El Tribunal Federal de Australia ha impuesta una multa de 125 millones de dólares australianos (alrededor de 77 millones de euros) a Volkswagen. El fabricante alemán de vehículos incumplió la normativa del país en cuanto a las emisiones de los vehículos diésel, en el famoso caso del software.
Según informó en un comunicado la Comisión Australiana de Competencia y Consumidores (ACCC, por sus siglas en inglés), esta sanción supone la más alta impuesta en la historia por dicho Tribunal por incumplimiento de la Ley Australiana del Consumidor.
La ACCC explicó que la compañía automovilística admitió que al solicitar la autorización para la importación de más de 57.000 vehículos en Australia, entre 2011 y 2015, no reveló al Gobierno australiano la existencia de un software con dos modos de funcionamiento.
La Comisión destacó que Volkswagen reconoció que cuando el software identificaba que el vehículo estaba siendo objeto de pruebas en laboratorio cambiaba a un modo con menores emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx). No obstante, en condiciones de uso normal por carretera se activaba un modo con mayor emisiones de NOx.
VOLKSWAGEN ACTUÓ DE FORMA DELIBERADA
«La conducta de Volkswagen fue descarada y deliberada. Esta sanción refleja una tendencia de sanciones cada vez más altas por las infracciones de la ley de consumo australiana», explicó el presidente de ACCC, Rod Sims.
Asimismo, el directivo señaló que el software de Volkswagen hizo que los vehículos de la compañía utilizasen dos modos de conducción, uno diseñado para superar los test de emisiones y otro para uso normal que producía «mayores emisiones.
«Esto se ocultó a los reguladores australianos y a las decenas de miles de consumidores australianos que conducían estos vehículos», afirmó. La ACCC indicó que los ingenieros de Volkswagen diseñaron el software ‘Modo 2’ en 2006 y esto se mantuvo en secreto hasta que se descubrió en 2015.
En este sentido, la Comisión apuntó que si los vehículos de la compañía alemana afectados hubieran sido probados mientras operaban en el modo en que los australianos conducían, «habrían excedido los límites de emisiones de NOx permitidos en Australia«.