En un nuevo paso de adaptación hacia las últimas formas de producción y formato, El País agradece a los trabajadores de sus rotativas y da la bienvenida a una etapa renovada, en la que suma nuevos lectores a través de múltiples plataformas como las redes sociales o la televisión, con el objetivo de consolidar su liderazgo informativo».
Con estas palabras el periódico hegemónico durante las últimas cuatro décadas decía por última vez «¡Qué paren las máquinas!» para ahorrar costes e imprimirse en los talleres de ABC. En la noche del 23-F las rotativas arrancaron para señalar que El País estaba con la Constitución, galardón demócrata que fue convenientemente exprimido por Jesús de Polanco.
En los últimos tiempos cabeceras centenarias como El Correo de Andalucía lo están pasando mal y los compañeros de La Opinión de Tenerife encaran una oleada de despidos. Los digitales que apostaron por el click tampoco arrancaron el año con bien pie: BuzzFeed España y Eslang cerraron y PlayGround sufrió un ERE.
Los editores del papel ven aliviados sus números tras acometer heterogéneas reconversiones, véase los recientes números de PRISA o Unidad Editorial. Pero tal y como se desprende de un estudio elaborado por el blog especializado DigiMedios, los cuatro diarios nacionales editados en Madrid han perdido un 62% de las ventas en lo que llevamos de siglo.
De los 923.071 que sumaban en el año 2000 pasamos a los 352.745 ejemplares de 2017. Los locales también retrocedieron, pero menos: de 1.325.616 a las 634.913 copias (52% de caída). No corren buenos tiempos para el papel, producto estrella durante siglos.
GAZETA DE MADRID
Del Boletín Oficial del Estado podría decirse que es el periódico más antiguo de España. Gazeta de Madrid comenzó a imprimirse en 1697, sesenta y cinco años después pasó a manos estatales por decisión de Carlos III y durante años informó de los criterios y decisiones gubernamentales hasta que pasó a convertirse en lo que es hoy: una sucesión de leyes o disposiciones.
En el siglo XIX la prensa logró su cenit: la alfabetización aumentaba, los precios bajaban y los intereses de expandir la propaganda de turno se multiplicaban. Existen algunos proyectos curiosos. Es el caso de El Robespierre Español, nombre provocador para un diario que cargaba contra la invasión francesa.
Otra joya es La Periódico-manía, «una de las más originales, mordaces y atrevidas publicaciones periódicas, a juicio de Pedro Gómez Aparicio», tal y como señala la hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España.
Esta cabecera recogía textos de «unas 86 publicaciones, entre periódicos, folletos y otros opúsculos, durante la fiebre periodística desatada al comienzo del Trienio Liberal. Sus textos están escritos con un estilo satírico y sarcástico, y su dirección ha sido atribuida al periodista y abogado afrancesado conocido como Francisco Camborda».
En el siglo XX la prensa se pervirtió hasta tal punto que Malcolm X explicó que «con una hábil manipulación de la prensa, pueden hacer que la víctima parezca un criminal y el criminal, una víctima».
La politización del papel aumentaba y muchos de los pasquines eran simples órganos oficiosos de los partidos políticos de turno: El Liberal de Indalecio Prieto, El Socialista del PSOE, Mundo Obrero del PCE y un sinfín de periódicos clericales, caciquiles, monárquicos, liberales o fascistas, que compitieron desde 1925 hasta 1982 con la Hoja del lunes, periódico rey del primer día de la semana porque la ley que obligaba a que los periodistas descansar en el día de guardar.
La prensa se agitó al compás de la vida pública española: Ortega y Gasset denunciaba el 15 de noviembre de 1930 «el error Berenguer»: «¡Españoles, vuestro Estado no existe! ¡Reconstruidlo! Delenda est Monarchia».
Cuatro meses después Alfonso XIII enfilaba el exilio porque pretendía apartarse «de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro, en fraticida guerra civil». El 2 de abril de 1939 ABC titulaba «El día de la Victoria» y recogía en portada el último parte de la contienda: «En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo…».
La intelectualidad se exilió o la mataron. Y llegaron Arriba, El Alcázar o Pueblo. Más adelante llegarían y cerrarían Diario 16, El Independiente, Diario Claro, Público o La Gaceta. Toda esta letra muerta puede consultarse en la Biblioteca Virtual de la Prensa Histórica, creada por el Ministerio de Cultura en 2009, y en el archivo digital de la Biblioteca Nacional de España.