La gran confusión del yogur de sabores de los supermercados: sin fruta ni sanos

El yogur es un alimento que suele gustar a toda la familia gracias a su sabor suave. Se pueden comer en los desayunos, en las meriendas o como postre, aunque consumirlos cuando apetezca no es insano. Existen de una gran variedad, desde naturales sin azúcar a yogures con frutas y de diferentes sabores.

Muchas son las veces que cuando comemos ciertos alimentos no sabemos qué estamos metiéndonos en la boca. Lo mejor será leer siempre la etiqueta para saber el contenido de cada alimento. En los supermercados ofrecen yogures de sabores. Estos tienen diversos colores que se mimetizan con la fruta que representan, pero no se sabe si verdaderamente hay fruta en cada envase. Te vamos a contar la gran confusión del yogur de sabores, que parece ser que no tienen fruta y además no son sanos.

Colorantes y aromas en el yogur

yogur

El mundo del yogur, que se supone que tienen un sabor determinado, muchas veces traen a confusión. Si se ven fresas en el envase, lo primero que se piensa es que su interior va a saber a esa fruta, pero la gran mayoría de las veces no es así.

No hay mejor que un buen yogur natural. Estos no tienen ningún color específico, ni promete saber a nada que no sea verdad. Realmente, es el único que se puede llamar yogur. Según un Real Decreto, un yogur es un producto de leche coagulada que se obtiene por fermentación láctica mediante la acción de lactobacillus delbrueckii subsp, bulgariscus y streptococcus thermophilus a partir de leche concentrada, desnatada o no, o de mezcla de dos o más de dichos productos, con o sin la adición de otros ingredientes lácteos.

El yogur tiene una media de 10 millones de bacterias vivas por gramo. Los expertos dicen que aún no está claro cuál es realmente el beneficio de todo esto. Los fabricantes, con el afán de vender dicen que ayudan a favorecer la digestión.

El hecho de que la ley ponga una definición tan concreta se debe a que hay que diferenciar el yogur de otros dos alimentos que se le parecen, pero que son diferentes. La leche fermentada por otros organismos, como los yogures con bífidus, están fermentados por bifidobacterias; y el yogur pasteurizado después de la fermentación. La historia de este producto hay que ubicarla a finales de la década de los 90 en una innovación de una conocida marca en España. Estos lanzaron unos yogures que no había que ponerlos en la nevera. Esto generó una batalla legal que se resolvió aclarando en su etiquetado que era pasteurizados después del proceso de fermentación.

Diferencia entre un yogur natural y uno de sabor

¿Qué diferencia existe entre un yogur de sabores con uno natural? Los aromas y los colorantes son los que hacen que el yogur sepa a lo que se supone que debe de saber. Estos aditivos se añaden en el proceso de fabricación e intentan convencer que el yogur es de la fruta en concreto. Aunque la ley los denomina «yogur aromatizado», exige que en su etiquetado ponga «sabor a» seguido de la fruta en cuestión. Según se dice, el colorante no le aporta nada malo al alimento. Los aromas se obtienen del producto real a imitar o de otras fuentes.

Los yogures de sabores llevan aromas y colorantes.

El problema aparece cuando llevan azúcares añadidos para volverlos más dulces. El yogur natural tiene unos 4 gramos de azúcar en la etiqueta nutricional; sin embargo, los azucarados pueden tener mucho más.

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Esta es la clave para saber cuándo un yogur es sano o no. Hay que mirar la etiqueta y ver que no tiene más de 4 gramos de azúcar. Por desgracia, esto no suele pasar. Los yogures que se suponen que tienen fruta en su interior son diferentes. Parece ser que sí tienen fruta en cada cucharada (una parte mínima).

La fruta es muy perecedera, por lo tanto, se usan ingredientes para que la fruta se conserve dentro más tiempo. En conclusión, es mejor comprar el yogur natural. Si te gustan los de frutas en este caso corta tú mismo la fruta e incorpórala en el yogur natural que previamente hayas comprado.