La cadena de supermercados Supersol abre tiendas casi al mismo ritmo que las cierra en todo el territorio nacional. A pesar de estar inmersa en un proceso de crecimiento y reformas, entre 2015 y 2018 tan solo ha pasado de 191 a 193 establecimientos en España, lo que demuestra el estancamiento de la empresa.
A 31 de diciembre de 2015, la sociedad gestionaba cinco centros de distribución y 191 tiendas (tres menos que en 2014), repartidas principalmente entre Andalucía, Madrid y Melilla, según datos del registro mercantil recogido por Insightview. En este periodo abrió solo dos tiendas, pero el balance fue negativo porque cerró cinco.
Tan solo un año después, la cifra seguía siendo la misma: 191 establecimientos, pero un centro logístico menos. Esa plataforma se cerró en Sevilla, lo que supuso el despido de 90 trabajadores. En 2017, el grupo anunció la apertura de cuatro nuevas tiendas en Sevilla, Cádiz, Majadahonda y Alcobendas (ambas en Madrid).
El ritmo de expansión parecía no cesar a principios de 2018, especialmente en Madrid. Tras abrir en la Calle Alcalá, hasta el suburbano de la capital se hizo eco de la nueva apertura en marzo en la Avenida de Brasil a través de una campaña publicitaria bajo el eslogan ‘Hemos llegado para Enamorarte’. La capital suma de esta manera el establecimiento número 36.
Con estas inauguraciones y las que se han producido en el primer trimestre de 2018, la cifra rondaría ya casi las 200 tiendas. Sin embargo, la información corporativa de Supersol deja la cifra en 193, repartidas en Almería, Ávila, Cáceres, Cádiz, Ceuta, Granada, Guadalajara, Huelva, Madrid, Málaga, Melilla, Sevilla y Toledo. Así, la compañía está inmersa en un proceso de crecimiento ficticio, en el que se abren tiendas casi al mismo tiempo que se cierran.
Problemas laborales
El lento o casi inexistente crecimiento de la cadena también se refleja en el terreno laboral con escasas contrataciones. Según los últimos datos actualizados en el Registro Mercantil, la compañía contaba con 3.573 empleados en 2016, cifra ligeramente superior a la del año anterior (3.506 trabajadores).
La situación laboral de estos tampoco es mejor. CCOO denuncia el incumplimiento del convenio colectivo con “congelaciones salariales desde el 2008 en algunas provincias y recortes entre el 6% y el 15% en otras, y ausencia de ámbitos de comunicación con la representación legal de los trabajadores”.
Asimismo, evidencian el estado y recepción de los uniformes, e incluso de los equipos de protección individuales, principalmente el calzado de seguridad; los excesos de jornada y los despidos disciplinarios por bajo rendimiento que “no compartimos porque creemos que ocultan otros motivos muy ligados a la extrema presión a la que se está sometiendo a la plantilla”.
El lastre de su filial
Supersol cerró el año 2016 con una cifra de negocio de 476,4 millones de euros –por debajo de los 480,2 millones de 2015–. Detrás de estos resultados negativos se esconde la venta de una propiedad –a una empresa del propio grupo– así como la baja de instalaciones técnicas y otro inmovilizado material de centros cerrados que han generado pérdidas por importe de 573.000 euros.
Además, una de las filiales del grupo, Cashdiplo es uno de los lastres de la compañía. En 2016 cerró con unas pérdidas de 925.000 euros. Un año antes, la sociedad condonó parte del crédito de nueve millones concedido a la filial. Además, la empresa reconoce el deterioro de la Cashdiplo –considerada la cuarta empresa de cash&carry de España con 33 establecimientos–.