Mercadona domina el sector de la alimentación de un país, España, que conoce muy bien. Es tan importante conocer el mercado como conocer a los consumidores. Somos pícaros, por decirlo de forma simple y elegante. Y esos “renglones torcidos” de algunos de nuestros ciudadanos hacen que determinadas empresas acaben tomando medidas llamativas para evitar que les hagan un roto en sus cuentas.
Mercadona ha dado un paso al frente, quitándose la careta. No lo dice claramente, pero las medidas e inversiones que esta tomando la cadena valenciana, hablan por sí mismas y dejan entrever que los hurtos son un problema serio para ellos.
Eso tiene un cierto mérito. No todos se atreven a explicitarlo. Determinadas medidas de control pueden estar mal vistas por los clientes, incluso pueden ofenderles. Mercadona ha sido valiente al reconocer, por medio de los hechos, que entre su clientela hay mucho amigo de lo ajeno, que les está generando un agujero económico que hay que controlar.
A principios del pasado año Mercadona presentaba su nuevo modelo de tienda eficiente.
Algunos de esos cambios planteados para sus tiendas tradicionales, van a buscar la eficiencia en su relación con el cliente y a mejorar algunas lagunas de su modelo de negocio tradicional. Pero otras son medidas de control, para evitar el fraude cometido por sus propios clientes, con lo que, aunque lo nieguen en público, queda explicitado que sólo que existe, sino que preocupa hasta el punto de invertir importantes cantidades en intentar atajarlo.
En el año 2017 la cadena de Juan Roig marcó su objetivo en renovar 126 tiendas en España, con una inversión de unos 180 millones de euros. Pocas cadenas en España pueden permitirse invertir cerca de 200 millones en renovar y mejorar sus propias instalaciones. De hecho, me atrevería a decir que es un caso único, que sería imposible de replicar, con la que esta cayendo, este tipo de inversión en tiendas de los DIA, Carrefour o Hipercor.
Sobre el papel esa renovación es para ofrecer nuevos servicios, hacer sus tiendas energéticamente sostenibles, mejorar secciones como carnicería y charcutería que no eran funcionales y recibían críticas de los clientes, bajando el nivel de la enseña. Pero hay más motivos detrás.
Parando a los chorizos de los carritos de Mercadona
Un carrito de supermercado cuesta unos 60 Euros. En algunas de las tiendas, sobre todo en zonas rurales, y zonas de urbanizaciones de chalets, se roban como si no hubiera un mañana. Hay que vender muchas barras de pan para pagar un carrito de Mercadona, y Juan Roig lo sabe y se ha hartado. Tal vez por se motivo ha duplicado la apuesta por medio de… ¡! El ahorro de costes hace extraños compañeros de cama.
Se ha implantado un novedoso sistema, que usan algunas cadenas de supermercados en USA, pero nadie en España lo utilizaba hasta la fecha. Se trata de un sistema por el cual hay un emisor de radio frecuencia bajo las alfombras de la entrada de las tiendas. Si intentas salir del establecimiento o andar una distancia determinada con el carrito se bloquean las dos ruedas delanteras y no puedes continuar. Bueno, podrías empujarlo a lo bestia y meterlo en el coche, pero quedarías en evidencia y sería mucho más difícil.
Lo descubrí esta semana haciendo la compra. Una señora mayor que pagaba antes que yo recibió el aviso: “No puede salir del supermercado con el carro que se bloquea”. La advertencia me llamo la atención y al principio creía que era de broma. ¿Bloquearse? ¿Le han puesto un GPS a los carritos de Mercadona? -pregunté vacilón-
La respuesta de la cajera no se hizo esperar:
– ¡Sí!. Roban tantos carritos que muchos meses teníamos que llamar a la central y pedir nuevos. Desde que se ha renovado totalmente este Mercadona hace un mes, se ha instalado un sistema para evitarlo. Ahora no se puede salir de la tienda con el carrito, ya que bloquea las ruedas delanteras y deja de funcionar.
A 60 euros de coste por cada carrito, Juan Roig se va a ahorrar un pico, tanto que podría ampliar su leyenda como el Medici de Valencia y obligará al resto de marcas a adoptar sistemas parecidos. Ahora todos los que robaban carritos de Mercadona tendrán que hacerlo en otro sitio, y puede ser tremendo para las cuentas de resultados de otros establecimientos. Tendrán que implantar medidas similares.
