de Lycamobile. Esto eleva a 2,9 millones de clientes la cartera de este segmento de negocio, la parte que más ha crecido en el último trimestre.
Pero no es el único indicador que ofrece MásMóvil sobre esa capacidad máxima de crecimiento que parece haber tenido desde hace dos años. Aunque sea algo simbólico, puesto que el crecimiento se mantiene por encima de todos sus competidores, desde el último trimestre de 2018 siempre ha ido creciendo menos que el anterior. Algo que el covid ha terminado de apuntalar.
Esto no resta mérito a la estrategia comercial de la compañía dirigida por Meinrad Spenger. Tan solo sitúa ese punto máximo de crecimiento que puede tener el operador amarillo basado, en gran parte en cifras inorgánicas. Pero ya apenas quedan compañías de un tamaño importante que comprar con las consiguientes bases de datos de clientes que explotar en conversiones a tarifas de mayor valor añadido.
MÁSMÓVIL SE MANTIENE SÓLIDA
MásMóvil registró un beneficio neto ajustado de 73 millones de euros durante el primer semestre de 2020, lo que supone un 36% más que los 54 millones de euros que ganó en el mismo periodo del ejercicio anterior, al tiempo que elevó un 19% sus ingresos por servicios, hasta los 817 millones de euros.
La compañía, que ha confirmado sus previsiones para 2020-2021 a pesar del impacto del covid-19, ha informado al supervisor del mercado de que el beneficio neto reportado fue de un millón de euros en la primera mitad de 2020, frente a las pérdidas netas reportadas de 34 millones de euros del primer semestre de 2019.
La diferencia entre el beneficio neto ajustado y el reportado se debe a factores como costes operativos no recurrentes de 19,6 millones de euros, que incluyen los habituales gastos derivados de la migración de los diferentes contratos nacionales de roaming y gastos de integración y, en este semestre, también algunos costes extraordinarios por las iniciativas solidarias durante la crisis del covid-19, gastos derivados del soporte al canal de ventas y call center y algo de deuda de dudoso cobro derivada del impacto del covid-19.
Asimismo, también refleja una pérdida neta de valor de activos por importe de 7,7 millones de euros procedente de la pérdida de valor de routers en proceso de reacondicionamiento; la amortización de la base de clientes adquirida, que supone un total de 21,8 millones de euros, y 46,9 millones de euros de costes relacionados con el plan de incentivos del equipo directivo. El ajuste por el impacto fiscal de los puntos anteriores es -24 millones de euros.