domingo, 15 diciembre 2024

La sombra de George Soros vuelve a señalar a Nacho Escolar

Fernando Sánchez Dragó ha protagonizado una de las polémicas del verano al publicar en su blog alojado en la web de El Mundo un artículo de Jorge Vestrynge que supuestamente había sido encargado primero y censurado después por eldiario.es.

El escritor proporciona a su amigo politólogo un «derecho de asilo» al sacar a la luz una pieza sobre la inmigración que discernía sobre el discurso clásico de la izquierda. Es público y notorio que los refugiados es un tema especialmente preocupante para George Soros. Y el magnate estaría financiando al portal dirigido por Nacho Escolar, según explica Vestrynge por boca de Dragó.

SOROS Y LA DERECHA

Este multimillonario estadounidense de origen húngaro y judío sufrió junto a su familia la ocupación de Budapest por parte de las tropas nazis en la II Guerra Mundial. Tras sobrevivir al Holocausto se enriqueció durante décadas en el mundo de las finanzas, pero su salto a la fama se produjo al liderar el ataque especulativo a la libra en el «miércoles negro» que hundió el Banco de Inglaterra. Antes había sido señalado como financiador de la desintegración de la Unión Soviética y en los últimos tiempos aparece en todas las bocas geopolíticas por sus filias y sus fobias.

Entre sus amigos se encontrarían Obama, Hillary Clinton o Merkel, y entre sus enemigos declarados aparecen Putin, Trump, George W. Bush y sobre todo el presidente húngaro Viktor Orban.

Sobre Soros, una de las mayores fortunas del mundo y un filántropo con un inusitado interés por la política, mucho se ha especulado. Desde la derecha se le acusa de querer destrozar los valores tradicionales del cristianismo para abaratar la mano de obra de una envejecida Europa gracias a África, repitiendo así el crecimiento de Estados Unidos con Europa tras la II Guerra Mundial. También se le caricaturiza como proabortista, proeutanasia y financiador de campañas a favor del cannabis.

SOROS Y LA IZQUIERDA

Anteayer cumplió 88 años y Soros tampoco parece contar con demasiadas simpatías dentro de la izquierda más ortodoxa por sus campañas antirusas en Ucrania, sus supuestas intenciones de articular «disidencias controladas» o sus loas antimarxistas como admirador declarado de Karl Popper. Pero sobre este personaje de película abundan todo tipo de teorías de la conspiración.

Una de las más llamativas es la apuntada por el exespía Daniel Estulin, que dice de él que es el pastor supremo del Club de las Islas, «enorme red secreta de intereses financieros privados controlados por las principales familias aristocráticas y reales de Europa, centrada en la casa británica de Windsor que se construyó sobre los restos del Imperio británico después de la II Guerra Mundial que dominaría materias primas vitales y despliega sus activos en función de su agenda geopolítica».

Otra de estas teorías, dignas de los masones o los illuminatis, dice que Soros lideraría a los fabianos, socialistas y comunistas que al ser conscientes del impacto traumático de una revolución sobre la población prefieren que sus ideas calen cual lluvia fina en las democracias con las caras amables del marxismo, como es el reformismo feminista, LGTBI o ecologista.

Sea como fuere, es indudable que tiene mérito que un especulador de su magnitud sea admirado por uno de los políticos y economistas españoles con mejor cartel, Alberto Garzón, que le dibujaba este panegírico: «Cabría esperar que, en cualquier caso, Soros fuera un fanático defensor de un sistema y de una forma de concebir la economía que tanto beneficio le ha proporcionado en las últimas décadas. Sin embargo, en realidad Soros se declara adversario del pensamiento económico convencional y de la desregulación financiera desmedida. Pero sobre todo, Soros realza el valor explicativo de la teoría económica marxista. Ni más ni menos».

SOROS Y ESPAÑA

El pasado 27 de junio Pedro Sánchez recibió en La Moncloa a George Soros. El presidente socialista esperó menos de un mes para verse con el gurú de la especulación financiera, que también se interesó por la hoja de ruta del nuevo Gobierno vía Javier Solana y Narcís Serra. También se vio con Josep Borrell, que sobre la inmigración se sacó de la manga un «Erasmus africano» que tiene algunas similitudes con el «Plan Marshall» para el continente negro deseado por Soros.

