El futuro del e-commerce pasa por prescindir de los humanos

Hace unos días, cuando un internauta ‘googleaba’ sobre ‘airships‘ (dirigibles) y ‘amazon‘, lo más probable era que recalara en algún libro a la venta en Amazon.co.uk sobre el steampunk, el género (y activa subcultura) retrofuturista que combina avances tecnológicos con estética victoriana y modernista (y con monóculos, engranajes… y dirigibles). Un poco a lo Julio Verne.

Sin embargo, desde hace cuatro días la página de resultados del buscador no ofrece más que información sobre una revolucionaria patente concedida a Amazon que podría revolucionar su aún gestante proyecto de envío de mercancía mediante drones.

Los ‘Dirigibles Amazon’

No consta que Jeff Bezos sea ningún fan de Verne, pero su recién desvelado proyecto podría contribuir a convertir a los dirigibles en un elemento habitual de la estética urbana.

Pero empecemos por el principio. El pasado día 28, la analista tecnológica Zoe Leavitt (de CB Insights) anunciaba a través de Twitter que había «desenterrado la Estrella de la muerte del comercio electrónico»: una solicitud de patente realizada por el gigante del comercio electrónico en 2014 (y concedida el pasado mes de abril) que le permitiría tener la exclusiva del uso de enormes centros logísticos flotantes (con una apariencia muy similar al histórico Zeppelin) que, situados a 45.000 pies de altura sobre las grandes ciudades, servirían como base a su programa Amazon Prime Air de drones repartidores.

Esto les permitiría acelerar notablemente la entrega de los productos (que en algunos casos podrían llegar en el hogar del usuario en cuestión de pocos minutos). La idea, sin embargo, no es que los drones recorran volando todo el trayecto de ida al hogar del cliente y vuelta al dirigible, pues no cuentan con suficiente autonomía. Por el contrario, aprovecharían la gran altitud de éste para lanzarse y encender los motores sólo en el último tramo, y una vez entregado el paquete volarían hasta un transbordador, responsable de devolverles al ‘almacén’.

Los robots, ‘compañeros de trabajo’ en Amazon

Pero no todas las innovaciones tecnológicas de Amazon tienen que ver con cruzar los cielos: también crece la importancia de sus máquinas a ras de suelo. Y es que el peso de los robots en la plantilla de Amazon no ha hecho otra cosa que crecer en los últimos tiempos. En 2016, el número de unidades robóticas empleadas por la compañía (45.000, aprox.) equivale al 14% del total de empleados humanos, mientras que hace 2 años se situaba en el 10%.

12 horas en el centro logístico de Amazon durante el Black Friday

Por ahora, Amazon sigue aumentando su plantilla de humanos, pero ciertos sectores de la opinión pública temen que, como ya pasó en su momento con la tecnología agrícola, el cambio tecnológico favorezca un aumento del desempleo entre los trabajadores de esta clase de compañías. Moshe Vardi, experto en inteligencia artificial de la Universidad Rice, explicaba recientemente en GeekWire que es falso que «las fábricas estadounidenses estén desapareciendo, sencillamente no están empleando a trabajadores humanos».

El verdadero obstáculo a esta revolución del e-commerce es legal

No cabe duda de que las innovaciones de Apple tienen el potencial para revolucionar la forma en la que compramos productos online, pero por ahora el reto al que deberá enfrentarse la compañía de Jeff Bezos no es tecnológico -ni el de la oposición ciudadana- sino burocrático: el regulador estadounidense del espacio aéreo, la FAA, aún no ha concedido la preceptiva autorización para que sus drones puedan operar sobre las ciudades de EEUU, a priori el mejor mercado para que aterrice (o despegue, según la perspectiva) este nuevo proyecto.

Las diferentes normativas europeas también impedirían el uso de sus repartidores aéreos en los núcleos urbanos de este lado del Atlántico (de hecho, el reciente vuelo inaugural del servicio Amazon Prime Air, tuvo que realizarse en la campiña inglesa). Y, hasta que no haya solucionado eso, Bezos ‘sólo’ cuenta con una nueva patente y un montón de ambiciosas ideas.