Las verdaderas diferencias que hay entre la empresa tradicional y la digital

Está claro que, hoy en día, es fácil diferenciar una empresa tradicional de una digital. Lo que hace a estos dos modelos fácilmente reconocibles es el lugar en el que se sustenta su núcleo. Mientras que la empresa tradicional se posiciona a pie de calle, las digitales llevan a cabo sus acciones en la red, con todas las posibilidades que esto ofrece. Pero la utilización de Internet para manejar ambos negocios es solo la punta del iceberg, ya que las diferencias entre estas empresas alcanzan, incluso, a la forma de financiación que manejan.

Hay que tener en cuenta que el hecho de que una empresa surja en el ámbito tradicional no implica que sea estática. Es más, el cambio y los avances tecnológicos son constantes, por lo que muchas empresas que un día se catalogaron como tradicionales, en estos momentos se encuentran en plena transición hacia el modelo digital. Tanto es así que una de cada tres empresas españolas afirma estar preparada para iniciarse en dicha transformación, según un análisis de la agencia Comunica web.

Este mismo estudio muestra que entre el 80-90% de las empresas afirman que el cambio digital al que se van a someter será grande. Esto se debe a que para seguir evolucionando en el mercado es necesario ir a la par de las innovaciones tecnológicas para hacerse con las mejoras que estas traen. Las hay en ámbitos tan importantes como los procesos, los puntos de contacto, la organización y la información. Hacen que los directivos no puedan quedarse estancados en métodos convencionales si quieren seguir aumentando el alcance de su empresa.

De esta forma, la primera diferencia que hay que tener en cuenta es cómo se utiliza Internet en ambos modelos. Una empresa tradicional únicamente usa la red para intentar llegar a los clientes. En cambio, la digitalización permite recolectar todo tipo de información, fortalecer la fidelización de los clientes y que los procesos internos se manejen desde la plataforma online. Lo mismo sucede con los puntos de contacto, los negocios convencionales necesitan la presencia de intermediarios para poner en contacto a unos y otros, mientras que de forma online se tiene la facilidad de acceder a todos los productos y servicios que se encuentren registrados.

No hay que olvidar que la organización también puede ser un elemento diferencial entre los dos tipos de empresas. La nueva forma de organización es más ágil y cuenta con todas las ventajas de la innovación. Por lo tanto, la jerarquía de los negocios tradicionales desaparece, dando paso al modelo tipo “red”. En cuanto a la información hay que decir que es una de las características más importantes. Mientras que las empresas digitales utilizan la información para conocer a fondo a sus clientes, las empresas tradicionales hacen un uso limitado de esta. Para las nuevas compañías, tener información de sus clientes les permite ofrecer unos servicios más personalizados, así se explica en el informe del Plan Digital 2020 de la CEOE.

Y por último, la financiación. No solo es diferente la forma en que se lleva a cabo, sino que también han cambiado los productos que se pueden obtener de una empresa a otra. Mientras la financiación tradicional se lleva a cabo a través de los bancos, las nuevas tecnologías han propiciado la creación de diferentes plataformas financieras que se adaptan al nuevo entorno.

Con la aparición de las fintech, en algunos productos, se eliminó la contratación de servicios adicionales y la consumición de CIRBE. Un ejemplo es el portal MytripleA, en el que además las amortizaciones serán gratuitas, ágiles y transparentes.

De la misma forma, la revolución “tech”, ha ido evolucionando los productos que se le ofrecen a los directivos. Uno de los productos bancarios tradicionales más conocidos es el confirming con el que los proveedores aseguraban sus cobros. La solución SCF (Supply Chain Finance) que ofrece BilliB utiliza las nuevas tecnologías para ofrecer la anticipación de los pagos de factura a cambio de una aminoración del importe de las facturas y su pago mediante el uso de dinero electrónico o incluso financiarlo (con los productos propios previamente integrados).

Este producto permite una conectividad B2B total entre los dos actores, que podrán gestionar un descuento por pronto pago de una forma totalmente digital y dinámica. Por lo tanto, este tipo de elementos suponen una flexibilidad para los clientes, algo de lo que carecen los  instrumentos tradicionales.

A pesar de que las fintech son una de las mejores opciones para el panorama financiero, su futuro no solo se basa en la innovación de los servicios, sino que también en la relación que mantengan con la banca tradicional. Como explica el Observatorio Retina, la aparición de las fintech ha provocado que la banca tenga que abrir sus servicios a terceros, siempre que sus clientes lo permitan.

Es por todo esto que Marta Plana, presidenta del Foro Fintech, pronostica que en este 2019 se producirán grandes avances para estas plataformas financieras digitales en “el pago por móvil y el uso de blockchain”. También recuerda que los avances en regulación se encuentran pendientes de la aprobación del Consejo de Ministros. En este proceso se encuentra el sandbox regulatorio, que permite a las fintech adaptarse a las muchas normas y requisitos del sector financiero.

Así, se pueden ver las diferencias claras que hay entre el método tradicional y el digital pero sin olvidar que la clave del avance se encuentra en la cooperación. Tanto es así que Marta Plana habla de un nuevo término ‘coo-petición’, la unión de dos palabras muy diferentes entre sí. Por un lado, cooperación y, por otro, competición.