Los móviles forman tanta parte de nuestras vidas que ya casi parecen ser una extensión de nuestro cuerpo. Los llevamos a diario, continuamente y si nos falta nos sentimos perdidos y desnudos. Y es que casi todo lo hacemos ya con el móvil y lo usamos para todo: buscar, escuchar música, fotos, vídeos, ver películas, series y por supuesto llamar y comunicarnos por las redes sociales. Pero sin duda, dentro de todo ello, el WhatsApp es el medio de comunicarse universal casi, el que usamos todos para hablar con amigos, familiares, trabajo, etc. Pero cuidado, porque como todo tiene su lado oscuro e incluso, aunque te sorprenda, puedes estar sin saberlo cometiendo delitos. ¿Adivinas cómo? Te lo contamos y ves si estás entre ellos.
EL LADO OSCURO DE LAS REDES
Lo ideal es colocarse en el punto medio: ni los que consideran que la tecnología trae el apocalipsis y todo es malo, con la frase típica de «cualquier tiempo pasado fue mejor», ni los «tecnolovers» que abrazan cualquier novedad como el Santo Grial y no creen que haya nada contraproducente. Con WhatsApp pasa lo mismo: nos ha cambiado la vida y es lo primero que instalamos cuando compramos un móvil, pero también tiene sus riesgos, peligros y hay que andar con prudencia. Por eso, aunque nadie lo haga, hay que leer bien condiciones de la plataforma y las prácticas que recomiendan, porque lo hacen por algo, ya que un abuso o conculcación de algunas de ellas es motivo de delito incluso. Veremos en qué casos.
LO QUE RECOMIENDAN DESDE WHATSAPP
Cualquier aplicación tiene un apartado de condiciones que nunca nos preocupamos por leer. WhatsApp explica claramente las condiciones de servicio que deben de cumplirse. Estas son:
Comunicación privada tanto individuales como en grupos pequeños.
Obtén permiso de las personas y solo manda mensajes a quien te haya contactado antes o te haya pedido que le contactes a través de la app.
Rspeta las decisiones de las personas si no quieren estar en un grupo, si no quieren que les envíes mensajes o les escribas, por ejemplo.
Controla los grupos para evitar peleas y mensajes no deseados.
Evita reenviar información de otras personas.
LAS PRÁCTICAS INDESEADAS
Entre lo que WhatsApp indica que no se debe de hacer están las siguientes:
Mensajes automáticos, no deseados o masivos. WhatsApp detecta y suspende las cuentas cuando utilices la app para hacer spam.
Uso de listas de contactos que no conoces o compartir números de teléfono de otras personas sin su consentimiento, además de utilizar datos de personas que has conseguido “de fuentes ilícitas” como compra.
Uso excesivo de las listas de difusión para hacer spam.
Violación de las condiciones de servicio.
SI HACES ESTO EN WHATSAPP, ESTÁS COMETIENDO DELITO
Seguro que te vas a sorprender porque algunas de ellas son de lo más habitual y lo vemos de lo más normal e incluso rutinario:
Por ejemplo, es delito meter a una persona en un grupo, lo que lees. Y es que al meterla incurres en una revelación de datos personales, ya que los miembros pueden ver los datos y el número de móvil. Es un delito que puede estar penado con sanción económica. En este caso es el administrador el que puede verse metido en un problema si esa persona decide denunciarlo ante la AEPD. Pero hay mucho más…
COMPARTIR CAPTURAS DE PANTALLA
Otra de las acciones más habituales es compartir capturas de pantalla, cuando quieres que otra vea una conversación. El delito no es tal si estás tú en la conversación sino por los datos que se puedan revelar. Si aparece el número de teléfono de la persona o su nombre, podría ser considerado un delito por revelación de datos personales, lo que puede suponer una multa igual que en el caso anterior.
TODO ESTO ES TAMBIÉN DELITO EN WHATSAPP
Amenazas, delitos de odio, injurias, bullying…: Esto lo podíamos deducir más fácilmente, como pasa en otros medios y plataformas, en virtud de la ley. Todas estas palabras, expresiones, amenazas, podrían tener consecuencias penales. Depende de las circunstancias y el contexto.
Vídeos sexuales sin autorización y pornografía infantil: También es más obvio que es delito en WhatsApp, como en cualquier otro canal, compartir contenido de este tipo. Es más, si eres receptor del mismo, deberías interponer una denuncia.
ESPIAR LA CUENTA DE OTRA PERSONA
Por supuesto estamos en este caso ante un atentado contra la privacidad de otras personas y siempre debería ser también denunciado. Y es que espiar las conversaciones de WhatsApp de otras personas cuando tienes acceso a su móvil por cualquier motivo, es también bastante habitual, especialmente entre parejas y personas celosas o algo peor, donde además es considerado una de las infracciones más graves de este tipo. Puede ser considerado acoso y por supuesto podría tener consecuencias a nivel legal para la persona que espía las conversaciones.
WHATSAPP, UNA APLICACIÓN PERFECTA PARA ESTAFAR
En realidad los estafadores encuentran siempre la forma y cualquier medio se convierte en perfecto para ellos, pero con WhatsApp tienen la ventaja de que todos lo usan y no se preocupan mucho por cómo lo usan, lo que les llega o lo que envían. Muchos anuncios en páginas o apps de compra-venta como Wallapop, Milanuncios y similares establecen WhatsApp como medio de contacto y la venta se negocia y finaliza a través de la app de mensajería, con lo que la situación ideal para el estafador. Así, puede ocurrir que después de hacer el pago y recibir el producto o servicio, no correspondan con lo negociado.
Y CUIDADO CON LO QUE DICES, PERO POR OTRO MOTIVO
No hablamos en este caso por lo que dices en cuanto a conversaciones personales, sino de las consecuencias legales de lo que dices en el caso de contratos, negociaciones, etc. Y es que lo que dejas dicho en el WhatsApp puede suponer legalmente un contrato con todas las consecuencias, como si hubieras firmado algo y cerrado un acuerdo. Ya se han dando casos donde un juez ha dado por válidos mensajes y documentos enviados a través de la herramienta como un contrato legal, creando jurisprudencia. Por supuesto, para que esto sea válido los mensajes tienen que ser aceptados por un juez y en muchos casos podría tener que pasar por las manos de un perito para verificar que no han sido falseados de ninguna forma.