Así son los pelotazos urbanísticos del fútbol: el Valencia se suma a la puja

Fútbol, política y dinero. Tres palabras que relacionadas dibujan grandes, pero también turbulentas, historias de la España del boom inmobiliario. El inmobiliario ha limpiado sus heridas de corrupción y especulación, aunque en el camino han quedado varias operaciones cuanto menos sospechosas relacionadas con equipos de fútbol.

Ahora, eso sí, con una mayor transparencia, los pelotazos urbanísticos ligados al Deporte Rey vuelven a la primera plana. El Valencia Cf es el último que ha metido un gol con los terrenos de Mestalla. O al menos, el esférico ha tocado el larguero y está cerca de introducirse en la meta. Seis meses separan al club ché de hacer realidad la venta de su estadio.

La entidad valencianista busca deshacerse de estos terrenos para poder acometer las obras que terminen de rematar su nuevo feudo. El club hizo oficial una oferta de la gestora de cooperativas de viviendas ADU Mediterráneo SL de 113 millones de euros -según las primeras estimaciones-. Al frente de esta gestora se coloca una cara reconocida del mundo empresarial valenciano: José Luis Santa Isabel, presidente de la federación de empresas contratistas valencianas Fecoval. Además, la sociedad cuenta con el apoyo público de la Confederación Española de Cooperativas de Vivienda (Concovi).

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La operación supone la compraventa de suelos con una superficie de 97.225 metros cuadrados, de los que 55.769 metros cuadrados serán destinados a la construcción de viviendas y los 41.456 metros cuadrados restantes, a edificios terciarios. Es la operación de suelo más grande por volumen de transacción de la última década en Valencia.

De todos modos, todavía faltan seis meses para que esta operación se convierta en una realidad. ¿Por qué? Porque la cooperativa tiene que completar alcanzar el 65% de preventas de vivienda. En estos momentos, los de Santa Isabel cuenta con el compromiso para el 53% de las viviendas que se van a construir. Como cooperativa, su solvencia se basa en los compradores.

En un anuncio difundido en la web de Concovi la confederación concreta que se trata de «las parcelas resultantes del Proyecto Century en València», es decir, de las que se comercializan en el marco del proceso de venta encargado por el Valencia CF a Deloitte para lograr el traslado del club a la Avenida Cortes Valencianas, donde se encuentra su nuevo estadio a mitad construir.

Lo cierto que aunque llame la atención, la compra de los terrenos por parte de la cooperativa es la mejor fórmula posible para el Valencia. Entre las ventajas de esta modalidad se encuentra la mencionada eliminación del beneficio que obtiene el promotor, lo que permitiría a esta fórmula ofrecer una mayor cantidad al Valencia CF en un proceso que precisamente se caracteriza por lote ajustado de las cifras. El club valoró sus activos en alrededor de 120 millones de euros, pero el grueso de las propuestas que ha recibido están lejos de este importe. Sin embargo, la fórmula de la cooperativa si puede llegar a esta cifra.

LA ZONA TERCIARIA COMPLICA LA OPERACIÓN

Lo difícil del proyecto es ‘colocar’ la zona terciaria. De hecho es el gran asunto a resolver, debido a su gran volumen, alrededor del 40% de los 100.000 metros cuadrados del desarrollo, que además se concentra en los bajos y el semisótano del proyecto. ¿La propuesta va de la mano de un socio comercial o deberán los inversores cooperativistas asumir el desarrollo del terciario para comercializarlo posteriormente? Debido a tales complejidades, unidas a las propias del procedimiento, conviene no descartar la posibilidad de que el proceso de venta concluya sin adjudicación.

Aunque no se ha deslizado la cifra concreta de la operación, por diferentes cláusulas de confidencialidad, Mateo Alemany, director general del Valencia, insistió en que es «por encima del valor neto contable. Si todo llega a buen puerto, estaremos muy próximos a poder financiar íntegramente la construcción del nuevo estadio». La venta del viejo Mestalla y la finalización del nuevo está cerca de ser una realidad.