El Mobile World Congress pende de un hilo sea cuando sea

La última edición del Mobile World Congress, que debía celebrarse en febrero de 2020, no se produjo. Tras intensas semanas de caídas y reproches en la sombra, la solución final fue cancelar la feria. La edición de 2021, prevista para marzo, acaba de sufrir un retraso oficial a finales de junio. La realidad del evento, pese al optimismo de la organización, es que su celebración de manera efectiva parece casi descartada.

Y esa es la clave del evento: la efectividad en organizar una feria que merezca la pena para las empresas, las entidades colaboradoras, la ciudad, los partner, anunciantes… según explican fuentes del sector a MERCA2, las estrategias comerciales de los operadores de telefonía, fabricantes de móvil, vehículos conectados, etc., empezarán a desarrollar sus estrategias sin tener en cuenta la celebración o no del MWC.

Eso ya es un mazado en sí mismo. Es decir, las compañías, que en ocasiones reservaban acciones comerciales o corporativas que presentarlas en Barcelona, llevarán su propia hoja de ruta. Por lo tanto, si el Mobile World Congress ya se había convertido en un evento descafeinado, para 2021 la tendencia sería peor.

Todo ello pese a la euforia que ha mostrado la organización cuando ha anunciado el retraso. El CEO de la GSMA, John Hoffman, ha dicho que la feria se llevará a cabo y todo saldrá genial. Pero sabe que no dice toda la verdad. Una de las intenciones del MWC es realizar un congreso híbrido, con acciones que se llevan presencialmente, y otras acciones de manera online. El problema es que la ecuación no cuadra para las grandes empresas.

UN MOBILE MÁS DESCAFEINADO, NO

Si finalmente se celebra en Barcelona el Mobile World Congress, que en principio está por ver -debido a los altos problemas sanitarios que presenta España-, el modelo de evento influirá en las propuestas de valor que hagan las compañías.

Empresas consultadas por este medio aseguran que la ejecución de una feria como el MWC requiere un esfuerzo inversor importante, y sobre todo de trabajo. En definitiva, un desarrollo muy costoso que, en caso de ser virtual, no reporta ningún tipo de valor añadido.

En este contexto, confiesan algunas compañías a MERCA2, las presentaciones de productos, estrategias corporativas o simples presentaciones, nunca se harían en el MWC, puesto que no tiene sentido competir -de manera virtual- con otras marcas, cuando se pueden hacer las cosas en eventos privados. Algo que hasta ahora no importaba, porque al menos tenían la atención de toda la prensa especializada.

LAS REALIDADES DEL MWC

Bajo este escenario, y pese al citado optimismo de la organización, la realidad es cruel para el MWC de Barcelona. El problema es que la fiesta está pagada y viene de un año suspendido. Además, hay un juego reputacional muy importante para la GSMA y el circo que se monta alrededor de esta feria. Pero Barcelona es España, como diría la presidenta de la Comunidad de Madrid, y eso es un hándicap.

Pese al retraso a junio, explican fuentes conocedoras de la organización, a principios de año debe saberse con certeza la posibilidad de poder realizar el evento. No a nivel sanitario -cuya incertidumbre persistirá durante varios años-, sino porque de llevarse a cabo, la preparación se debe hacer con meses de antelación. Por lo tanto, si en febrero no se sabe casi al 100% su futuro… algo no saldrá bien.

Raúl Masa
Raúl Masa
Ex Coordinador de redacción y redactor de empresas y economía; especializado en telecomunicaciones, tecnología y energía.