Pero el PSOE no es el único partido que aparece como cercano al magnate, ya que también se le ha situado como impulsor en la sombra del 15-M, Podemos y varios medios ideológicamente cercanos a esta formación política. Entre ellos eldiario.es, que ha liderado algunas investigaciones sobre el pasado académico de Cristina Cifuentes o Pablo Casado. El portal dirigido por Nacho Escolar ya estuvo acusado de estar financiado por Soros en 2016. Por aquel entonces, el número dos del portal, Juan Luis Sánchez, explicó su vinculación con una organización financiada por el multimillonario.

El propio Escolar, en un inaudito ejercicio de transparencia en el periodismo español, explicó los lazos de eldiario.es con el magnate: «Nuestra colaboración con la Open Society Foundation –que financia George Soros– es bastante pequeña, por mucho que algunos la quieran exagerar. En nuestras cuentas, las becas de esta fundación no llegan ni al 1% del presupuesto anual: unos 50.000 euros en dos años (en un presupuesto de más de tres millones de euros solo este año). Esa beca privada no va ligada ni a la cobertura internacional, ni a nuestra línea editorial ni a la información que publicamos sobre España o sobre el mundo ni menos aún a si apoyamos a Rusia o a EEUU.

Algunos de estos programas ayudaron a pagar, tal y como reconoce Escolar, algunos reportajes publicados por eldiario.es sobre la crisis de refugiados y las 14 muertes de migrantes en Ceuta. También Soros podría haber tenido otros papeles en nuestro país. En mayo de este año el senador popular Pedro Agramunt, acorralado por varias acusaciones de corrupción, apuntó a Soros por supuestamente haber nutrido económicamente a varias asociaciones vinculadas al procés catalán.

SOROS Y EUROPA

Soros es de las pocas personas del planeta que cuando mueven su dinero toman decisiones. Y su poder parece infinito. El magnate admite en público su interés por la geopolítica y ha explicado en varios libros y artículos su visión sobre el problema de Europa con la inmigración: «Hoy muchos jóvenes ven la UE como un enemigo que los dejó sin empleo y sin un futuro seguro y promisorio; y los políticos populistas han explotado este resentimiento y creado partidos y movimientos antieuropeos», escribía en El País.

Sin embargo algunos de esos partidos, como Syriza, también son acusados de ser peones del tablero de Soros, que no cree en una Europa de dos velocidades, apuesta porque el Brexit se pueda revertir y niega ser un peligroso antisemita pese a las acusaciones de Israel. Sea como fuere, sus múltiples e incestuosas vinculaciones con distintos movimientos políticos y sociales globales se evidenciaron en 2017 tras la filtración en el portal DCLeaks de 2.576 documentos internos de sus organizaciones.

SUS PRINCIPIOS

En la revista alemana Wirtschaftswoche explicó sus orígenes y principios: «En 1944, cuando los nazis ocuparon Hungría no podría haber sobrevivido si mi padre no hubiera conseguido documentos de identidad falsos para su familia (y para muchas otras). Él me enseñó que es mucho mejor enfrentarse a la cruda realidad, que cerrar los ojos a la misma. Una vez que eres consciente de los peligros, tus posibilidades de supervivencia son mucho mejores si tomas algunos riesgos en lugar de seguir dócilmente a la multitud. Es por este motivo que me formé para ver el lado oscuro. Me ha servido mucho en los mercados financieros y también ahora en mi filantropía política. Mientras pueda encontrar una estrategia ganadora, aunque sea tenue, no me doy por vencido. En el peligro reside la oportunidad. Siempre está más oscuro antes del amanecer».

Actualización (15/8): El Diario ha desmentido la censura y ha explicado que fue Vestrynge el que les ofreció la colaboración, enviándoles un artículo que fue rechazado por ser «un texto demagógico y de baja calidad que incluía datos falsos, usando parte de los bulos habituales en los movimientos xenófobos europeos».


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