No habrá paz en RTVE mientras Eladio Jareño siga siendo el número dos 

A Pedro Sánchez le costó sangre, sudor y lágrimas renovar RTVE, su primera medida estrella tomada desde Moncloa. Un decreto ley, ocho plenos, una disputa pública con Podemos, unas arduas negociaciones con el PDeCAT y varias guerras con la oposición acabaron finalmente con una moderada alegría tras el nombramiento como administradora única de Rosa María Mateo, que en apenas 48 horas restauró a profesionales defenestrados en la última etapa como Fran Llorente, Elena Sánchez, María Escario o Begoña Alegría, ostentadora del deseado cargo de jefa de informativos en sustitución de José Antonio Álvarez Gundín, que podría repetir el camino de vuelta a La Razón que ya ha tomado José Antonio Vera tras su caída en EFE.

La sorpresa en los nombramientos fue la decisión de mantener como director de TVE a Eladio Jareño, ex dircom del PP catalán, fallido candidato a presidente de RTVE a propuesta del PP y responsable directo de polémicos fichajes como Javier Cárdenas o Carlos Herrera. Esta noticia se ha contemplado de forma interna como un intento de Moncloa de acercar posturas con los populares y conseguir que Casado y compañía no pongan zancadillas al nuevo concurso para elegir al Consejo de Administración que relevará la etapa interina de Rosa María Mateo.

ARRECIA EL FUEGO AMIGO

Comisiones Obreras se ha despachado contra la decisión de mantener a Jareño y ha explicado en una nota de prensa que «nuestra lucha no ha sido para esto. Confirmar a Eladio Jareño, a salvo de que se den argumentos que hoy y no más lejos de hoy deberían explicarse, es ceder un espacio de gestión estratégico en RTVE al Partido Popular. Si lo que se ha pretendido (y estamos seguros de que así ha sido) es contentar al Partido Popular, para que no obstaculice el procedimiento del concurso, se tenía que haber encontrado otro gestor, cercano al PP si se quiere, pero nunca el impuesto por el Partido Popular». 

El Consejo de Informativos ha calificado a este directivo como «censor y manipulador», explicando que «sus antecedentes profesionales y partidistas le incapacitan para ser director de TVE, un cargo desde el que se debe velar por la independencia, pluralidad, rigurosidad y prestigio de los programas informativos de la principal cadena pública en España». El colectivo Mujeres RTVE también ha mostrado su enfado por esta controvertida decisión.

ANSON SE DESHACE EN ELOGIOS HACIA JOSÉ ANTONIO SÁNCHEZ

A Luis María Anson le duele la dureza con la que se ha despedido de la presidencia de RTVE a su pupilo José Antonio Sánchez. En El Cultural, el académico de la lengua dice que «José Antonio Sánchez es, antes que nada, uno de los periodistas grandes del último medio siglo. Su nombre figura entre los más destacados cronistas parlamentarios de la historia del periodismo español. Los diputados y los senadores se bebían sus artículos. Un elogio suyo, engrandecía; una crítica, producía desolación».

Parece un autorretrato, pero Anson continúa hablando de Sánchez, obviando por supuesto que su labor ecuánime cronista parlamentario queda al menos en entredicho por haber sido perceptor de los sobres que el Partido Popular repartía gracias a las mordidas: «El equilibrio, la mesura, el buen sentido, el elogio contenido, la crítica serena, la denuncia con coraje forman parte del gran periodismo. José Antonio Sánchez ha sido siempre un periodista independiente que ha puesto la información por encima de todo y, además, sabe elogiar al poder cuando el poder acierta, criticar al poder cuando el poder se equivoca y denunciar al poder cuando el poder abusa».

Anson no se conforma con exhibir su verbo florido, y en demasiadas ocasiones excesivo, en El Cultural. Porque demás utiliza su Canela Fina de El Mundo para advertir a Rosa María Mateo que no es época de levantar alfombras: «Es seguro que la nueva Administradora volcará su experiencia en mantener y mejorar la herencia recibida de Sánchez, en lugar de dedicarse, como hacen los partidos políticos, a criticar la obra del anterior. Los números cantan, las cifras son muy tozudas y los profesionales serios de la comunicación se las recordarán a Mateo si trata de desprestigiar a su antecesor y no se dedica en cuerpo y alma a lo que verdaderamente importa en la gestión de la televisión pública: atender a los espectadores y no a los que ocupan el poder».

Y en el mismo medio Álvarez Gundín, recién relevado como jefe de informativos, se duele ante cambios tan traumáticos: «Yo he sido un mero espectador en esta pugna entre las fuerzas políticas. Pero celebrar ocho plenos y recurrir a un decreto ley ha puesto en el foco menos deseable a TVE. La gente se ha escandalizado. Invocar la democracia, la limpieza y la regeneración utilizando un decreto ley y concentrando, cosa inédita, todos los poderes en una persona no sé si es lo más congruente. Eso a los ciudadanos les asombra y creo que hasta les escandaliza». Escandalizan también otros asuntos, pero como ven la guerra en RTVE no concluirá con un cambio de cromos, concesiones o concursos. Porque tanto la izquierda sindical como la derecha política no están conformes con la hoja de ruta marcada por Iván Redondo y llevada a cabo por Pedro Sánchez. Al menos por ahora…