Historia de un engaño: así negoció Duro Felguera con la banca

Duro Felguera se encuentra en una débil situación financiera que arrastra desde el período 2011-2017, los seis años en lo que estuvo al frente Ángel del Valle como presidente de la compañía. Su mala gestión llevó a la banca a lanzar un ultimátum: refinanciar la deuda a cambio de que Del Valle abandone la empresa.

Tras la salida del entonces presidente, un nuevo equipo directivo lucha desde hace poco más de un año por remontar la compañía y no acabar en concurso de acreedores, pero es la pescadilla que se muerde la cola. Por una parte, viven una crisis de confianza del mercado con la que no logran cerrar nuevos contratos y sin ellos, la empresa muere.

Además, les sobra personal y podrían tener que hacer nuevos ajustes. Como los que les llevaron a cerrar la oficina de Madrid, una sede en la que trabajaban más de 200 personas. Y paralelamente está la falta de avales de sus bancos acreedores. Unos avales que prometieron cuando la compañía negoció su deuda.

¿CÓMO EMPEZÓ TODO?

La mala gestión del antiguo equipo directivo, sobre todo del anterior presidente de la compañía, se unió a una crisis del sector. Otras empresas como Abengoa o Iisolux empezaron a asumir unos riesgos que no controlaban en un sector cada vez más competitivo.

Para la ingeniería asturiana las cosas empezaron a complicarse en 2016, tal y como se reflejó en los resultados anuales presentados en 2017 cuando anunciaron un EBITDA negativo de 173 millones. Según se ve en sus cuentas, Duro Felguera seguía pidiendo dinero a los bancos, cuando ya les debía 323 millones de los 343 que tenía en total de deuda.

Paradójicamente, la empresa repartió durante esos años importantes dividendos. Por lo que el presidente y otros muchos accionistas se favorecieron de ello. Entre 2012 y 2015, repartió 172,8 millones, pero a la vez multiplicó por tres su nivel de deuda. Pasando de 108 a 335 millones.

Cuando explota la situación en 2017, los bancos empiezan a negociar una reestructuración que se firma en julio del 2018. En el acuerdo, la banca acreedora (Santander, CaixaBank, Sabadell, Bankia, BBVA, Liberbank y Banco Cooperativo) hace una quita de 233 millones, pero exigen a la compañía que haga una ampliación de capital y que Del Valle se marche de la presidencia.

Pese a que Duro Felguera había pedido una quita de la deuda del 100%, el entonces presidente se contentó con 85 millones a cambio de 100 millones de avales.

Tal y como estaba pactado, Del Valle se marchó y la asturiana hizo una ampliación de capital de 125 millones. El nuevo equipo directivo, con Acacio Rodríguez al frente de la empresa como presidente atrajo inversores para ello. También se quedaron con los 85 millones de deuda. Sin embargo, los avales nunca llegaron.

Actualmente, dos años más tarde, hay una de las dos partes que sigue sin cumplir el acuerdo, la banca. Aunque tiene sus razones. En un principio estaban de acuerdo en conceder nuevos avales para que siguieran desarrollando proyectos, pero exigen un plan de negocio que no han reportado aún. Con todo, fuentes del sector creen que lo mejor para la compañía hubiera sido tener el 100% de quita, aunque no le hubieran dado avales.

LA ALTERNATIVA

La negociación con la banca sigue bloqueada, sobre todo desde que Duro Felguera planteara una alternativa que no les gustó mucho. La de capitalizar los 85 millones que quedan, a cambio de no obtener avales.

La idea de la asturiana es conseguirlos de otros bancos. Pero actualmente no lo logra porque en teoría los tiene apalabrados con sus acreedores. De manera que este último ejercicio ha logrado algún contrato sin avales o contratos más pequeños.

Lo curioso es cómo (a pesar de la mala gestión de Del Valle) los bancos seguían dando dinero a la empresa. La banca se iba beneficiado de la situación porque mientras refinanciaban no les contaba como impago y por lo tanto no tenían que aprovisionar más dinero. Así salvaban sus beneficios. Por otro lado, los intereses exigidos eran cada vez mayores. Hasta el punto de que justo antes de la refinanciación estaban pagando unos intereses del 14%, según sus cuentas.

Ahora, los bancos están tranquilos porque el riesgo no ha incrementado, además no les están dando avales y cada vez devuelven más. Además, si finalmente Duro Felguera entrara en concurso de acreedores, ellos ya tienen los 85 millones de euros aprovisionados.

NUEVO EQUIPO

Acacio Rodríguez llegó a la presidencia de Duro Felguera en noviembre de 2017, compaginando su cargo con el de consejero delegado hasta diciembre de 2018, cuando José María Orihuela asumió el de CEO.

Es aquí cuando el nuevo equipo revisa sus proyectos y descubre un déficit de 40 millones de euros que comunica en las cuentas de septiembre de 2018. Esto ocurre apenas unos meses después de la ampliación de capital, por lo que surge un nuevo clamor por cambiar el equipo directivo.

Y así lo hicieron, de nuevo. Entre ellos, el del entonces director financiero José Carlos Cuevas. La idea de la compañía era dar salida a todos los que trabajaron antes de la ampliación de capital y vivieron de cerca la mala gestión de Del Valle. Tras esto hubo una nueva revisión de la deuda y detectaron otros 110 millones más. En total reportaron 150 millones a final de año. Y a partir de ahí empiezan a trabajar.

UN AÑO DE ÉXITOS

Con el equipo totalmente reformado, empezaron a hacer un saneamiento de balance, revisaron proyectos, pusieron arbitrajes, reclamaron deudas y se pusieron a renegociar todos los proyectos. Ese ha sido el trabajo de 2019, según explican fuentes de la compañía.

Además de un nuevo plan estratégico y una diversificación de negocios que consideran imprescindibles. Las áreas en la que traban se centran en la obtención de avales, la refinanciación de la deuda (aplazarla más) optimizar la tesorería heredada de la ampliación de capital y reestructurar capital.

Pero sobre todo, su 2020 pasa por recuperar la confianza del mercado y en concreto, la contratación en España.