La trampa de Tesla: su Model 3 contamina más que los nuevos híbridos

La realidad actual del coche eléctrico, incluido el fenómeno de masas que es Tesla, se asemeja a la máxima que defendía el pragmático Mark Twain: «Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos que han sido engañados», y es que no solo la demanda actual es mínima, son todavía excesivamente caros y su autonomía todavía deja mucho que desear, sino que los nuevos modelos que aparecen, como el nuevo Model 3, son más contaminantes en carbono que los híbridos que llegan al mercado.

El funcionamiento de un vehículo, como se articula su movimiento, no es la única forma en la que éste deja una huella de CO2 en la atmósfera, ya que influyen un gran número de variables. Una de ellas, es la fabricación del propio vehículo desde cada pieza a su montaje. En este caso, si se tiene en cuenta todo ello se comprueba que la huella de carbono que deja el nuevo modelo con más autonomía de Tesla contamina más que los híbridos que están saliendo al mercado como el caso de los Camrid de Toyota, ambos comparten la clasificación de coches medianos en EEUU y segmento D en Europa.

Resulta cuanto menos curioso, algunos no dudarán hablar de conspiración con la ya icónica marca, que falle en su elemento principal: ser el transporte que menos contamine (al menos en forma de CO2) al medioambiente. Pero no es así, ya que la huella de carbono del Model 3 alcanza los 278,1 gramos de CO2 por cada milla, mientras que el Toyota Camry Hybrid LE emite 211,1 gramos por milla y el clase XLE cerca de 245 gramos por milla. En definitiva, que pese a la creencia extendida de que los eléctricos no contaminan, en realidad algunos de ellos lo hacen más que otros híbridos de sus mismas prestaciones.

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A la hora de medir la contaminación en forma de carbono de un EV existe una serie de ejes centrales que la gente ‘olvida accidentalmente’. En especial, es el de la creación de las gigantes baterías de litio que son imprescindibles. La Universidad de Noruega de Ciencia y Tecnología señala cuales son las emisiones de este tipo de trabajo después de estudiar otros 16 trabajos, e incluso sus conclusiones se quedan por debajo de otros estudios. Uno de ellos señala que se deben emitir hasta 140 kilogramos por KWh para una química de cátodos de LMO/NCM, otro elaborado en 2014 señala que la cifra ascendía hasta los 173 kg.

Aunque no es el único punto. La creación de baterías de iones es una parte importante, pero no la única. De hecho, el funcionamiento del VE puede ser más contaminante que cualquier otro debido, ya que no se sabe a ciencia cierta de donde viene esa electricidad que se va a consumir. Así, la proveniente de fuentes renovables ayudarían a ser más limpio, pero si se quema carbón puede contaminar bastante más. Al final, existen países (como España) donde la generación de electricidad por el mix puede llevar a que se contamine incluso más.

Al igual que calcular la huella de carbono de un vehículo eléctrico viene con asteriscos, en el caso de los híbridos es más fácil de hallarse, según los expertos. La propia Agencia de la Energía en Estados Unidos informa en su web que la quema de 3,78 litros de gas produce 8,89 gramos de CO2, aun contando todo el proceso que va desde refino hasta el transporte de los productos, el total es menor que el de los nuevos eléctricos con mayor autonomía de viaje.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2