Iberdrola, Naturgy, consumidores… ¿Quién ganó con la liberalización?

Fue en diciembre de 1998, hace justo dos décadas, cuando se crearon las líneas maestras básicas del proceso de liberalización del sector eléctrico en España. Transcurridos veinte años cabe preguntarse qué luces y sombras han acompañado su caminar y, si en dicho recorrido, ha habido ganadores y perdedores. ¿Iberdrola, Naturgy, los consumidores…?

Los antecedentes de la liberalización se remontan a 1994, cuando se produce un primer boceto, y dos años después, Nemesio Fernández Cuesta, secretario de Estado de Energía, plantea la liberalización tanto en generación como en comercialización. Europa apretaba para que esta actividad económica intervenida por el Estado ‘viviera’ una mayor competencia.

“Valoro positivamente el funcionamiento del mercado mayorista de electricidad y critico que la liberalización no llegó a todos los lugares que tenía que haber llegado”, señala Juan Luis López Cardenete, profesor del IESE. Y añade: “Si la Comisión Nacional de la Energía (CNE) hubiera tenido la competencia que se transfirió a la CNMC, no hubiera habido déficit de tarifa”.

Dicho de otra manera, se hubieran evitado políticas perjudiciales que se han cometido y que dieron lugar a la burbuja de las renovables, o al incumplimiento de cosas que el Boletín Oficial del Estado (BOE) prometió.

IBERDROLA Y LOS QUE COPAN EL MERCADO

¿Ha aumentado la capacidad de elección del consumidor? “Se ha ganado en dicha capacidad pero aún estamos lejos de los niveles deseables. Las comercializadoras de referencia [Iberdrola, Naturgy…] aún siguen acaparando muchas competencias y cuota de mercado”, indica Juan Prieto, del departamento comercial de AEQ.

De hecho, según Informa, los cinco grandes grupos energéticos concentran la mayor parte de este mercado. Incluso su cuota ha aumentado en los últimos años. Las comercializadoras no dependientes de las cinco mayores compañías eléctricas reunieron el 25,6% de la energía suministrada en el mercado liberalizado de la electricidad en 2017, casi dos puntos porcentuales menos que en 2015.

“El coste minorista cada vez es más divergente por el uso abusivo de la generación de costes. Esto ha hecho que la percepción del consumidor sobre la liberalización sea confusa”, advierte el profesor del IESE.

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Paralelamente, el conocimiento de los clientes ha evolucionado mucho, al igual que los diferentes productos entre los que puede elegir. Es decir, que tiene a su disposición una mayor variedad de alternativas.

“Otro aspecto que ha beneficiado a los clientes es el incremento de competencia en el mercado, el cual podemos ver plasmado tanto en el número de comercializadoras sólidas y fiables que operan así como en la reducción de los márgenes de las ofertas que se les presentan”, sostiene Javier Díaz, responsable del área de Consultoría de Energía en Ayming.

Por ejemplo, la horquilla entre la oferta más económica y la más competitiva es mucho más reducida de lo que podía llegar a ser hace 20 años. “Esta podía superar en muchos procesos de negociación el 20%”, matiza Javier Díaz.

Pero el hecho de tener tantas posibilidades de elección hace que el consumidor se sienta confundido. “No sienten esa libertad y no saben cómo aprenderla”, se lamenta Juan Luis López Cardenete.

¿Se ha ganado en innovación y eficiencia? “Quien no gane en eficiencia, o quien no compre bien su materia prima, quedará desplazado. Hemos mejorado la calidad del suministro de forma extraordinaria. Los costes se han reducido de manera brutal”, manifiesta el profesor del IESE.

También se ha logrado una mayor transparencia en la fijación de precios. “Es un sistema muy complejo que puede hacer que sea percibido como opaco en determinadas ocasiones”, relata Juan Prieto. ¿Por qué? Porque lenguaje es tan intrincado y técnico que sólo los expertos saben navegar en ese mundo.

MARCO LEGISLATIVO INESTABLE

Otra de las señas de identidad de estas dos últimas décadas ha sido la falta de estabilidad en el mercado legislativo relativo al sector eléctrico. España apoyó de manera muy fuerte el despliegue de electricidad renovable, sobre todo a partir de 2004. El PP legisló y el PSOE la quitó. ¿Resultado? Burbuja. Luego llegó la fotovoltaica y la termosolar.

“Se les prometieron cosas que no debieron hacerse porque eran inasumibles. No supieron ajustar ni se respetó el principio de rentabilidad tecnológica”, mantiene Juan Luis López Cardenete. Esa inestabilidad regulatoria para esos inversores trajo consigo recortes. “Se generó un volumen de déficit que quebraba el sistema”, añade. Además, se ‘premió’ a las compañías eléctricas (Iberdrola, Endesa…) con los denominados como Costes de Transición a la Competencia.

En el otro lado de la balanza, se ha incentivado una mayor eficiencia de costes de las compañías eléctricas, se han utilizado mejor los recursos disponibles, y la competencia en el mercado mayorista ha alcanzado cotas deseables. “La competencia cada vez es más alta aunque sería deseable que fuera aumentando”, indica López Cardenete. Y Juan Prieto apostilla: “Aún se debe continuar el proceso de liberalización hacia un mercado más competido lo que redundará en un beneficio para toda la sociedad en su conjunto”.

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La pregunta que se hace el ciudadano de a pie es por qué no se ha abaratado la factura. En el importe final que pagamos en nuestra factura de la luz, la parte que abonamos a la comercializadora es poco significativa porcentualmente. “En la parte de comercialización sí se ha producido abaratamiento gracias a la competencia y la irrupción de agentes independientes en el mercado”, sostiene Juan Prieto.

Y el responsable del área de Consultoría de Energía en Ayming puntualiza: “Si bien la cuota de mercado que han podido ‘arrebatarle’ a las comercializadoras tradicionales es relativamente limitada, considero que han sido un motor en dicha liberalización, obligando, en el mejor sentido de la palabra, a las grandes eléctricas a ajustar sus niveles de precio para retener a muchos de los clientes de sus carteras”.

Esa percepción que tiene el ciudadano se debe a que, el grueso que abona, se destina al coste de la energía en el mercado mayorista, a costes regulados y a impuestos. El 40% de la factura proviene del BOE. El coste mayorista ha sido más barato que el resto de Europa.

“Para que se produjera un abaratamiento significativo habría que revisar qué conceptos son los que realmente han de trasladarse a los consumidores en su factura desde los organismos competentes”, propone el representante de AEQ.

¿Y el futuro? “El consumidor no ha sido al menos uno de los perdedores de esta liberalización. Creo que aún tenemos mucho camino por recorrer y grandes asignaturas pendientes por afrontar, como la adaptación de los mecanismos de fijación de precio en el mercado diario a la realidad de nuestro mix de generación”, apunta Javier Díaz.

También quedaría por concretar un debate sobre la transición energética para el transporte y un Pacto de Estado de la Energía que ofreciera un marco regulatorio estable tanto para los consumidores como para Iberdrola, Naturgy o Endesa, sin olvidar la vertiente tecno industrial y la geopolítica.