¿El Ibex en los 5.000 puntos? Keynes lo advirtió y lo peor está por llegar

El mazazo ha sido terrible. El Ibex perdió en una sola sesión más de 1.000 puntos (una caída del 14,06%) en la peor sesión de su historia. ¿Es la traca final? Probablemente no. ¿Cuál es el suelo del selectivo? Si estuviéramos en 2008, como advierten muchos, todavía podríamos ver al principal índice español peleando por no perder los 5.000 puntos. La caída actual es del 37% y por entonces fue del 52%. Afortunadamente, todavía no estamos en esa situación, aunque seguimos precipitándonos hacia ella con un actor imprescindible tambaleándose: la banca.

¿Qué nos hace pensar que no estamos en 2008? En primer lugar, el horizonte temporal de incertidumbre para los inversores está totalmente invertido. En la actualidad, el principal foco de incertidumbre es qué ocurrirá en los próximos meses, mientras que se da por hecho que dentro de seis meses o un año la cosa debería estar mejor. Hace una década, apenas se alcanzaba a atisbar la magnitud real de la catástrofe más que nada porque no estaban acotados los activos tóxicos. Nadie conocía su alcance o volumen. Ahora, la deuda de empresas petroleras, aerolíneas u hoteles (donde el golpe está siendo más virulento) apenas es un 15% del total.

También, la característica del choque es diferente. En el 2008, la contracción fue principalmente financiera, relacionada con el sector del crédito, mientras que ahora es sanitaria. En tercer lugar, los activos refugio se han mantenido estables sin grandes apreciaciones. Cuando los inversores entran en pánico y creen que se va acabar el mundo acuden en masa al dólar y al oro, para mantener el valor de su dinero. En la actualidad, ese efecto no ha ocurrido, lo que denota que todavía no hay miedo al fin de la civilización. Al fin y al cabo, la mortalidad del coronavirus es limitada.

LA BANCA TODAVÍA TIENE RECORRIDO A LA BAJA

Si bien es cierto que no hay dos crisis iguales, también lo es que todas, al final, desembocan en lo mismo: un shock de liquidez. La Teoría del Dinero de John Maynard Keynes mostró que en circunstancias de pánico existe una preferencia infinita por él. Hay que entender que las empresas, y por extensión la economía, sobrevive gracias al efectivo como masa monetaria (que paga nóminas, facturas, hipotecas y a su vez el consumo, el ahorro y la inversión que regenera el círculo). Pero, cuando el engranaje no funciona todo lo demás no puede funcionar por sí mismo. Eso es una crisis. Y el engranaje tiene nombre: el sistema bancario.

El gran reto ahora mismo es llevar efectivo a las empresas. En 2008, al ser una contracción predominantemente de crédito, procedente del sector financiero, ya venía con un shock de liquidez bajo el brazo. Pero, en la actualidad hay tiempo par actuar. Por ello, todo el mundo habla de implementar líneas de crédito a pymes y empresas pequeñas. Desde el Banco Central Europeo al Gobierno de España, pero las medidas parecen insuficientes. Más aún, cuando el único cauce real de efectivo hacía las pequeñas y medianas empresas (el 95% de todas en España) es la banca. Un sector débil, asediado por la regulación, con un capital insuficiente (muy por debajo de sus pares norteamericanos) y problemas en la rentabilidad acuciantes.

Por ello, Europa siempre lo hace peor que Estados Unidos. También por ello, España lo hace todavía peor, porque nuestro sistema bancario es débil, en 2008 directamente estaba quebrado, y el flujo de efectivo a las empresas es tan insuficiente como caro. Y parece que todavía queda margen para caer más. De hecho, la banca italiana (cuyo shock por el coronavirus está más avanzado) se ha hundido de media un 36%, mientras que las grandes entidades españolas registran una caída del 28%. Obviamente, eso pone en alerta al resto del Ibex, dado el peso del sector.

TEST DE EXTRÉS REALES

La colisión de la banca mundial en el crash del 2008 llevó a los reguladores a preparar una serie de exámenes para conocer la viabilidad de las entidades. Unas pruebas teóricas conocidas como test de estrés que intentaban adivinar si la banca nadaba o no desnuda. En los primeros años, fueron muy criticados porque no fueron capaces de prever quiebras como la de Banco Popular. Ahora, la banca está pasando por un examen real para conocer su capacidad y las conclusiones no son tan buenas.

En especial, para la banca pequeña de la que apenas están quedando ni los cimientos. Al final, el proceso de fusiones va a ser más bien de adquisiciones a precio de derribo. Banco Sabadell se ha derrumbado más de 56%, Bankia un 48%, Liberbank un 49% y Unicaja, que parece que ha encajado mejor el golpe, un 36% en lo que va de año. Entre los tres, apenas valen poco más de 7.000 millones en Bolsa desde los 20.000 que cotizan algunos años atrás. Aunque lo más preocupante es la entidad que preside Josep Oliu que en la actualidad tiene el mismo precio, algo más de 2.500 millones, que la que pago por TSB hace tan solo seis años. Al final, muchos estaban nadando desnudos y la marea todavía puede bajar más.

Al final, los próximos días son claves. Hasta la fecha, el movimiento de los mercados ha estado marcado por el miedo, que produce alteraciones tan rápidas como bruscas. Pero, si al final deriva en un problema crónico para la banca, crecen los impagos y se pone en duda su solvencia, de nuevo habrá shock de liquidez y se pasará del miedo pasajero a un mercado bajista en toda regla. En el que las ventas son continuas, para eliminar deuda, y el crecimiento nulo.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2