El llamado banco malo anunció hace pocas semanas la creación de una promotora para levantar cerca de 17.000 viviendas. La noticia no ha tenido buena acogido entre la que ahora será la competencia de Sareb. Las promotoras no comprenden este movimiento, creen que es una competencia desleal y que la nueva compañía desvirtualiza el objetivo con el que fue creado la Sareb.
No corren buenos tiempos para las promotoras inmobiliarias. Las cotizaciones en Bolsa no acompañan a los resultados, los bailes de nombres en las directivas no paran de sucederse y el problema de la concesión de las licencias de obra lastra al sector. A todos estos problemas se les une ahora la preocupación de un nuevo ‘player’ del mercado: Árqura Homes, la nueva promotora de la Sareb.
La nueva compañía surgida del suelo del banco malo nace con activos por valor de 811 millones de euros con una capacidad para construir 17.095 viviendas nuevaspor toda España. En este plan prevé invertir 2.238 millones de euros hasta 2027. En esta línea de negocio abierta a la promoción residencial, Sareb cuenta con un socio: Aelca -controlada por el fondo Värde y que también hace lo propio con Vía Célere-. Promotora de la que recientemente ha dimitido Juan Antonio Gómez-Pintado por presuntas discrepancias con Värde, según publica El Confidencial.
Precisamente, las cuatro grandes promotoras -Neinor, Aedas, Metrovacesa y Vía Célere- son las más perjudicas por la irrupción de la Sareb en la promoción de viviendas. Porque el volumen de unidades que lanzará al mercado el banco será capaz de plantar cara a todas estas compañías. Además, competirá en plazas donde todas ellas son líderes –Madrid, Cataluña y Andalucía-, porque el 58% del suelo de esta Árqura está en estas localizaciones. En la capital y al rededores, por ejemplo, reina Vía Célere -controlada también precisamente por Värde-, Neinor y Aedas. Ahora, el banco malo podrá mirar de tú a tú a las grandes en uno de los mercados más tensionados.
Ninguna de ellas se atreve a hacer declaraciones en público. De hecho, no se ha escuchado ni leído ninguna crítica hacia la formación de esta nueva promotora. Pero en los mentideros del sector todos miran con recelo y con enojo a Sareb. Todavía retumban en los despachos de estos gigantes inmobiliarios las palabras de Jaime Echegoyen, presidente de Sareb: “Vamos a competir a campo abierto con otros promotores”.
La cartera que gestionará Árqura está compuesta en un 41% por promociones en curso, el 29% de suelo en desarrollo (sin permisos), 27% en suelo finalista y el 3% de promociones actualmente paradas. Muchas promotoras se hacen la misma pregunta: ¿No juega con ventaja este nuevo ‘player’ inmobiliario surgido de un vehículo promovido por el Estado?
Lo cierto es que Sareb nunca ha contado con el favor del sector. Esa mezcla de ente mitad privado, mitad público ideado para absorber los ingentes activos tóxicos del sector financiero español nunca ha terminado por convencer a las promotoras, más cuando acumula pérdidas por casi 4.000 millones de euros y, según PwC, está en quiebra técnica con un patrimonio neto contable negativo de 5.135 millones.
Está por ver si al final Árqura podrá competir con las grandes promotoras como así ha vaticinado su presidente. De momento, esta nueva compañía sólo tiene visos de convertirse en el nuevo instrumento del Gobierno Central para atacar los problemas de acceso a la vivienda. Incapaz para llevar acabo políticas y pactos de estado en esta materia, el Ejecutivo abraza a Sareb de manera desesperada para justificar su actividad e intentar atajar un problema que cada vez preocupada más, según el último CIS.
De esta manera, el banco malo lleva a cabo su segunda incursión en el mercado inmobiliario mediante el lanzamiento de sus propias firmas y en el marco de su estrategia de aprovechar el auge del sector para dar salida a su cartera de activos inmobiliarios procedentes de la banca: la entidad lanzó a finales de 2017 Témpore, una socimi (Sociedades Cotizadas Anónimas de Inversión en el Mercado Inmobiliario) que se erigió como tercera firma de pisos en renta y cuya venta al fondo TPG se está ultimando en la acutualidad.
LAS CARAS DE LOS DIRECTIVOS, EL ESPEJO DEL ALMA
La nueva inmobiliaria espera alcanzar entre los años 2021 y 2022 la velocidad de crucero en cuanto a promoción y entre 2023 y 2024 en cuanto a entrega de pisos. No obstante, dará las llaves de unas doscientas primeras unidades que ya están más avanzadas a finales de este año o comienzos del próximo.
Las promotoras estarán atentos a los movimientos de este nuevo competidor en el sector. Un rival que no gusta, incomoda y que ha molestado mucho en el sector. Da igual que las compañías punteras no lo reconozcan en público. Basta con ver cómo cambia la cara de los directivos cuando se les pregunta por Sareb y su nuevo juguete inmobiliario para conocer cuál es su opinión.