Que una pareja se separe no es nada extraño, y más si tenemos en cuenta que los españoles somos el segundo país de la Unión Europea en lo que a divorcios se refiere. Enero de este año no ha sido demasiado bueno en los temas del corazón. En el primer trimestre subió casi un 1,3 por ciento la tasa de demandas de divorcios.
La realidad de lo que es una convivencia y conocer al otro en todo su apogeo puede hacer que después de casarte te des cuenta que no es la persona que creías en un principio. El movimiento se demuestra andando y con el tiempo vas viendo manías y fallos en los que antes no te habías percatado.
En ocasiones, esos roces del principio se superan, pero en otros no hay forma de sobrellevarlos y antes de seguir perdiendo el tiempo, es mejor cortar por lo sano en lugar de que la cosa vaya a peor y terminéis tirándoos los trastos a la cabeza.
La frase “hasta que la muerte os separe” es muy gore y en algunos casos puede dar miedo si no has elegido bien a la persona que dormirá a tu lado cada noche. Te diré algunos casos extremos en los que el divorcio de la pareja fue inminente y que a lo mejor para ti tampoco eran para tanto.
Sí, quiero
El día de la boda es, aunque no lo creas, el más decisivo para saber si una pareja continúa un tiempo o si se va a la mierda rápido. El momento en el que el cura dice: “El que tenga algo que objetar que hable ahora o calle para siempre” hace que se te caigan los sudores y recuerdes todas las cosas indebidas que hiciste durante el noviazgo. Si nadie dice nada, el primer paso lo tienes superado.
El siguiente paso que puede hacer que una pareja dure menos que un telediario es la hora del banquete. Las borracheras son bastante malas y la barra libre también. Los novios y novias tienen la mala costumbre de echar un casquete en el baño y no con el portador de la alianza precisamente. Esas pilladas en los baños del convite son una de las principales razones para solicitar el divorcio exprés.
Después está la luna de miel. Según el sitio que escojáis para ir existen más o menos probabilidades de que regreséis cada uno en una punta del avión. El sexo en el viaje de novios con otras personas que no son tu pareja también es algo que se da con bastante frecuencia. El problema es cuando te cogen in fraganti.
Manías
Por fin estáis en vuestro nuevo hogar. Felicidades, ya sois una pareja en toda regla compartiendo el mismo techo, el mismo baño, los mismos olores y la misma cama. El no haber convivido antes con tu amor significa que solo conoces la primera capa de la cebolla con la que te has casado.
Hay quien odia los gases y quien por el contrario lleva la regla del “mejor fuera que dentro” muy al pie de la letra. Al principio, no es normal tirarse cuescos delante de la pareja, pero con el tiempo y la confianza el tapón se va soltando poco a poco hasta que la liberación gaseosa es completa. Es algo escatológico, pero realmente normal en el organismo lo de tirarse pedos o eructos. No obstante, existe quien es demasiado escrupuloso y ese acto le resulta repulsivo. Hay quien ha pedido el divorcio alegando que su pareja es un cerdo.
Otra mala costumbre que ha llevado a alguna que otra pareja a divorciarse es el de comer. Sí, comer, has leído bien. Comer con la boca abierta es una fea costumbre que muchas personas tienen y que cuando cogen confianza comienzan a hacer. Ver como la comida viaja de una parte a otra de la boca, saliva incluida, no es plato de buen gusto para nadie y hay quien se ha separado de su pareja por no poder aguantarlo.
Paranoias de la pareja
Uno de los motivos más curiosos por los que se ha separado una pareja es por la de las paranoias. Hay quien cree fervientemente que el otro le ha echado una maldición, un mal de ojo o incluso que quiere acabar con su vida.
Cuando existen pruebas de que quieren asesinarte es totalmente normal que pongas pies en polvorosa, pero a veces las ideas son infundadas y sin ningún tipo de base que las sostenga. El pensar que tu pareja te hace vudú o te ha hechizado no sé hasta qué punto puede ser aceptado por un juez para dar el matrimonio como nulo…
Ritos sexuales peligrosos
Al principio, el sexo en pareja es algo pasional e incluso morboso y juguetón. Con el tiempo ya la cosa va bajando. Hay quien ha pedido el divorcio por cambiar de opinión con respecto a algunos juegos sexuales a los que antes accedía.
Un ejemplo de esto es la pareja que usa una pistola para tener sexo. Es decir, el otro te apunta en la sien, te la mete en la boca o te la roza por tus partes nobles. Suele estar sin balas, pero aún así llega un momento en el que la cosa, por cualquier motivo, deja de hacerte gracia y el otro no respeta esa decisión.
Niños contra mascotas en la pareja
Este motivo de separación es de los más frecuentes en una pareja. La falta de comunicación al principio hace que los malos entendidos lleguen después del matrimonio. Es importante dejar claro tu postura sobre la paternidad o la maternidad.
Hay quien quiere tener descendencia a toda costa y hay quien quiere siete gatos. Si tu pareja es alérgica a los animales y tú no puedes vivir sin ellos, siento decirte que lo vuestro tiene los días contados.
También hay quien quiere ser padre o madre, pero no con su pareja. Al menos, no después de haberla conocido mejor, así que antes de que la criatura padezca las malas elecciones de su progenitor es mejor dar marcha atrás y comenzar de nuevo.