Los jugadores se enfrentan a la ATP para cerrar la eterna crisis del tenis

El excesivo montante económico que perciben los tenistas en un Grand Slam invita a pensar que el tenis es uno de los deportes que más riqueza reparte. Y en parte lo es. Solo hace falta mirar a los cuatro ‘majors’ y vislumbrar cómo todos han incrementado la dotación económica (en el cuadro masculino y femenino). Una derrota a las primeras de cambio en un evento de este tipo le puede reportar a un tenista en torno a 50.000 euros. Una cantidad desorbitada de dinero, pero que sólo está al alcance de los privilegiados que rondan las mejores posiciones del ranking ATP.

La realidad en los eventos más humildes difiere mucho de la otra dimensión. En los Futures (la clase más baja de este deporte) hace un lustro los tenistas no podían sumar dinero ni con el trofeo bajo el brazo. Los ínfimos premios de antes (10.000 euros a repartir entre todos los jugadores) en muchas situaciones no sirven para cubrir el gasto. Si el evento se disputa fuera de España, los tenistas más modestos deben costearse el trayecto y el alojamiento. Y si no tienen consigo ningún patrocinador, también el material deportivo. A ello hay que sumar las cargas más costosas: el entrenador (algunos se ven forzados a renunciar) y el fisioterapeuta (impensable para la mayoría).

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En función del equipo con el que se cuente, una temporada le puede suponer a un tenista entre 150.000 y 300.000 euros, según Toni Colom, ex entrenador de Rafael Nadal y uno de los hombres que mejor conoce los entresijos de la base del tenis. De ahí que en los últimos años la Real Federación Española de Tenis (RFET) diera un giro e incrementara el premio de los Futures de 5.000 y 10.000 a 15.000 o 25.000 euros. De la mano de Miguel Díaz, presidente de la RFET, también se ha elevado el número de este tipo de torneos a 35 en nuestro país. Soluciones para facilitar esa transición de la etapa junior al profesionalismo.

LA CRISIS EXISTE EN LOS TORNEOS ATP

En el siguiente escalón se encuentran los Challengers, donde el reparto de dinero es algo más relevante. Pero dónde no se tolera lo que acontece en plena actualidad es en la cúspide, en la ATP. Actualmente existen tres categorías (250, 500 y Masters 1000). Dentro de esta rama también se encuentran tenistas que no pueden costearse la temporada. Los pocos abandonos que no se producen en los Futures pueden llegar más adelante. En total, un 90% tienen que renunciar por la elevada inversión que conlleva, como otros deportes de motor como el karting o el motociclismo.

Perder en una primera ronda de un ATP 250 puede reportar al tenista alrededor de 5.000 euros. Una buena garantía, pero insuficiente. Si el torneo está en la otra punta del planeta, sacar rentabilidad al trayecto es complicado. Esto al final lleva a una máxima difícil de creer, pero que es así: más allá del Top 100 los tenistas tienen complicado vivir de su vocación. Y mientras, los que se encuentran dentro de esta brecha acumulan unas ganancias para nada desdeñables.

Ese mal reparto económico en la ATP es lo que buscan solucionar ahora desde el Consejo de Jugadores. Más concretamente un hombre: Vasek Pospisil. Este tenista canadiense ha vivido todas las fases del tenis. Ha tenido una trayectoria de altibajos aunque ha sabido mantenerse mucho tiempo en el Top 100. Se ha embolsado 5,5 millones de euros a lo largo de su carrera, pero esta temporada apenas suma 180.000 euros (ubicado en el puesto 225 del mundo), una cantidad baja para un hombre que cuenta con un equipo importante detrás y que viaja continuamente para intentar subir otro escalón.

Pospisil, cansado de esta situación, busca que el dinero llegue a un sector más ‘pobre’ del tenis (hasta el Top 300). Para ello existen dos vías. La primera es que los organizadores recorten el premio al campeón e incrementen el montante entre el resto de participantes. La que promueve el canadiense, sin embargo, es que los eventos incrementen la dotación. Estos torneos tienen una serie de gastos (personal, jueces de silla, infraestructura), pero que a estos niveles cubren los patrocinadores y el propio dinero de las entradas.

Pospisil apuesta porque el torneo invierta más dinero en los jugadores. Según el canadiense, este tipo de eventos sólo reparte a los jugadores el 14% del dinero que generan. Una cantidad ínfima si se tiene en cuenta que ellos son los protagonistas que atraen a los espectadores y consigo los billetes. Esta iniciativa ha sido respaldada hasta el momento por 80 jugadores del circuito profesional (y crecerá en las próximas semanas). Pospisil ha obtenido el respaldo más importante, el de Novak Djokovic. El serbio, número uno del mundo, es actualmente el presidente del Consejo de Jugadores y ha estampado su firma en la petición. Desde luego, un primer paso para resolver un problema que sólo permite vivir a 100 tenistas en un deporte repleto de riqueza.

Alberto Puente
Alberto Puente
Licenciado en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Coordinador de actualidad en el Grupo MERCA2. Desarrollo de audiencias. Información económica de ámbito deportivo.