La Virgen: historia de la cerveza a la que se rindieron Budweiser y Corona

La industria cervecera se rinde ante las que menos facturan, las artesanas. Muchos pensaron que era una moda pasajera; pero se equivocaron. En Madrid se asienta una de las más conocidas, La Virgen, fundada por dos publicistas que han conseguido que hasta su abuela se una al movimiento craft y tome sus cervezas. MERCA2 ha entrevistado a Jaime Riesgo, su fundador y CEO. Así que aquí empieza la historia de la cerveza que fermentó en un armario y salió de él para enamorar a la mayor cervecera del mundo, la dueña de Budweiser y Corona (ABInbev).  

Hace unos diez años, la cultura craft enamoró a Riesgo y su pareja Ana (ahora directora general) en San Francisco (EEUU), donde trabajaban como publicistas. No se lo pensaron dos veces y se lanzaron en 2009 a hacer cerveza en su piso y, por curioso que parezca, “hacíamos la fermentación en un armario”, recuerda Jaime. Tras varios cursos y visitas a otras cerveceras, regresaron a España en 2010, en plena crisis, para poner en marcha La Virgen en 2011.

Jaime Riesgo Merca2.es
Jaime Riesgo, fundador y CEO de La Virgen.

Y los inicios no fueron nada fáciles. Antes de llegar a los lineales de Carrefour, Mercadona, Aldi o Alcampo o estar en gran parte de los bares de Madrid, los propios fundadores junto a un tercer compañero salían a la calle a buscar a sus consumidores. “Alquilamos una nave en un callejón perdido en Európolis (Las Rozas, Madrid). Por la mañana hacíamos cerveza y, por la tarde, abríamos el bar. Aquí no había nadie. Salíamos a la calle con posavasos e invitábamos a la gente a venir a probar”, afirma Jaime.

De esa nave alquilada pasaron a otra más grande que han ido ampliando hasta los 3.000 metros cuadrados. Su idea era muy sencilla: elaborar una cerveza artesanal solo a base de ingredientes naturales (agua, malta, lúpulo y levadura). Una cerveza sin aditivos ni estabilizantes de espuma, sin pasteurizar y embotellada cada semana (con un consumo preferente máximo de ocho meses). Por eso se define como “pura, viva y fresca”; de ahí su nombre: La Virgen.

Una década después, han pasado de tres a 115 empleados. Su fábrica se ha convertido en un lugar para quedar y tomar unas birras junto a una hamburguesa en su famoso Taproom. Y de producir casi para consumo propio han duplicado cifras en los últimos años: un millón de litros en 2018, dos millones para 2019 y el objetivo máximo de cuatro millones de cara a un futuro.

La Virgen taproom Merca2.es

De los depósitos de hasta 9.000 litros de esta fábrica salen 25 tipos diferentes de cervezas, tanto en envase de cristal como en lata. Desde las estacionales como la cerveza de castaña (lanzada hace unos días en esta temporada) pasando por Jamonera, 360º, IPA o Trigo Limpio hasta la más vendida (Lager). Aunque a Jaime, que además de CEO es también el maestro cervecero, le gusta realizar experimentos y lanzar ediciones limitadas, como la próxima que saldrá al mercado tras madurar en barricas de Bourbon.

LA VIRGEN NO PIERDE SU INDEPENDENCIA

El éxito de La Virgen no ha pasado desapercibido por las grandes cerveceras, incluso de fuera de nuestras fronteras. Por ello, en 2017 ABInbev –dueña de Budweiser o Corona (Coronita en España)– compró La Virgen; hecho que no su cambió su forma de trabajar. “El acuerdo nos da autonomía para hacer lo que queramos. No hemos perdido la independencia”, asegura el CEO de la compañía. Algo que les permite, por ejemplo, mantenerse al margen del acuerdo de Mahou con ABInbev para distribuir las marcas de esta compañía. Aunque no descartan entrar en un futuro.

La parte más importante de la alianza es tener el brazo inversor de una de las cerveceras más grandes del mundo para poder crecer. “Este año, hemos invertido más de dos millones de euros en la planta solo en mejoras”, cuenta Riesgo. Al final se trata de mantener un equilibrio entre inversión y la esencia de La Virgen.

“La gente ya no va a un bar a pedir una caña al igual que la gente no pide un vino; sino un Rioja”

Todo ello se traducirá en la cifra récord de 8 millones de euros de facturación con la que previsiblemente cerrarán este ejercicio, casi el doble que en 2017, cuando alcanzaron los cinco millones de euros. Su presencia en los bares también ha aumentado. “Un bar que hace cinco años gastaba una caja hoy consume cinco”, apunta.

CREAR CULTURA EN LOS BARES

La cerveza artesanal solo supone el 1% del mercado de la industria cervecera, pero está en plena explosión. Eso ha hecho que las grandes cerveceras traten de imitar sin suerte sus productos con sus propias versiones como, por ejemplo, Mahou Barrica. “Nuestra competencia son las variedades premium de las grandes cerveceras, aunque la diferencia de sabor es brutal”, señala Riesgo. Eso sí, a favor de las artesanas.

El éxito de las artesanas también se constata con otras compras. Tras la adquisición de La Virgen, Heineken compró el 51% de La Cibeles y Molson Coors se hizo con el 51% de la toledana La Sagra. Esta última competirá en Madrid con La Virgen en el sector hostelero con la apertura de dos bares (en Ponzano y en Goya). Aunque lejos mostrar preocupación por la llegada de un potencial rival, Jaime se alegra por otros emprendedores como él con los que poder “crear juntos cultura” en los bares.

Porque una de las cosas más importantes que ha creado este movimiento de cerveza artesana en España, una vez disipadas las dudas sobre una burbuja o moda pasajera, es cultura. “La gente ya no va a un bar a pedir una caña al igual que la gente no pide un vino, sino un Rioja. Eso mismo está pasando en la cerveza”, comenta. Por eso ahora es difícil definir un público objetivo. “Hasta mi abuela ha estado aquí tomando cervezas”, recuerda entre risas Riesgo.

Y casi tan asentada como las cervezas artesanas está la sostenibilidad en las empresas. En el caso de La Virgen, el grano tiene una segunda salida como pienso para animales (hasta 60 toneladas al mes) o la levadura para elaborar cosméticos. Y más a largo plazo, el objetivo es “poder producir nuestra propia energía con paneles solares”, asegura el fundador de la compañía.