El covid-19 tumba a Aston Martin: ¿adiós inesperado o cambio de paradigma?

Aston Martin se dejó este pasado martes 28 de abril un 5,66% en Bolsa. Con ello, el derrumbe de la acción desde su salida a Bolsa, en octubre de 2018, se acerca al 97%. Un desplome acelerado por el covid-19 y que amenaza con fuerza la supervivencia de la compañía. La hoja de ruta apuesta por volver a la Fórmula 1, tras más de 60 años, y explotar su nuevo prototipo de SUV, el DBX que ha tenido una gran aceptación. Aunque la pandemia podría llevar al traste los planes y provocar truncar su debut en los circuitos.

Las crisis económicas profundas, como la actual, tienen la virtud de acelerar importantes transformaciones en muchas industrias, a través de dos fuerzas: la primera, es un cambio en las preferencias de los consumidores. En este sentido, se podría aplicar a la digitalización bancaria o el cada vez mayor uso del comercio online. La segunda es la pesada losa de la deuda. Así, las crisis sirven para limpiar el tejido empresarial al eliminar aquellas poco rentables y muy endeudadas. Un ejemplo, es lo que ocurrirá próximamente con las aerolíneas.

Por desgracia para Aston Martin, tiene a ambas fuerzas disruptivas en su contra. El sector de los coches de lujo siempre ha querido emular al de la alta costura. Así, los circuitos son las pasarelas de París o Milán. Pero, hay problemas bastante evidentes que la inglesa no ha podido dar respuesta: en primer lugar, solo Ferrari es capaz de trabajar con los márgenes de LVMH. El gasto de capital es mucho mayor para los fabricantes de automóviles, por la estricta regulación sobre emisiones. Por último, el cambio climático y los coches eléctricos pueden cambiar el tablero de juego mucho más de lo que podría parecer.  

EL OCASO DE ASTON MARTIN

El éxito de Ferrari, las buenas previsiones del mercado del súper lujo y la llegada del astuto ejecutivo Andy Palmer, con muchos en la industria, lanzaron a Aston Martin como nunca. Hasta el punto, de que en apenas una década había multiplicado su valor varias veces. Así, el mismo grupo de inversores que compró la compañía en 2007 a Ford por 1.000 millones de dólares la colocó en Bolsa por un valor total de 5.600 millones. En el camino un plan de crecimiento que incluso sin la actual crisis hubiera sido imposible de ejecutar.

Curiosamente, el problema de Aston Martin lo clavó el mítico Enzo Ferrari algunos años atrás. Para el ejecutivo italiano la clave del sector era sencillamente la de fabricar «un automóvil menos de lo que quiere el mercado». El resultado de ello son largas listas de espera, un incremento de la exclusividad y, con ello, una revalorización de la marca. Pero, la firma inglesa ha estado actuando al revés. De hecho, en 2019 vendió un 20% menos los cerca de 6.000 vehículos que esperaba colocar y que, obviamente, fabricó. Un nuevo fracaso que añadir a la colección.

Los problemas de demanda tienden a intensificarse a medida que la deuda de la compañía va en ascenso. El intento de transformación, incluida la hoja de ruta que preveía fabricar hasta 14.000 vehículos en 2023, dejó una carga muy pesada que el coronavirus está haciendo insoportable. Por el camino, la firma inglesa ha sacado a la luz hasta tres modelos nuevos de GT y está preparando el lanzamiento de una bestia con un motor central cuyo apellido será Valhalla. Junto a ambos, también tiene su gran esperanza (con el que ha colgado el cartel de ‘agotado’) el Aston Martin DBX, su nuevo SUV.

¿UNA QUIEBRA MÁS EN LA HISTORIA DE LA INGLESA?

Por el largo camino recorrido de prueba y error, la deuda ha ido creciendo hasta desbordar la estructura de la compañía. Aston Martin debía a principios de año unos 900 millones y los acreedores le han llegado a exigir, a principios de año, hasta un 15% de interés para comprar sus bonos. Para hacerse una idea, cientos de empresas con la mitad de exigencias (en ese momento) ya eran calificadas como con mucho riesgo o directamente sus bonos tenían el grado de basura.

En la actualidad, la situación no ha hecho más que empeorar a medida que el covid-19 limitaba con fuerza el efectivo de las compañías. Los bonos de Aston Martin «implican una probabilidad de incumplimiento del 70%», alertan desde Bloomberg. No es la única, junto a ella la deuda de McLaren o Jaguar “se negocia a niveles muy angustiosos”, prosiguen los analistas. Los mismos, especifican que «la pandemia global está teniendo graves implicaciones en todo el sector automotriz» y que los problemas son “fiel reflejo” de unos balances muy endeudados.

En definitiva, fue éxito de Ferrari y las buenas previsiones que ofrecía el mercado los factores que envalentonaron a las pocas compañías que copan el sector para dar un paso al frente. Una de ellas fue la firma inglesa conocida por sus apariciones en la saga de James Bond, no ha sido la única, y ahora el covid-19 amenaza con tumbarla. Quizás, debido a un nuevo paradigma dentro del sector que se fortalecerá con la pandemia. O, quizás, simplemente se trate de una nueva caída a los infiernos para Aston Martin. Al fin y al cabo, ya ha declarado la bancarrota en siete ocasiones en sus más de 100 años de vida.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2