Ribera del Duero y Rioja son dos denominaciones punteras en España. Sin duda, son las más apreciadas y conocidas a nivel internacional. Además, se exportan fuera de nuestras fronteras grandes cantidades de botellas.
A nivel nacional también se consumen muchos litros. Se debate siempre acerca de cuál es el mejor de estos vinos en España. Muchos de los consumidores ven en ambos características muy parecidas y además, los dos encarnan una variedad de tempranillo. Te explicamos cómo se pueden distinguir estos dos estupendos vinos.
Origen y geografía del vino de Rioja y Ribera del Duero
La Rioja nace como denominación de origen en 1925. Ribera del Duero es reconocida en 1982 y esta no tiene el sello de denominación de origen cualificada (premio para el vino de más alta calidad).
Ambas firmas pertenecen a la zona norte del país, pero cada una ocupa una Comunidad Autónoma diferente. El vino de la Rioja está dividido en tres subdenominaciones: Rioja Alta, Rioja Baja y Rioja Alavesa. Es una denominación que tiene una gran variedad de orografía.
Los Riojas y los Riberas del Duero son vinos muy consumidos en España.
El Ribera del Duero es de un área más oriental (las provincias castellano-leonesas): Valladolid, Soria, Segovia y Burgos. Su orografía corresponde a la vertiente de un valle: campiñas, zonas altas y bajas de inundación.
La importancia del clima en el vino de Rioja y Ribera de Duero
Puesto que el Tempranillo (una de las variedades del mundo y parece ser que originaria de la Rioja), domina por su definición, será complicado diferenciarlas por su uva base. Sin embargo, una misma vid de esta variedad puede evolucionar de manera diferente según el clima en el que se encuentra inmersa.
La Rioja está influenciada por aires cálidos y húmedos que proceden del Mediterráneo a través de la depresión del Ebro. Se caracteriza por tener un clima continental templado (inviernos suaves, otoños cálidos y veranos calurosos). Gracias a este clima, la uva madura de forma más profunda y alcanza mayor calidad de matices.
Los vinos de Rioja son estructurados por la potencia del Tempranillo, pero no de enormes cuerpos ni potencia de sabor. Son maduros y redondos (imprescindibles para los que tienen una gran finura). Dos vinos a destacar con este carácter firme podrían ser: los vinos de bodega Muga y los de Marqués de Riscal. Las dos bodegas poseen una relación estrecha entre su precio y su calidad, pues reciben valoraciones muy altas por los más entendidos.
Suelos y uvas
Hay que nombrar la importancia que tiene el suelo en estos dos tipos de vinos. En los de la Rioja, los componentes son arcillosos y calurosos. Se aprovechan las lluvias que hay en la zona. El área de Ribera de Duero no está influenciado por los húmedos vientos de la depresión del valle del Ebro (aunque sí por las evaporaciones) y recibe poca pluviosidad.
Sus suelos poseen una gran variedad (calcáreos y arenosos). En consecuencia, la concentración de la uva en agua bajará y la cantidad de azúcares y otros elementos será proporcionalmente mayor, favoreciendo una cosecha con un gran carácter.
Cuando se habla de vinos tintos, hay que distinguir las diversas variedades de coupage, o mezcla de Tempranillo. La proporción de coupage dependerá de cada experto, pero en general se usan variedades diferentes de los Rioja respecto a los Ribera de Duero. En el Rioja se suele usar el Mazuelo, la Garnacha tinta, Graciano y Cariñena. La Garnacha dota de cuerpo y de mineralidad. El Tempranillo riojano no lo posee. El Mazuelo imprime de una frutalidad especial.
En el Ribera de Duero se usan diferentes variedades: Cabernet Sauvignon, Malbec y Merlot. Los tempranillos de Ribera de Duero poseen un componente mucho más sólido y la corrección suele ir en dirección a suavizarlos con el Cabernet y el Merlot.