El consejo de administración de Abengoa ha decidido darse de plazo hasta el próximo 14 de julio para alcanzar un acuerdo a su plan de rescate, con el que así intentar esquivar el concurso de acreedores para el grupo.
Según informó la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), entiende «razonable para que se puedan despejar las incertidumbres y a la vista de la situación de liquidez», establecer «un plazo máximo hasta el próximo 14 de julio», llegado el cual, «de no haberse concretado con grado suficiente la probabilidad de éxito de las actuaciones previstas, adoptará las medidas que legalmente procedan».
Asimismo, el consejo de administración de la compañía ha decidido retrasar la formulación de las cuentas anuales correspondientes al ejercicio 2019, previstas para hoy, hasta que se pueda «evaluar con una mayor certidumbre el resultado de las medidas propuestas para su rescate.
En los estados financieros resumidos presentados en mayo, Abengoa anunció unas pérdidas netas de 517 millones de euros en 2019, frente a los ‘números rojos’ de 1.498 millones de euros en el ejercicio anterior.
CAUSA DE DISOLUCIÓN
El grupo indicó que, a cierre del ejercicio 2019, el patrimonio neto de la sociedad individual Abengoa arrojaba un importe negativo de 388 millones de euros, lo que lo colocaba en situación de causa de disolución.
La compañía negocia desde hace semanas contrarreloj para alcanzar un acuerdo sobre el nuevo plan de rescate que garantice la viabilidad de la empresa, plazo que en un principio expiraba este martes.
Abengoa, que esquivó ya en 2016 el que habría sido el mayor concurso de acreedores de la historia de España, después de verse acuciada por una deuda de casi 9.000 millones de euros, lanzó ese nuevo plan de ‘rescate’ financiero, el tercero en los últimos años, tras los de 2017 y 2019.
El endeudamiento financiero bruto del grupo a cierre de 2019 se incrementó en un 5% en comparación con el año anterior, ascendiendo 5.948 millones de euros. Esta cifra incluye 1.165 millones de euros que corresponden a deuda de sociedades clasificadas como mantenidas para la venta, y 558 de financiación de proyectos.
En mayo, la compañía presentó ese nuevo plan de rescate que pasa por la solicitud de nueva financiación por un total de 250 millones de instituciones financieras, respaldadas por una garantía del ICO, así como de 300 millones de euros en líneas de avales ‘revolving’ adicionales rotativas de los bancos, cubiertas por la garantía Cesce.
Además, necesita alcanzar acuerdos sobre la deuda vencida de los proveedores y otros acreedores antiguos/heredados con una quita, adaptando soluciones a la situación de los diferentes proveedores vencidos y otros acreedores, así como con los acreedores financieros para modificar los términos y condiciones de los diferentes tramos de deuda, incluyendo el Bono Convertible A3T, lo que podría implicar quitas y capitalizaciones inminentes o futuras de ciertas deudas.
LA EJECUCIÓN DE TODAS LAS MEDIDAS DEL RESCATE
De esta manera, la viabilidad futura de la compañía pasa por conseguir sacar adelante todas las medidas de este nuevo plan de reestructuración.
El presidente de la compañía, Gonzalo Urquijo, ya subrayó que para conseguir que el grupo vuelva a esquivar el concurso de acreedores será necesario que se «ejecuten» todas las medidas del plan de rescate, ya que están «condicionadas» entre ellas y es «un efecto dominó».
En la actualización de la ‘hoja de ruta’ que realizó Abengoa, prevé caídas de más del 20% en casi todas las grandes magnitudes de la compañía hasta 2028, con un descenso del 22% en las contrataciones, del 21% en las ventas y del 8% en el resultado bruto de explotación (Ebitda).