Por cierto, acabe llevándole las bolsas a la señora del supermercado a su coche. Nobleza obliga. La amenaza del carrito fue efectiva para la pobre mujer, pero desde luego incomoda y difícil de aceptar a determinadas edades, y por determinados clientes, que necesitan la ayuda de estos carritos y no dan el perfil de querer llevárselos a traficar al “mercado negro de los carritos».
Al regresar me quedé charlando con la cajera brevemente. Seguía incrédulo y quería averiguar si no era una medida excesiva.
– En algunas comunidades de vecinos se ponen de acuerdo para llevárselos y los usan como servicio comunitario, robándolos y dejándolos luego en el portal para uso de la comunidad. Algunos carritos nuestros, han aparecido en Pedrezuela, en plena sierra de Madrid.
Nadie puede decir que no hay mucho pirata en España. Hoy, en mercadillos por toda nuestra geografía, y en páginas como Milanuncios se pueden adquirir carritos de supermercado usados desde 35 Euros. El pensar que lo que está ahí para uso de todos no es de nadie, es un concepto muy español. Que se lo digan a los políticos con el dinero público.
Pero no sólo para usarlos y/o para venderlos. Está inversión en innovación y seguridad se justifica viendo dos curiosos casos.
El Mundo entrevistó al fiscal Horrach en Baleares en la prevía al juicio de la Infanta Cristina. En la foto del reportaje, ¿qué hay en su despacho? Un carrito de Mercadona lleno de cajas de documentación de la Guardia Civil. ¿Cómo ha llegado hasta allí? Pues evidentemente la administración no se lo ha comprado a Juan Roig en las rebajas… la versión oficial dice que “se lo encontraron en la calle y lo utilizaron para trasportar documentación”. Vamos que el propio fiscal tenía un objeto de otra persona que no había sido adquirido legalmente, por decirlo con finura. Tras la publicación de la foto de la entrevista en El Mundo llamaron a Mercadona y devolvieron el carrito. Seguro que desde ahora lo esconderán mejor. 😊
¡Ah! Y alguien de forma divertida, pero con bastante mala leche, justificó poco después en redes sociales que la Infanta saliera de rositas en términos de carrito de Mercadona:
Parece q el fiscal del caso Noós ha robado un carro de @Mercadona, normal q no quiera juzgar a la Infanta x lo mismo pic.twitter.com/zRPMJfhjnl
— Jose (@_Grueso) January 11, 2016
Otro caso curioso. Ayuntamiento de Murcia. Un pasillo, y tres carritos de Mercadona en él. Han llegado allí teletrasportandose. Nadie sabe nada. A estas alturas al ritmo que iban ya tendrán seis o siete.
Conclusión, que la inversión en seguridad, viendo como somos, parece que está justificada.
Fruta y verdura
Pero hay otras medidas que ha tomado que no requieren tanta inversión y que tienen el mismo fin. Evitar el choriceo generalizado.
Desde hace unas semanas Mercadona anuncia que ya no hay que pesar la fruta ni la verdura. Serán los cajeros los que lo harán por el cliente.
Oficialmente, se trata de una manera de ganar agilidad, y evitar colas. En boca de mi nueva amiga, María (nombre ficticio, que sabemos comos se las gastan), cajera del supermercado de San Agustín de Guadalix en Madrid, no sirve para ganar agilidad:
– Ahora se tarda más en las cajas. Hemos tenido que hacer un cursillo para distinguir toda la fruta y la verdura. El principal problema era que había un fraude generalizado. Había dos tipos de “clientes”. Los que pesaban la fruta, y luego metían más producto, y los que levantaba la bolsa mientras la pesaban para que marcara menos peso. Algunos hacían auténticas virguerías por ahorrarse unos eurillos.
Mercadona era de los pocos supermercados que mantenía la posibilidad de que el cliente pesara su producto. Hacer trabajar al cliente hace que te lo ahorres en personal. Pero, parece que las fugas de producto ya eran tan exageradas, que no tenía sentido.
Puro cutrerío patrio. ¿pasará lo mismo en los supermercados Sánchez Romero?