El marketing de influencers afianza la oferta de lujo de Airbnb

Airbnb ha encontrado en el marketing de influencers la clave para impulsar Airbnb Luxe, su servicio de alquileres de lujo. La startup ofrece a las estrellas disfrutar de sus propiedades más ostentosas a coste cero a cambio de que cuenten su experiencia mediante la red social Instagram.

La nueva forma de marketing ha supuesto una doble rentabilidad para la empresa estadounidense. Por una parte, han ganado en promoción, ya que cada publicación de estos clientes vips tiene una transcendencia mundial. Por otro lado, se ha establecido como otra fuente de ingresos. Esta innovadora técnica es una industria de más de seis mil millones de dólares, casi 5.500 millones de euros. No parece que su valor sea desorbitado si cada post puede alcanzar el millón de dólares, cerca de los 908 mil euros si cruzamos el charco

La idea surgió de la necesidad de Airbnb por conseguir patrocinadores. La compañía, que no contaba con el músculo económico necesario para obtenerlos de forma convencional, se dio a conocer en el círculo más exclusivo a través ’del boca a boca’ y prestando sus propiedades. Todo ello fue posible por Jeff Beacher, el expropietario de un club nocturno de Las Vegas, que engendró las relaciones a través de su local. 

El respetado dueño del local de la cuidad de Nevada consiguió hacer de él una referencia gracias a la publicidad de las fiestas que organizaba. Todas estas impresiones llegaron a oídos de multitud de celebrities que utilizaron las instalaciones como sala de reuniones. Para Beacher la piedra angular de la promoción y publicidad reside en la discreción sobre el acuerdo, es decir, que no se revelen ninguna de las partes, manteniéndose detrás de la escena.

Este programa de marketing ya era efectivo mucho antes de que la empresa emergente lo pusiera en marcha. Jonathan Mildenhall, el que fue director de marketing de Airbnb en ese momento, declaró que «cuando Airbnb comenzó a trabajar con celebridades, las pautas no estaban claramente establecidas». “Trabajamos estrechamente con la FTC (Federal Trade Comission, por sus siglas en inglés) para desarrollar nuestro enfoque, de modo que las publicaciones hicieran referencia clara a que Airbnb había regalado la casa durante la duración de la estancia». «Esta es ahora una práctica común para todos los avales de celebridades «, agregó. 

La entidad ha defendido que tomó todas y cada una de las medidas pertinentes para no entrar en conflicto con la FTC, quien se encarga de prevenir las prácticas comerciales fraudulentas, engañosas y desleales. «Nos adherimos a las pautas de la FTC al incorporarlas en nuestros compromisos con estas personas», declararon trabajadores de la empresa.   

Mariah Carey fue la primera en recibir este trato vip tras ella 65 celebridades más han disfrutado de ello, entre los que se incluyen Justin Bieber, Lady Gaga o Beyoncé. La compañía, ante toda la rumorología que se formó en torno a la relación con estos usuarios, ha sido tagante. “Como empresa de hospitalidad que acepta el hosting, trabajamos con una serie de celebridades y personalidades públicas y, a menudo, pagamos la cuenta”, informaron fuentes cercanas a Bloomberg.

LOS FAMOSOS OBTIENEN RENTABILIDADES CON AIRBNB

Existe una relación cruzada de intereses de la que se benefician tanto la aplicación como los los famosos.  Las estrellas anuncian aquellas casas que no utilizan habitualmente para poder rentabilizarlas y, de esta manera, publicitan a la plataforma indirectamente, dotándola de un catálogo todavía más exclusivo. Como es el caso de Andrés Iniesta que publicita su casa del campo en sus bodegas de La Mancha por 120 euros la noche. Otro ejemplo es el de Leticia Sabater, que hace lo propio con su domicilio de Madrid, pero algo más caro, por 300 euros la noche, informó el diario ABC. 

En este acuerdo todos ganan, pero sobre todo Hollywood. Es significativo que Julie Andrews, la actriz ganadora de un Oscar, es la propietaria de uno de los inmuebles más buscados y ocupados, la Rubber House, (casa de goma). La nortemericana no es la única estrella de la alfombra roja que hace uso de ella. Denzel Washington también alquila su mansión de Malibú.