Audax Renovables aparece como el patito feo del sector energético español. De hecho, en lo que va de año, la firma se deja cerca de un 20% en bolsa, mientras que sus competidores han experimentado subidas vertiginosas. Los analistas lo achacan tanto a la falta de nuevos proyectos como a la alta volatilidad de su cotización. El problema es que sin resolver el primero no puede resolver el segundo. Dicho de otra manera, sin incrementar su cartera de activos (necesitará tirar de chequera) no conseguirá atraer a nuevos actores internacionales a su accionariado. A su vez, sin una gran venta accionarial y con el actual porcentaje de free float, acciones en el mercado, tan pequeño, la volatilidad seguirá siendo un inconveniente.
El primer paso para la compañía ya está en marcha. Así, este mismo miércoles, 8 de julio, la firma anunció un acuerdo con la alemana E.ON para adquirir el 100% del capital social de su comercializadora de electricidad en Hungría, E.ON Energiakereskedelmi. Aunque, este movimiento inicial se hace bajo un asterisco muy grande, dado que su situación financiera es comprometida. En concreto, la propia Audax explicó a la CNMV que el precio final, que no ha querido facilitar, «no representa un importe material en relación con los activos y la tesorería consolidada del grupo».
De hecho, la firma ha realizado en las últimas semanas dos programas de pagarés por 700 millones de euros. La primera emisión, de 300 millones, se celebró en Dublín, mientras que la segunda, de 400 millones, se ejecutó en el Mercado Alternativo de Renta Fija. El movimiento levantó las alarmas. «Los programas de deuda han castigado su valor», señala Joaquín Robles, analista de XTB. A lo que añade que el mercado ha dudado de una posición financiera solvente, durante algunos momentos. Aunque, de cara a captar nuevos proyectos era inevitable incrementar su capacidad de financiación.
AUDAX, NECESITADA DE INGRESOS
La deuda en Audax todavía no es un problema importante, la empresa es solvente, pero si ha levantado recelos, como explica Robles. Así, la firma incremento su pasivo a largo plazo hasta en un 30,4% solo en 2019. Un incremento que se debió, especialmente, a las emisiones de obligaciones que ascienden a 136 millones de euros, mientras que los créditos de entidades apenas alcanzan los 26 millones de los que 10 millones se debían a líneas de confirming. Aun así, a la compañía le vencían 92 millones de euros solo en 2020.
Pero, el problema no es tanto de deuda como sí de ingresos. Pese al fuerte incremento de deuda en 2019, el volumen de ventas cayó aproximadamente un 15%, desde los 470 millones hasta los 399 millones. Aún más preocupante es la evolución de sus flujos de caja, la entrada y salida de efectivo. El de explotación, vital para cualquier compañía porque refleja la evolución real del negocio, se desplomó un hasta un 65%. Mientras, el de inversión fue fuertemente positivo, con 26 millones, pero debido de nuevo a las fuertes desinversiones.
Por ello, la compañía no ha terminado de escalar en Bolsa. «El mercado la ha castigado por no cumplir con las expectativas en ingresos y proyectos», detallan desde XTB. De hecho, una competidora directa como Solaria ha logrado una fuerte revalorización en lo que va de año, casi se dobla, gracias a que no solo logró mantener sus ingresos, sino que sus planes de expansión son mucho más ambiciosos. Así, solo en 2019 necesito inyecciones de capital por casi 100 millones de euros para nuevos activos.
EL OBJETIVO FINAL ES LA VENTA DE UNA PARTICIPACIÓN
Los nuevos proyectos deberían proporcionar más solvencia en la parte alta de la cuenta de pérdidas y ganancias. Una política clave para el segundo gran plan de Elías en Audax: vender un porcentaje de la compañía a uno o varios accionistas de peso. De hecho, el propio presidente y máximo propietario de la misma, José Elías, desveló que era el objetivo de cara a 2019. Una meta que no se logró dado que «los inversores más grandes no se han fiado de los proyectos actuales», subscribe Robles.
Aunque, obviamente sigue presente entre los planes a corto plazo. La razón es que el valor cuenta con un free float (acciones en circulación menos las restringidas) muy reducido, de apenas un 15,4%, según los datos ofrecidos por Bloomberg. Una situación que tiene sus ventajas, como hacer más fácil una gran compra o incrementar las revalorizaciones, pero que tiene otra cara menos amable, la volatilidad. Así, Audax ha sorprendido en el último año por ser uno de los valores más volátiles del mercado, con un porcentaje de hasta el 80%.
En definitiva, la compañía está intentando mover ficha, se esperan más movimientos, para no quedarse descolgado. Además, en un sector que está visto como uno de los de mayor potencial de todos gracias a que es clave en la transición energética que esta por realizarse. Y, a su vez, por el ingente volumen de dinero que recibirá en los próximos meses. Por el momento, los únicos movimientos han sido las ventas de acciones de Elías, muy rentables para él, pero sin acelerar los planes la situación será cada vez más complicada para el accionista.