La revolución de los nuevos métodos de pago empresariales

Una de las decisiones que más preocupaba a los empresarios que comenzaban con una nueva compañía era la forma en la que se iba a gestionar su sistema financiero. Y es que, conseguir que los pagos no asfixien, que lleguen a tiempo y que los proveedores estén contentos es una tarea complicada. Pero, desde que surgieron las nuevas plataformas digitales financieras, con sus nuevos métodos de pago y los beneficios que conlleva su utilización, la tranquilidad ha llegado al sector.

Antes de la irrupción de las fintech, las formas de pago más utilizadas eran el pago en efectivo, la transferencia o domiciliación bancaria, el cheque, el pagaré, la letra de cambio o el confirming. Una serie de métodos que, a pesar de estar afianzados en el mundo financiero, se han quedado anticuados en la época de la innovación. Esto se debe a que los procesos que hay que seguir son largos, lentos y con intermediarios.

Las plataformas digitales han supuesto una revolución en los métodos de pago. Han sabido ofrecer pagos en línea y al momento. El teléfono inteligente se ha posicionado, gracias al exponencial desarrollo tecnológico asociado a él, como el canal más utilizado. Tanto es así que un estudio de Persistence Market Research afirma que los pagos móviles tendrán una tasa de crecimiento anual del 41,4% hasta el año 2026.

Con la llegada de esta nueva tecnología, las empresas han conseguido tener un manejo más productivo de su tesorería y alcanzar sistemas más sólidos y flexibles, tal y como indica BBVA en su blog. Además, han ganado en control, eficiencia y visibilidad. En este sentido, un buen ejemplo es la plataforma BilliB, que ofrece nuevas opciones en la gestión de pronto pago de facturas con las que no solo se favorece al empresario, sino que también al proveedor. Pero va más allá, los CFO pueden hacer uso de la tesorería digital, gracias al SCF que implementa dicha plataforma, como se explica en su web.

Debido a la capacidad que han tenido los avances, en los últimos años el abanico de posibilidades ha crecido exponencialmente. Tanto es así que el 75% de las 300 empresas españolas estaba colaborando con, al menos, una fintech en abril de 2018, según el informe del Observatorio Fintech de Finnovating.

Las nuevas alternativas que se encuentran en el mercado van desde los códigos de barras hasta las plataformas financieras digitales, pasando por los QR, SMS y el pago con móviles. De acuerdo con lo que explica Armando Reyna, asesor de Comunicación para BBVA, la demanda de nuevos métodos de pago no se verá mermada, ya que con la aprobación de la llamada ‘Ley Fintech’ se dará paso a una mayor oferta de servicios digitales, al mismo tiempo que se fomentará la alianza entre ellas.

A pesar del crecimiento de los métodos digitales, entre las opciones preferidas para las empresas aún se siguen encontrando algunos de los procesos más tradicionales. Entre los procedimientos más utilizados se encuentran las transferencias, la tarjeta de crédito, la tarjeta de débito y los pagos electrónicos. Según un estudio de WorldPay 2018, las tarjetas de crédito y débito acaparan el 50% de la intención de pago. El mismo estudio desvela que las transferencias se mantienen entre las tres primeras opciones de los consumidores.

Si hay algo que tienen en común los procesos de pago nombrados con anterioridad son las facilidades que suponen para el cliente. Mientras la transferencia ha eliminado las esperas con la nueva opción de “transferencia al instante”, las tarjetas de débito y de crédito ofrecen una inmediatez innata. No obstante, los pagos online no solo cuentan con las características citadas anteriormente, sino que también añaden la flexibilidad, seguridad y transparencia necesarias.

Uno de los métodos más habituales y que cuenta con mayores desventajas es la transferencia, ya que depende de las condiciones bancarias para imponer las comisiones que tendrán que pagar los clientes. Es más, pueden llegar a cobrar hasta un 0,4% del traspaso, así lo explica el portal ‘Actualidad Valdepeñas’. En cambio las transferencias digitales, basadas en dinero electrónico, tienen por el contrario un carácter gratuito.

No obstante, las desventajas y los problemas que puedan surgir irán disminuyendo conforme avance la tecnología y lleguen las innovaciones. Como explicaba la consulta de Analistas Financieros Internacionales (AFI) Verónica López Sabater en El País, se prevé un nuevo ambiente, el de la Banca Abierta, que está impulsado por la regulación y la innovación tecnológica.