De panadería a vivienda: la falta de obra nueva reinventa el sector residencial

Se cierra un comercio y abre una vivienda. Esta es la práctica habitual en ciudades como Madrid y Barcelona, durante este último año. Sólo en la capital se han reconvertido 778 comercios en cuatro años. La ausencia de obra nueva y la falta de suelo, la alta demanda de alquiler y la ausencia de suelo -sobre todo en Barcelona-, los factores para que haya emergido esta práctica.

Desde Octubre de 2013, el Tribunal Supremo reconoce el derecho de todo propietario a realizar con su local lo que quiera, incluso a transformarlo en vivienda siempre que cumpla con las normativas vigentes. Entre ellas, obtener la cédula habitabilidad. 

Además, no todos los locales se pueden transformar en vivienda. Tienen que tener al menos 25 metros cuadrados útiles y la fachada debe medir como mínimo tres metros de largo. Tienen que garantizar que tengan salida de humo a cubierta, y todos los suministros enganchados. Quedan descartados, los sótanos y los edificios bajo rasante.

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Lo cierto es que los trámites son más ágiles en Madrid que en Barcelona. De hecho, los datos demuestran que es un negocio en auge. La cotización de los locales ha disminuido en ambas ciudades y ahora lo que demanda el usuario son viviendas. Por este motivo, muchos son los propietarios que se han aventurado a cambiar el uso de su inmueble. 

El pequeño comercio sufre las consecuencias de los grandes almacenes y superficies. Locales que quiebran y cierran porque sus clientes prefieren las interminables estanterías de productos del Carrefour o el Alcampo de turno. En la capital, el número de locales activos ha caído desde los 60.500 a 53.000 en los últimos diez años. 

El estallido de la crisis también arrasó al boom de los locales, que vivió su época dorada entre el 2005 y el 2008. En ese entonces, raro era el edifico que no contaba con al menos un local el bajo o en el entresuelo. Pero la recesión llegó y los comercios se comenzaron a vaciar. Después con la reactivación de la economía, los locales han caído en el olvido por las grandes almacenes. Sin embargo, la demanda de vivienda no ha dejado de aumentar desde el 2014, sobre todo en grandes urbes como Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao…

Bajo este condicionante, son muchos los propietarios que han convertido sus comercios vacíos en viviendas. ¿El resultado? Mientras antes no recibían ninguna llamada para arrendar su local, ahora no les da tiempo a colgar el cartel de ‘se alquila’ porque ya lo está antes de lo que haya hecho.

Este es el primer año que el Ayuntamiento de Madrid cifra cuántos locales se han convertido en viviendas. Y el dato es «alarmante» para algunos y «esperanzador» para otros. Entre 2015 y 2019 han sido 778 los locales que han dejado de alojar estanterías y mostradores para dar espacio a camas y sofás. Otros 500 expedientes están en tramitación, según datos del Ayuntamiento de Madrid. 

La panadería de barrio ahora es un ultramarino regentado por ciudadanos -casi siempre de origen asiático-, una casa de apuestas o una vivienda. Y en la actualidad, esta tercera opción es la que gana más popularidad entre los propietarios. Sobre todo en una época en la que los pisos turísticos están en su mayor auge, a pesar de las restricciones de los consistorios de la capital y la Ciudad Condal.

LOS FONDOS DE INVERSIÓN NO HAN APARECIDO

De todos modos, a pesar del ‘boom’ de estas conversiones de locales, desde la Administración avisan que no es tan sencillo cómo parece. De hecho, no siempre es viable porque muchos locales son incapaces de cumplir con los mínimos de luz natural o tienen estancias por debajo del nivel del suelo.

Por el momento, el hambre inversor y especulativo no ha hecho acto de presencia en este tipo de viviendas. Es decir, todavía ningún fondo ha atendido a este nicho del negocio inmobiliario. Son particulares los que manejan estas conversiones que luego acaban casi siempre en alquiler, como la gran mayoría del parque de viviendas para arrendar.