Las técnicas de financiación para el mantenimiento y la reducción de riesgos han entrando con fuerza en este nuevo año. Son muchos los que se reúnen con la intención de mejorar e impulsar la Financiación de la Cadena de Suministro (SCF por sus siglas en inglés) y parece que lo están consiguiendo.
La cultura del mercado global y la evolución tecnológica han supuesto el crecimiento del SCF en diferentes ámbitos. Uno de los más favorecidos ha sido el de las “fintech”, quienes han sabido mostrar el beneficio que supone para una empresa estar conectada a las plataformas online.
El SCF (Supply Chain Finance) es conocido como el uso de prácticas y técnicas de financiación y mitigación de riesgos para optimizar la gestión del capital circulante y la liquidez invertida en los procesos y transacciones de la cadena de suministro. Así lo describe un informe presentado por la Euro Banking Association (EBA) en 2014 con el objetivo de estandarizar su uso entre las empresas europeas.
Aunque no fue la única definición que incluyeron del término, sí es cierto que todas ellas tienen en cuenta su carácter mitigador y dinámico. Por ello, se puede hablar de un conjunto de medidas dinámicas que se transforman dependiendo de las necesidades de los usuarios.
Con esta plataforma tecnológica se descubren nuevos modelos de relación e interacción entre las empresas, de forma directa con el financiador en algunos casos e indirectamente en otros. Cliente y proveedor intercambian sus datos dentro de la nueva tecnología y definen como interviene la entidad financiera en la ecuación, teniendo siempre en cuenta que se habla de una relación bidireccional en todo momento.
Son todas estas características las que posicionan al SCF como una de las herramientas más importantes en la cultura empresarial del momento. Pero no solo puede considerarse como una herramienta útil para las empresas (BilliB es una de las plataformas que más se adaptan a los objetivos de estas), sino que puede alcanzar nuevos ámbitos que muchos no conocen.
Las posibilidades que ofrece este tipo de herramienta permiten a las empresas avanzar en su forma de crear nuevos engagements con sus proveedores. Muchos directivos han descubierto que ofreciendo un descuento en las facturas a sus proveedores a cambio del pago anticipado consiguen unos resultados sustancialmente mejores.
De esta forma, la relación cliente-proveedor se vuelve más estable al comprender el uno las necesidades del otro, al mismo tiempo que ambos obtienen un coste muy inferior al que se podría tener con la utilización de otros productos financieros.
Pero no solo mejora la relación entre el cliente y el proveedor, también se puede llegar a una mejora en los contratos. Hasta hace relativamente poco, los directores financieros (CFO por sus siglas en inglés) se centraban en atender las negociaciones con los grandes proveedores. Esto supone una pérdida de tiempo y en muchos casos de nuevos contratos por la imposibilidad de abarcarlos todos.
Han sido las nuevas plataformas SCF y su posibilidad de automatización las que han conseguido innovar en este campo. Por ejemplo, BilliB (la única adaptada a la legislación española). Con tan solo un clic puedes ofrecer el descuento que tengas establecido para cada uno de los proveedores, consiguiendo una tasa mayor de rendimiento al gestionar sin esfuerzo a toda la comunidad de pequeños proveedores que estaban desatendidos y, por tanto, no estaban generando beneficio.
La facilidad para darse de alta, ofrecer descuentos, tener los pagos controlados y la transparencia con la que se pueden llegar a manejar los movimientos son características que fomentan la unión de nuevos proveedores a la red que tenga la empresa, creando así un crecimiento notable de EBITDA.
FACTORES DE CRECIMIENTO DEL SCF
Este movimiento de digitalización comenzó allá por el 2011 en EE.UU. y los cambios que se han ido produciendo han sido claves para el crecimiento de este tipo de herramientas. Mencionamos por su relación con el SCF la facturación online, que se ha puesto a la cabeza gracias a los planes de digitalización que han implantado las empresas. Dentro de estos planes, las áreas más desarrolladas han sido la automatización de procesos y tareas.
El número de facturas electrónicas, “materia prima” para el SCF, creció en 2017 un 32,19% más que en el 2016, llegando a un total de 156,65 millones de movimientos realizados, según el último estudio de SERES sobre la evolución de los procesos de facturación electrónica. Estos datos también revelan que el mayor porcentaje de uso se corresponde con las operaciones entre empresas, alcanzando un 35,2% del total.
El uso de estas nuevas herramientas ayudó a ahorrar alrededor de 775,5 millones de euros, según el estudio citado con anterioridad. Pero el factor económico no es el único beneficiado. Los gestores ahorraron un total de 570.303 horas del proceso de cuentas a pagar y 92.127 horas en el proceso de facturación de clientes.
Cabe destacar el dato de facturación electrónica que han alcanzado las microempresas con un aumento del 0,93% entre aquellas que analizó el estudio. Otra de las cifras que pasa desapercibida pero que es de suma importancia para muchas empresas comprometidas con el medio ambiente es la reducción del impacto medioambiental que supone la no utilización de papel. Además, supone también una considerable reducción en el coste de gestión. Todo ello contribuye a que el SCF continúe su introducción en el tejido empresarial.