Así es la gran mentira laboral en la construcción y el inmobiliario

La construcción cerró el año 2018 con un ritmo de creación de empleo que se no veía desde el año 2000. Además, en las actividades inmobiliarias el número de ocupados creció un 7% interanual en el último trimestre. Dos cifras que deberían de indicar la buena salud del sector. Pero no, la realidad es que faltan albañiles, mano de obra cualificada y los últimos vaivenes de Neinor han desestabilizado al sector promotor.

Lo que ocurre al rededor de la construcción y el inmobiliario va de camino de convertirse en un Expediente X. Se genera empleo, eso es indudable porque los número extraídos del INE lo demuestran. El problema es que los puestos que se crean no alcanzan para acaparar la oferta, sobre todo de especialistas.

Con respecto a la construcción, en el último trimestre del año los empleos a jornada completa aumentaron un 12,3% interanual, un incremento que no se veía en España desde hacía dieciocho años.

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La estadística de Contabilidad Nacional de 2018, divulgada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), demuestra que la construcción es el sector económico en el que se crea empleo con más velocidad. Pero no con la suficiente rapidez como necesitaría el sector. O al menos esa es la queja de las empresas constructoras y promotoras. De hecho, las compañías han buscado en Portugal, un país que vive un pequeño ‘boom’ inmobiliario, mano de obra para traerla a España.

Los trabajadores experimentados que perdieron su empelo durante el estallido de la burbuja se han jubilado o se han reciclado en otros sectores. Los jóvenes son una especie en extinción en las obras y los pocos especialistas que quedan se venden al mejor postor. En este sentido, preocupa que algunos salarios estén ‘hinchados’ por la escasa demanda y el exceso de oferta. Este es el caso de los ferrallistas.

Tras el estallido de la crisis, en España se destruyó el 42% del trabajo en la construcción. Son datos demoledores que significan que cuatro de cada 10 empleados pasaron a engrosar la lista del paro. El perfil de la mayoría de estas personas correspondía casi siempre al mismo patrón: varón de más de 40 años y con escasa formación académica.

Ahora el perfil del obrero ha cambiado. Las empresas buscan trabajadores más cualificados e incluso con otro tipo de perfiles. El auge de la construcción industrializada ha llevado a las promotoras a reinventarse y a transformar a sus obreros. Una situación que favorece la entrada de la mujer en este mercado, que hasta ahora contaba con una participación casi testimonial.

Las compañías apuntan a las escuelas de formación profesional como una de las causas principales de la carencia de obreros. Creen que debería de haber más cursos para hacer frente a la actual demanda de vivienda nueva. Por este motivo, la Fundación Laboral de la Construcción se encuentra desbordada. Al año son cerca de 75.000 personas las que se inscriben en los cursos de esta fundación. De esta institución salen muchas personas con un trabajo asegurado.

La otra fórmula por la que han optado muchas empresas es por formar ellas mismas al trabajador. Por este motivo, multitud de compañías invierten hasta 2.000 euros en la formación de los jóvenes. Sin embargo, esta táctica es un arma de doble filo, porque en alguna que otra ocasión ven marchar a sus ‘promesas’ a la competencia por un sueldo mayor. Es decir, pierden la inversión realizada en el capital humano.

Otro factor que ha contribuido a la aceleración del empleo es el gran número de empresas que se han creado en el sector. De hecho, el número de compañías inscritas en la Seguridad Social en el año 2018 aumentó un 4,5% frente al año anterior, hasta las 124.484 compañías.

FALTA ALARMANTE DE OBREROS

Por su parte, los visados autorizados de obra nueva para vivienda en España alcanzaron las 100.733 unidades en 2018, aunque experimentaron en el último trimestre su primer retroceso en nueve trimestres. Una desaceleración que no ha tenido repercusión en el nivel de contratación. Hay construcciones de obra nueva suficientes como para que el empleo siga aumentando en los próximos meses. El problema no es que crezca, todo lo contrario. La cuestión es formar mano de obra para que pueda asumir el alto nivel de oferta.

Al final, la creación laboral en este sector va ligado a la buena salud del residencial. La compraventas de viviendas siguen en aumento y la población continúa demandando obra nueva. Además, este año se espera un repunte de las reparaciones en viviendas de segunda mano, lo que también genera más empelo.