El miedo a la recesión cambia el esquema de inversión en renta fija

Las gestoras coinciden en la dificultad que entraña el entorno actual en el mercado de bonos. La posibilidad de que se desencadene una recesión en Estados Unidos está ahí y eso genera dudas desde el punto de vista de la inversión. ¿Cuál es la mejor estrategia a seguir dentro de este esquema?

Como contexto, la realidad que nos ocupa es que la curva de tipos se ha invertido, mientras que los bancos centrales cada vez se abren más hacia tener políticas más laxas. Desde los años 70 la inversión de la curva siempre ha abierto una recesión en los próximos meses. A estos precios, la Reserva Federal está viendo un problema que la amplia mayoría no está viendo. Mientras, las empresas están comprando menos, consumen menos, y el mercado crece menos de lo que ha hecho hasta ahora.

En el escenario de la actualidad hay un banco central que llama a decir que tenemos que llamar más ayuda. Vemos todos los datos y vemos que están bien. Según explica Nicolo Carpaneda, director de inversión en el equipo de renta fija en M&G, invita a tener “mucha confusión”. En 2018 no pasó nada en la economía y la institución monetaria norteamericana hablaba de buenas condiciones y todos los activos cayeron. El mercado observa el anuncio y “éste ayuda”, en su opinión.

Tal y como valora Jaques Sudre, gestor de renta fija, esto supone que en el espectro de la renta fija haya una “remuneración mínima” lo cual, efectivamente, supone “un riesgo casi imposible de predecir”. El ejemplo es la diferencia de consensus entre 2018 y este año. Ahora el mercado da una probabilidad de 100% de bajada de tipos en julio después del último discurso de la Fed.

La curva de tipos se ha invertido mientras que los bancos centrales cada vez se abren más hacia tener políticas más laxas

Si se observa del lado europeo, el BCE puede reiniciar su programa de compra de activos de QE si lo necesita la economía y si los movimientos de tipos americanos hacen aumentar el euro contra el dólar a niveles que Sudre considera “insostenibles”. Por eso, podríamos volver a un “nivel de tipos increíble y completamente artificial”.

Un estudio de Morgan Stanley exponía que, en los últimos 30 años, tres trimestres después de una subida de tipos los mercados de crédito siempre se han comportado de manera negativa. Esto crea, a juicio de Carpaneda, que en Europa haya espacio para “comprar bonos corporativos”. Entonces, estaríamos en un contexto en el que hay una ralentización en línea con la madurez del ciclo.

Estamos empezando a comprar más calidad en los distintos segmentos donde queremos invertir dinero. En cada segmento apostamos por este concepto. La economía va bien y el banco central me apoya, pero si hay un colapso estamos en un segmento de mercado que no va a ir tan mal como si nos centramos por otro tipo de activo.

Sudre añade que el momento que atravesamos es “muy difícil de predecir”, con muy poca remuneración y “un riesgo de tipos importantes”. De este modo, el mensaje que se debe trasladar es que hay que “una aproximación prudente y defensiva puede ser frustrante a corto plazo, pero nos parece la mejor solución para cuando los mercados nos ofrezca condiciones de inversión más atractivas”.

¿DÓNDE PUEDE HABER POSIBILIDADES DE INVERSIÓN?

Teniendo en cuenta todo este panorama la clave es poder adivinar las oportunidades de inversión. Sudre concreta que la consecuencia es que se centran “en encontrar un margen de crédito adecuado”. No se apoyan “sobre calificaciones crediticias externas”.

Por su parte, Carpaneda señala que hay una reducción de oferta en el investment Grade americano. Esto se produce, indica, cuando típicamente “hay miedo de subida de tipos la economía se ralentiza”. Con todo, hay oportunidades en bonos corporativos de sectores como “Telecom y Media” que pagan 100 o 150 puntos básicos más que otros sectores a largo plazo y “pueden ser interesantes”.

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Sudre considera que las valoraciones muy altas y la agresividad de estructuración de deuda es “muy alta en Europa y en particular en Estados Unidos”. De ahí a que cubran la divisa y no crean que se pueda aprovechar “el diferencial de tipos para remunerar las carteras. Necesitamos un margen”. De este modo, se necesita toda la flexibilidad que podamos encontrar: “flexibilidad geográfica, flexibilidad de producto, bonos seniors, subordinados, con o sin calificación”.

Desde el punto de vista de Carpaneda, hay ventajas “asumiendo que lo que se paga no está caro con respecto a la evolución del mercado”. Asimismo, hay varios bancos senior de la periferia que “tienen bonos subordinados que dependiendo de sus características hay oportunidades de inversión en ese tramo”.

También, consideran que estamos en un contexto ideal para invertir “en mercados emergentes en la parte de la deuda”. Sobre todo, porque el dólar “no debe subir mucho (estamos al mismo nivel que en 2002, con lo cual todo el mundo espera que baje)”, y si los tipos se mantienen y la divisa estadounidense no sube “es bueno para los bonos emergentes”. Los diferenciales con respecto a los Treasuries también “son interesantes”.