Electrolineras: la guerra por la recarga ecológica ya está aquí

Está claro que la conciencia ecológica, el propio desarrollo y los cambios en el mercado energético hace ya tiempo que han incrementado la electrificación en nuestro mundo occidental.

La necesidad de estar permanentemente conectados y la movilidad cada vez más ecológica y regulada precisa de opciones para un mercado nuevo como es el de las recargas eléctricas en las vías públicas.

Esto es básicamente lo que hace una electrolinera: dotar de puntos de carga de vehículos eléctricos o híbridos. Y la necesidad de multiplicar estos puntos en las calles, autopistas o centros comerciales es un nicho de negocio en el que muchos llevan tiempo pensando en cómo posicionarse.

Así, y según un informe de Deloitte, para cumplir con los objetivos de descarbonización de 2050 en nuestro país serán necesario instalar unas 11.000 electrolineras en el año 2020. Para 2030 habrá que tener instalados entre 35.000 y 50.000 puntos de recargas en las vías públicas. Esto supone multiplicar casi por diez los actuales puntos de carga disponibles.

en 2030 los coches eléctricos serán más del 50% del mercado

Apenas una década para un número muy elevado de electrolineras. Pero es que este desafío es proporcional a la necesidad de reducir las emisiones de gases GEI en un 26% y representa claramente un negocio al que muchas empresas del sector quieren asomarse.  

Y que, desde luego, pasa también previamente por lograr un parque de coches eléctricos que en 2030 represente entre el 50 y el 60 % de las ventas, es decir, entre 4,4 y 6 millones de coches eléctricos circulando por España.

RETOS Y OPORTUNIDADES CON MUCHA LUZ

Porque si es cierto que en las próximas décadas los diferentes tipos de vehículos seguirán conviviendo (del diésel a la gasolina pasando por los eléctricos y GLP), lo cierto es que no debería venderse ningún vehículo con motor de combustión interna a partir del año 2040.

Esto nos parece aún muy lejano, pero en realidad está ya aquí mismo para que las compañías analicen las inversiones y oportunidades que exige esta transformación del sector.

Por otra parte, tampoco conviene olvidar que el vehículo eléctrico se enfrenta al menos a dos grandes barreras: sus menores prestaciones frente a los vehículos convencionales (menos autonomía, mayor tiempo de recarga, menos número de modelos disponibles, mayor coste, escasa información sobre los beneficios) y la reducida disponibilidad de la infraestructura de recarga de acceso público.

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Pero además, no hay que minimizar el hecho de que aún hoy, poner en marcha y expandir estas tecnologías tiene unos costes de desarrollo muy elevados. No obstante, en los próximos años se espera que estos se reduzcan sobre todo en los sistemas de almacenamiento con la aparición de las baterías de flujo, metal aire, etc.

El desarrollo de las tecnologías de almacenamiento energético es clave en este proceso de abaratamiento. Y no hay que olvidar que debe revolucionarse todo el sistema de infraestructuras de recarga para ganar en rentabilidad.

Así, las 11.000 electrolineras que tendrían que estar disponibles en apenas dos meses deben ser rápidas o semirrápidas. Es decir, que en el mejor de los casos permitan la carga del 80 por ciento de la batería en veinte minutos y en el peor que se alargue hasta algo más de las dos horas.

Lo rápido que se alcances soluciones eficaces en este campo multiplicará la venta de los coches eléctricos y la rentabilidad del negocio floreciente, además de ecológico, de las electrolineras.

EMPRESAS: DE ENDESA A REPSOL EN LA CARRERA ELÉCTRICA

En los últimos meses la carrera por este sector ha sido constante entre los grandes grupos eléctricos y energéticos. Son significativos en este sentido los esfuerzos de Iberdrola, Endesa y Repsol, que se han centrado sobre todo en el diseño de infraestructuras de recargas por el para ofrecer mucha mayor autonomía al vehículo eléctrico.

Porque ninguno quiere quedarse fuera del negocio de la movilidad, aunque la rentabilidad hoy esté aún lejos.

La ventaja de empresas como Repsol es clara: cuenta ya de antemano con el gran número de puntos de carga de combustible, las gasolineras, desplegadas por toda la geografía española, que pueden acoger sin grandes problemas ni adaptaciones los nuevos puntos de recarga eléctrica.

Eso sí, el tiempo de recarga es fundamental y una clara limitación ya que obligaría a que los puntos de recarga eléctrica fueran ultrarrápidos en todos los casos. Esta estrategia verde de Repsol ya se ha manifestado en este terreno hace años con la creación del Grupo Ibil junto con el Ente Vasco de la Energía, que dispone actualmente de una de las mayores redes de electrolineras.

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Por parte de la reina de la energía verde, Iberdrola, hace ya unos meses que señaló su intención de instalar 25.000 puntos de carga antes de 2021. Pero sin duda, su gran apuesta está puesta en los hogares donde tiene previsto implantar 16.000 de estos grandes enchufes.

Asimismo, Endesa ha llegado recientemente a un interesante acuerdo con Saba, operador industrial de referencia en el desarrollo de soluciones en el ámbito de la movilidad urbana especializado en la gestión de aparcamientos. Este acuerdo incluye un despliegue inicial de 144 puntos de recarga que ya están operativos en 36 aparcamientos de 14 ciudades españolas. 

El acuerdo forma parte del plan de Endesa que prevé la instalación de 108.000 puntos de recarga en los próximo cinco años, de los que más de 8.500 serán de acceso público.

Sin embargo, parece que hay otro gran frente en el que se librará batalla y son los grandes núcleos de ocio y espacios que concentren la afluencia de ciudadanos en automóvil. Hablamos de los centros comerciales, de ocio y recreo, que pueden convertirse en el objeto de deseo de las eléctricas, algunas de las cuales ya están negociando con estos centros (Decatlón, Alcampo, Xanadú…) la instalación de sus electrolineras.

MÁS COMPETIDORES PARA UN NEGOCIO AÚN MUY VERDE

Pero además de los competidores más evidentes, aparecen actores menos esperados. Y es que parece que los propios fabricantes de automóviles planean distribuir por las carreteras sus propios puntos de recarga para sus modelos eléctricos. Incluso algunos de ellos como BMW o Volkswagen han creado ya una red para disponer de electrolineras bajo su marca en toda Europa.

De hecho, en nuestro país ya tienen un preacuerdo con Cepsa para que esas electrolineras propias estén localizadas en las estaciones de esta compañía.

Y el sector público tampoco renuncia a formar parte de este negocio. De hecho, algunos ayuntamientos como los de Barcelona y Madrid han comenzado muy modestamente a instalar sus propios lugares de recarga a través de sus empresas municipales de transporte.

Pero más sorprendente aún resulta la diversificación y apuesta de otras compañías que nada tienen que ver con el sector. Este es el caso del grupo de servicios de Eulen, que hoy se conocía que quiere apostar claramente por este ámbito.

El grupo español que cuenta con casi 49.000 trabajadores, ha lanzado una nueva unidad dedicada a la gestión de puntos de carga de coches eléctricos. La liberalización de la figura del gestor de carga hace ya un año les ha hecho analizar este nicho empresarial y apostar por su desarrollo.

En palabras del responsable de la nueva unidad del grupo, Luis Cristóbal, la compañía ya está trabajando en la instalación eléctrica, el acondicionamiento de plazas, la ubicación de distintivos e, incluso, en el mantenimiento y gestión de la instalación.

Parece además que el Grupo Eulen lleva ya tiempo trabajando en esta línea de negocio y ya es un hecho su colaboración con una de las grandes eléctricas españoles para el despliegue de cargadores rápidos.

El desarrollo de una APP abierta para situar los puntos de abastecimiento en el territorio español así como el desarrollo de datos y seguridad son otras de las aportaciones de un grupo que apuesta por el coche eléctrico y la gestión integral que precisarán todos los servicios que este demande. La gran dispersión geográfica nacional es una ventaja también competitiva para sumar servicios de gestión integral a todos los clientes.

Hay que tener en cuenta que, si se cumplen las previsiones del Misterio de Transición Ecológica, dentro de poco más de diez años circularán por España más de cinco millones de vehículos eléctricos, cifra que podría duplicarse o triplicarse en unos cuantos años más, exigiendo una capacidad de generación cercana a los 20.000 o 30.000 MW.

La carrera por las infraestructuras de la movilidad verde ha comenzado. Las empresas tradicionales han asumido que tendrán que invertir en su desarrollo, aunque no siempre lo tuvieran tan claro e intentaran presionar en su momento para implantar un coste adicional en las facturas para implantar el desarrollo del vehículo eléctrico.

Competencia dijo no en aquel momento y las famosas electrolineras ya han salido al mercado. El futuro corre sin duda con coches eléctricos. Lo saben en todas partes. La regulación, las restricciones de tráfico en las grandes ciudades y el futuro verde del planeta parece que ya han dado al botón de encendido. La recarga es el premio. Y hoy casi todos se quieren enchufar a esta red.

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